Ocio y cultura

François Ozon: "Prostituirse se ha vuelto muy fácil"

El director francés presenta en Madrid '<a href="http://www.filmaffinity.com/es/film258921.html"><b>Joven y bonita</b></a>', sobre una chica de 17 años de clase acomodada que empieza a prostituirse

Imagen de Marine Vacth en 'Joven y bonita', de François Ozon

"La prostitución podría intercambiarse por cualquier otra situación en la cual un adolescente pone su cuerpo en peligro, como la anorexia, la droga o el suicidio, pero necesitaba algo mucho más transgresor". Así explicaba el punto de partida de su última película uno de los cineastas franceses más consolidados de su generación, conocido por éxitos tanto con la crítica como el público, como 'Swimming pool', 'Bajo la arena' o 'En la casa'. "Me gusta plantear preguntas. Si diese respuestas, no sería cineasta, sería psicólogo o político"

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"Estaba un poco harto de que se mostrara en el cine últimamente la juventud como algo nostálgico, mágico y fantástico" decía hoy en los Cines Golem de Madrid un alegre François Ozon, que lleva explicando su película a la prensa desde mayo cuando compitió por el Palma de Oro en el último festival de Cannes. Al final se lo llevó otra película francesa que también exploraba la iniciación sexual femenina, 'La vida de Adèle'. "Mi adolescencia fue horrible, como la de muchísima gente. Pero bueno, yo no me prostituí", aligeró el director que siempre escribe o adapta sus guiones.

"Los adolescentes son un poco como monstruos", sentenciaba. "No hay más que ver la saga de 'Crepúsculo', ¡aquellos son vampiros y hombres lobos! Incluso los padres tienen la tendencia de ver a sus hijos como extraños que temen y desconocen", seguía Ozon, al hablar de uno de los temas centrales de 'Joven y bonita': "A los padres les cuesta aceptar que sus hijos tengan una sexualidad", en referencia a la relación entre la madre, Geraldine Pailhas, y la hija, Marine Vacth, la modelo y actriz de 24 años en su primer papel protagonista.

'Joven y bonita' es diferente a otras películas de Ozon, ya que parece más interesado en observar que jugar o intrigar al espectador con agujeros y resquicios en la trama. Retrata cómo la joven Isabelle, recién cumplidos los 17 años, empieza a prostituirse de un golpe y por su propia cuenta, con el clic de un ratón.

"Quería mostrar lo fácil que es que un adolescente se prostituya hoy en día gracias a la revolución tecnológica. En 'Bella de día' (la película de Buñuel de 1967), el personaje de Catherine Deneuve lo tenía mucho más complicado. Tuvo que tener un interés muy consciente e irse a un burdel". Y así es, porque Isabelle concierta sus citas a través de un portal anónimo, desde la pantalla de su portátil. Pronto se le llena el buzón del móvil diariamente con solicitudes de citas.

"Yo en la película no quiero decir que esto esté bien o mal, simplemente que es muy fácil". El director insistió en esa ambigüedad: "Me gusta plantear preguntas. Si diese respuestas, no sería cineasta, sería psicólogo o político. Es verdad que muchas veces vamos al cine para que nos lo den todo comido, pero a mi me gusta que el espectador se vea obligado a pensar. Es lo que a mí me gusta personalmente, salir de una película y seguir pensando en ella".

Una carrera en el cine hablando de sexualidad

El director irrumpió como cineasta en potencia en 1997 a los 30 años con 'Mirando el mar' tras filmar una quincena de cortometrajes. En seguida se hizo conocido por su habilidad al tratar la sexualidad, y muchas veces la homosexualidad, como 'Sitcom' en 1998, 'Amantes criminales' (1999) , 'Gotas de aguas sobre piedras calientes' (2000) o incluso en sus comedias con aquella escena lésbica entre Catherine Deneuve y Fanny Ardant en '8 mujeres'.

Para ésta, en un principio quiso que el personaje de Isabelle fuera un chico, pero cambió de parecer: "Al tratarse de un varón automáticamente tendría que abordar también el tema de la homosexualidad, pero eran demasiados temas para una sola película, así que opté por una chica".

El debate sobre la prostitución

En cuanto al complejo debate sobre la prostitución y si su película glamouriza la práctica, el director dio su opinión personal: "El tema me deja muy perplejo. Es algo muy difícil de legislar. Estoy a favor de leyes que atacan el proxenetismo, son muy necesarias, pero no hay que perseguir a las personas prostituidas, como ocurre ahora mismo en Francia. Pero claro, si se convierte en una profesión como cualquier otra, surgen otros problemas, como en Alemania u Holanda".

Ozon continuó hablando de esa perplejidad que siente: "Solo hay que prohibir la prostitución cuando no se trate de una libre elección. Pero claro, otro tema es cuándo una persona puede considerarse realmente libre. ¿Nosotros lo somos en nuestras vidas? Aquello es una cuestión filosófica". Como había dicho, Ozon no quiere responder a preguntas, pero sí plantearlas.

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