El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra ha declarado que el cierre de RTVV se debe a que su situación actual es «inasumible». No le falta razón, el ente público valenciano carga con una deuda de 1.096 millones de euros -según la sentencia del TSJV- generada, en buena medida, por una penosa gestión basada en el aumento de plantilla, del gasto en producción externa y en derechos deportivos. RTVV nació en 1989 cuando presidía la comunidad el socialista Joan Lerma. En 1995, el nuevo gobierno del PP de Eduardo Zaplana tomaba las riendas de un ente público audiovisual cuya deuda era de 32 millones de euros, (poco más de 5.300 millones de pesetas), con 653 trabajadores y un 18,5% de cuota de pantalla. Datos todos estos según los informes de la Sindicatura de Cuentas, el órgano encargado del control externo económico y presupuestario de las actividades de la Generalitat. Zaplana llegaba a la presidencia con la intención de cargarse RTVV, al menos como radiotelevisión pública ya que, según declaró en una entrevista a ABC: «Quiero privatizarla en cuanto se apruebe la ley correspondiente». En 2002, el todavía president consideraba que se estaban dando las condiciones para comenzar una cesión de la gestión de RTVV a manos privadas. Con la llegada del PP al gobierno valenciano comenzaría un aumento considerable del número de trabajadores de la corporación. Hasta tal punto que cinco años después, en 2000, el gasto de personal se había doblado: 50 millones de euros cuando en 1995 era de unos 24. En 2009, el coste de las nóminas de los trabajadores ascendía a 81,3 millones de euros. En la actualidad, los 1695 trabajadores del RTVV suponen un gasto de unos 72 millones de euros. Cabe reseñar que las dos cadenas más vistas de España, Telecinco y Antena 3 juntan entre ambas pocos trabajadores más que RTVV ya que Telecinco supera por poco los 1.000 trabajadores y Antena 3 tiene cerca de 800 contratados. Desde algunas organizaciones sindicales y desde la oposición socialista se apuntaba a que, con la llegada del nuevo gobierno del PP en 1995 se comenzó a contratar gente más afín al ideario popular mientras que a los trabajadores que hasta entonces formaban parte de RTVV se les redistribuía en otros medios del ente y en tareas de menor importancia. José Ignacio Pastor fue vicepresidente de RTVV, a propuesta socialista, de 2003 a 2011. En unas declaraciones al diario El País, Pastor afirmaba que al llegar Zaplana «A los periodistas que consideraron rojillos los pasaron a Punt 2 y empezaron a contratar personas afines al PP, trabajadores a los que luego se regularizó con oposiciones a medida». Zaplana declaró en 1995 en ABC que «la televisión es el último bastión en el que están resistiendo los socialistas». Tras la marcha de Zaplana en 2002 y la llegada de Camps, se continuó con el aumento de plantilla y del consiguiente gasto en personal. En este caso, los hay que aseguran que Camps no quería que RTVV estuviera controlada por afines a Zaplana por lo que se continuó contratando gente. Una plantilla amplia y mal utilizada Así, al mismo tiempo que la plantilla crecía y crecía, el gasto en producción externa se incrementaba. Es decir, en RTVV trabajaba más gente y cada vez se compraban más productos realizados por productoras y empresas externas en lugar de apostar por la producción propia. El gasto en producción externa fue, en 2006, de 57 millones de euros. En 2007, de 52 millones; en 2008, 54 millones. A este gasto habría que sumarle el incremento progresivo de gasto en personal, ya comentado. La mala gestión, que ya dejan entrever estos números, se evidencia mejor si tenemos en cuenta el descenso en ingresos de RTVV. El ente público ingresaba en 2009 unos 45 millones de euros en concepto de publicidad y venta de derechos de emisión. En 2010 esos ingresos cayeron casi un 50%, hasta los 23 millones de euros. En 2011, los ingresos por publicidad y derechos de emisión de RTVV eran de 17, 5 millones de euros. Con esa brecha tan grande entre gastos e ingresos es consecuencia lógica la deriva de la deuda del ente público valenciano que en 1995 era de 32 millones de euros con un saldo negativo en ese ejercicio de 16 millones de euros. En los años siguientes, 1996 y 1997, el déficit fue de unos 28 millones de euros en cada ejercicio. 1998 dejó en RTVV pérdidas por un montante de 47 millones de euros y 1999 elevó las pérdidas anuales hasta los 69 millones de euros. RTVV, con el beneplácito del gobierno regional, aumentaba cada año su deuda y el déficit anual. Cada año la brecha entre lo ingresado y lo gastado crecía y nadie cambiaba nada. En 2007, RTVV tuvo unas pérdidas de 206 millones de euros. 211 millones de euros fueron las pérdidas que generó RTVV en 2008. Esto no hacía cambiar de modelo ni de rumbo a la corporación que en 2009 cosechó unas pérdidas de 278 millones. Los derechos deportivos, un agujero negro Otra de las cosas que cambiaron en la gestión de RTVV con la llegada del PP al gobierno valenciano fue el gasto del ente público en derechos de emisión deportivos. Hasta 1995 el gasto en este apartado era de unos 11 millones de euros anuales. En 1995, la nueva administración de RTVV decidió no sólo hacerse con los derechos de retransmisión de la Liga, sino también firmar contratos privados con equipos valencianos. El Sindic de Comptes entendía que Canal 9 se extralimitaba al llevar a cabo estos contratos pues entendía que su función debía ser la de retransmitir sus partidos y no la de gestionar sus derechos de imagen. RTVV firmó contratos con el Valencia por valor de 30 millones de euros, con el Villarreal por 25 millones y con el Levante por 12. De 2003 a 2010,RTVV gastó 459 millones de euros en derechos de Valencia, Villarreal y Levante. En estos años de gobierno de Camps, RTVV obtuvo por la gestión de estos derechos 224 millones, con lo que el saldo negativo fue de 234 millones de euros. En 1997 el gasto en derechos deportivos ya era de 31 millones de euros -triplicaba la cifra de dos años antes-. En 2001 ascendió hasta 46 millones. En 2007, RTVV destinó a derechos deportivos 81 millones de euros. La crisis y el deterioro de las cuentas de la corporación obligaron entonces a reducir el gasto en este apartado. En 2010, se destinaron 24 millones de euros. Sólo la compra de derechos de emisión de la Fórmula 1 para las temporadas 2010-2013 supuso un desembolso de 22 millones de euros. Es evidente que por este camino, como sostiene el presidente Fabra, ni RTVV ni ningún medio en el mundo sería viable. Pero también resulta chocante que el presidente no eche la vista atrás y reflexione sobre la gestión de este medio exigiendo responsabilidades pertinentes. Por el contrario, ha descartado dimisiones políticas puesto que, según ha comentado, el gobierno regional «lo ha hecho lo mejor posible». ¿En serio?