Los galardonados con el Príncipe de Asturias reivindican el valor del oficio
Antonio Muñoz Molina, Leibovitz y Haneke defienden el papel de la cultura
La capital del Principado de Asturias, Oviedo, ha celebrado este viernes la trigésimo tercera ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias, en la que la crisis y sus consecuencias han marcado esta edición tanto en la calle, donde se han concentrado cientos de manifestantes, como en los discursos del Príncipe de Asturias, el escritor Antonio Muñoz Molina y la socióloga Saskia Sassen.
Muñoz Molina, un gran crítico con su tiempo
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El escritor Antonio Muñoz Molina ha lamentado el "desaliento" que genera en el oficio de escribir vivir tiempos de incertidumbre "tan amargos" como los actuales, en un país "asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia".
En la intervención con la que tradicionalmente el galardonado con el premio de las Letras interviene en nombre del resto de premiados, Muñoz Molina ha considerado "casi frívolo" divagar sobre la falta de correspondencia entre el mérito y el éxito en literatura "en un mundo donde los que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más pudientes aumentan obscenamente sus beneficios".
"Es difícil hablar de la perseverancia y el gusto del trabajo en un país en el que tantos millones de personas carecen angustiosamente de él", ha añadido tras lamentar que España se haya convertido en un país "donde la rectitud y la tarea bien hecha tantas veces cuentan menos que la trampa o la conexión clientelar".
Leibovitz defiende el poder de la fotografía
La fotógrafa estadounidense, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2013, ha reivindicado el "poder increíble" de la fotografía durante su discurso en la gala de entrega de los galardones celebrada este viernes en el Teatro Campoamor. "La imagen es cada vez más relevante y tiene más fuerza en nuestras vidas que nunca", ha sentenciado. Leibovitz, que lleva 45 años dedicándose profesionalmente a la fotografía, ha asegurado que este arte representa para ella "la vida misma" porque con una cámara se puede mostrar lo que fascina o se ama y aprecia, las dificultades y desdichas que traicionan a los seres humanos o los momentos fugaces.
"Una fotografía posibilita que recordemos, por ejemplo, esa estampa increíble que nos fascina cuando la vemos y que luego desaparece de nuestra visión", ha señalado esta reconocida fotógrafa antes de advertir de que esta disciplina "siempre ha tenido ese increíble poder para detener y retener el presente, antes de que desaparezca en el pasado".Ha cuestionado a quienes dicen que la fotografía no es una actividad seria o no es arte, o a quienes dicen que ha muerto en el tiempo de los teléfonos móviles con cámara, internet y la televisión porque no tienen en cuenta que la fotografía "se inventó precisamente para que cualquier persona pudiera crear una imagen". "El poder de la fotografía es el poder de compartir nuestras experiencias con otras personas, al margen de las diferencias temporales, geográficas, de educación y de creencias", ha señalado esta comunicadora que ha reconocido que para ella, desde su faceta de reportera o de retratista, "la fotografía siempre ha sido lo primero para ella", porque es lo que ama.
Haneke y la autonomía del espectador
El director, guionista y dramaturgo austríaco Michael Haneke ha advertido de que la capacidad de diálogo es y tiene que ser una característica indispensable de la producción artística y que el respeto a la autonomía del espectador tiene que prevalecer frente a los intentos de manipulación. "Demasiadas veces el cine ha traicionado esa regla básica interhumana, que precisamente es también una regla básica de la producción artística. La manipulación sirve para muchos fines, no sólo políticos atontando a la gente uno se puede hacer rico", ha subrayado.
Tras afirmar que todo el mundo conoce el efecto que producen los cuadros de un tamaño sobrenatural en la gente, el cineasta austríaco ha señalado que también radica ahí la fuerza del cine y su peligro. En su opinión, ninguna otra forma artística al margen del cine es capaz de "convertir al receptor en la víctima manipulada de su creador" como esta disciplina. Tras señalar que ese poder requiere de una responsabilidad por parte del creador que no siempre se asume, Haneke ha recordado que el cine es la categoría artística más joven y que, como tal, espera "que tenga sus mejores tiempos aún por delante".
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