Gastro

La última cena (que hago en este restaurante)

 Imagen bíblica que retrata a uno de los primeros celíacos que sufrió la famosa ‘traición de las patatas de bolsa’.

En pleno 2014 lo más complicado entre tener una cita y salir a cenar sin gluten es, sin duda, lo primero. Esta ambigua afirmación tiene dos vertientes a analizar: la primera, probablemente, no les interese nada, así que, teniendo en cuenta el lugar en el que estamos, vamos a centrarnos en la segunda, que es la que más se desarrolla en la cocina.

Y es que con todas esas facilidades que van apareciendo (y agradeciendo de nuevo a todos los que cuentan con nosotros en la cocina de su restaurante) no está de más aclarar algunos planteamientos a aquellos que creen que, por darnos una opción para comer, ya nos tienen ganados.

Iba a escribir un tuit a cada restaurante para darle mi opinión sobre este asunto, pero al final me ha parecido más tierno ponerme una canción de Ketama que viene al pelo y escribir una carta abierta. Es la siguiente:

Estimadas franquicias.

Los celíacos somos, así a grandes rasgos, como el resto de los mortales: sufrimos la crisis, a veces la zapatilla se nos come el calcetín, echamos de menos a Ramón García en las campanadas de TVE, y tenemos paladar para distinguir lo que está rico y lo que no. Cuando tenemos dinero para cenar fuera, manipulamos con cariño a nuestros amigos (ellos se dejan siempre) para ir a un restaurante con menú o carta sin gluten. Muchas veces somos, por tanto, los que decidimos si varias personas volverán a un local. Somos un cliente que ganan o pierden y otros tantos que van o no dependiendo de lo que nosotros digamos. Esto último ustedes ya lo saben, por eso apostaron por nosotros.

Por tanto, cuando entramos en un restaurante que presume de platos sin gluten y nos sirven patatas chips de bolsa en vez de patatas fritas, o cuando nos recomiendan un postre especial para nosotros que no es más que el que tienen en carta, quitándole el sirope, el mensaje que están dando ya no es el de “somos muy majos, pensamos en vosotros” sino el de “sucedáneos, que no quiero complicarme. A ver si, con suerte, vuelves con tus amigos”.

Este cambio de mensaje se debe a todos los que sí lo hacen bien. Muchos locales que han decidido apostar por la calidad. Panaderías, pastelerías, restaurantes familiares con algún familiar celíaco, que saben que tenemos criterio para valorar lo bueno y que intentan asegurar que volvamos dándonos comida sin gluten de calidad. Por mi parte, lo consiguen.

* Ilustración: Enrique Muñoz Coruña.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00