El Supremo confirma una condena de 44 años de cárcel para el etarra Manex Castro
Fue condenado por el asesinato en 2008 del empresario Ignacio Uría Mendizábal, dueño una empresa que participaba en la construcción del Tren de Alta Velocidad en Euskadi
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 44 años de cárcel que la Audiencia Nacional impuso al etarra Manex Castro por su papel en el asesinato del empresario Ignacio Uría Mendizábal en el marco de la campaña violenta contra las obras del Tren de Alta Velocidad en Euskadi. Para los jueces la implicación de Castro en el asesinato está probada a través del testimonio de un testigo protegido, propietario del vehículo robado que utilizaron para perpetrar el asesinato, y un teléfono que el etarra tiró a la basura y que fue utilizado tanto en este caso como en otro atentado anterior del mismo comando.
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El Tribunal Supremo ha confirmado una condena de 44 años de cárcel para el etarra Manex Castro por su implicación en el asesinato del empresario Ignacio Uría Mendizábal en diciembre de 2008. Los jueces consideran plenamente probado que este etarra formaba parte del comando 'Ezuste', y del talde 'Asti' dentro de éste, cuyos miembros perpetraron el asesinato.
Un asesinato cometido en el marco de la campaña violenta de la banda terrorista contra la construcción del Tren de Alta Velocidad (TAV) en el País Vasco: Uría era propietario y consejero delegado de una de las empresas adjudicatarias de la construcción de este tren. Casi dos meses después, ETA hizo público un comunicado en el que se declaró responsable del asesinato, realizado según explicaba el escrito "por la responsabilidad asumida en el trabajo de la construcción de un proyecto impuesto en Euskal Herria, y por negarse a pagar el impuesto revolucionario".
Los jueces avalan la condena de 44 años de cárcel impuesta a Castro por la Audiencia Nacional, apuntando a tres elementos como principales cargos inculpatorios del etarra: el testimonio del testigo protegido propietario del vehículo que robaron para perpetrar el atentado, la pertenencia de Castro al comando 'Ezuste', y ser dueño de un teléfono móvil utilizado tanto en este asesinato como en otro atentado posterior en la sede del PSOE de Lazkao. Un teléfono que el mismo Castro tiró a la basura junto con restos de explosivos y en el que se identificaron sus restos genéticos. Castro también ha sido condenado por otros dos atentados: tres bombas colocadas en un repetidor de Hernani en enero de 2009 y por la mencionada colocación de explosivos en la sede del Partido Socialista de Lazkao pocos días después. La condena también impone el pago de una indemnización de 400.000 euros a la familia del empresario asesinado.