Los improperios del alcalde de Londres
Boris Johnson afirma que la desigualdad económica "es esencial para el espíritu de la envidia"

El alcalde de Londres, Boris Johnson, durante una rueda de prensa (Imagen de archivo)(EFE)

Boris Johnson, conservador poco ortodoxo, con discursos llenos de chistes, chanzas y meteduras de pata, se perfila como rival de Cameron dentro de su propio partido. Su último exabrupto ha sido llamar tontos a un 16% de los británicos.
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Este hombre albino, por el que nadie apostaba hace unos años siendo un personaje desconocido dentro de la olla conservadora, ha tardado apenas siete en situarse en el foco del disparadero mediático y político. Es irreverente y maleducado en ocasiones. La última hace dos días cuando hablando de la recuperación económica y la crisis soltó esta prenda sobre la imposibilidad de que haya igualdad económica: "sea lo que sea lo que piensen sobre los test de inteligencia, seguro que es importante para una conversación sobre igualdad saber que el 16% de nuestra especie, tiene un coeficiente intelectual por debajo del 85 y un 2% por encima de 130" argumentando que la desigualdad económica es útil porque provoca que las personas trabajen con más tesón "no creo que la igualdad económica sea posible. De hecho, algo de desigualdad es esencial para el espíritu de la envidia, y es un estímulo valioso para la actividad económica" asegura.
Salvaguardando el discurso de potenciar a los que hacen dinero, Johnson se posiciona a favor de adoptar medidas para garantizar que las personas con talento procedentes de entornos menos adinerados puedan llegar a la cima, defendiendo que los niños más pobres tengan subvencionadas las plazas en centros privados de enseñanza.
El Botella londinense
Nacido en Nueva York, con pasados alemanes, turcos, judíos, musulmanes y cristianos, y siempre polémico, es uno de los pocos políticos británicos que es conocido por su nombre de pila a secas o por su mote popular Bojo.
Es amado y odiado por igual, y profesa un amor desatado por los clásicos latinos, fue periodista y editor de 'The Spectator' hasta que en el 2001 dio el salto a la política. Trabajó con Cameron en la oposición encargándose de la educación. Está muy lejos del prototipo de político británico, recto y serio en sus formas, Johson es polémico, deslenguado, torpe.
Ostenta una de las mayores tasas de popularidad de toda la política británica y aunque él lo niega, muchos dan por hecho que se postulará a la jefatura del ejecutivo. Muchos creen que el éxito en la organización de los JJOO ha sido suyo, el que no se beba en el transporte público, en fomentar el uso de la bici.
Sus meteduras de pata
En los diez años que lleva en la política, le han descubierto en varias infidelidades, incluido un 'affair' con una periodista a la que dejó embarazada y luego abortó. Para conocer su carácter es imprescindible ver esta entrevista con Andrew Marr de la BBC.
Ha atacado a la comunidad islámica negra y homosexual, diciendo que si el matrimonio gay se aprobaba también tendría que aprobarse la unión entre un hombre y un perro o entre tres mujeres. Se inventó citas históricas cuando escribía para 'The Times', lo que provocó su inmediato despido.
También se ha distanciado de su partido apoyando al presidente Obama o la legalización de la marihuana con fines terapéuticos.
Sobre sus aspiraciones políticas dice : "Todos los que han estudiado la política británica saben que mis posibilidades reales de convertirme en primer ministro son solo ligeramente superiores a las que tengo de ser decapitado por un 'frisbee', cegado por un tapón de champán, quedarme encerrado en un frigorífico estropeado o reencarnarme en una aceituna".

Victoria García
En la SER, desde hace casi tres décadas, con algunas ausencias. Antes en Antena3 Radio y TV. Trabajé...




