Los faros: ¿hoteles o museos?
El proyecto de reconvertir faros en negocios turísticos recibe el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente pero la firma oposición de los grupos ecologistas
Son edificios históricos (tienen más de 150 años) y, sobre todo, singulares, porque la mayoría están situados al borde de la costa y en zonas de alto valor ecológico. Los 187 faros que hay ahora mismo en España se construyeron con dinero público, pero el Ministerio de Medio Ambiente apoya la propuesta de poder reconvertirlos en pequeños hoteles o casas rurales realmente exclusivas. Pero los grupos ecologistas se oponen.
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Es otro de los efectos de la nueva Ley de Costas aprobada por el Parlamento con los votos del Partido Popular. Para el gobierno, se trata de fomentar el aprovechamiento económico de la costa. Pero, los ecologistas lo ven de modo muy distinto, como explica a la SER Lola Illescas, portavoz de costas de Ecologistas en Acción: "Esto supone la privatización de un patrimonio público", denuncia con fuerza.
Pero sólo unos 90 faros en España tienen un tamaño suficiente para reconvertirse en una casa rural de 4 a 6 habitaciones. Y, de ellos, apenas 15 podrían convertirse en un hotel de 10 habitaciones.
Además, hay otros problemas, como advierte todo un experto, Mario Sanz, farero en el Parque Natural del Cabo de Gata y autor de varios libros sobre este tema. "No es nada sencillo tener abierto un hotel rural o un restaurante en un faro -avisa Mario tras muchos años de experiencia-, "porque son sitios donde los vientos afectan mucho, los temporales afectan mucho".
Primer punto caliente
En España sólo quedan 50 faros habitados, una tercera parte, y muchos fareros prefieren que se reconviertan en "pequeños museos o en centros educativos" porque es un patrimonio público en islas de difícil acceso o en parajes naturales de gran belleza, como el Faro de la isla de Sa Cunillera, en Ibiza, que es el proyecto de reconversión hotelera que está más adelantado y que ha recibido ya las mayores críticas por parte de las organizaciones conservacionistas como la SEO, la Sociedad Española de Ornitología.
Y ante estas críticas, el director general costas, Pablo Saavedra, insiste en que la reforma de ley de costas sólo permite rehabilitar y no construir más en esta cotizada primera línea de costa: "lo que necesitamos es proteger la primera franja, lo que se llama Dominio Público Marítimo Terrestre, y esto lo conseguimos a partir de ahora".
Pero hay faros, como el de Formentor, que ya funcionan como un restaurante y Puertos del Estado, organismo público del que dependen, ya ha echado también el "ojo" a los faros de localidades tan turísticas, como Benicasim o Peñíscola (en Castellón) o algunos faros de Canarias y las Baleares, otros dos de los paraísos del turismo internacional. Por lo tanto, esta nueva batalla entre la naturaleza o el turismo no ha hecho más que empezar.
A vueltas con la carretera del faro de Hondarribia
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Javier Gregori
Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...