El día que Sudáfrica volvió a nacer

Las colas se extendían más allá de donde la vista podía acaparar entre caminos de tierra y algún tejado de chapa y madera.

Un hijo cargaba a su padre a sus espaldas, -incapaz de andar-, camino de la urna. Unaanciana extremadamente delgada y también negra, llegaba sonriente al colegio electoral a bordo de una carretilla que siempre había alojadomaterial de construcción...y así en cada rincón del país porqueellos, la población diezmada y sometida, las víctimas del régimen del apartheid, votaban por primera vez.

Las colas se extendían más allá de donde la vista podía acaparar entre caminos de tierra y algún tejado de chapa y madera. Había gente que esperó jornadas enteras a quellegara su turno. Arropados con mantas, sentados tumbados o bajo un sol de justicia. Daba igual. Erauna fiesta para quién hasta ahora y debido a un régimen opresivo y racista, no había tenido jamás la oportunidad de votar.

Se dieron clases de primero de democracia. Alumnos siempre de color seguían las instrucciones del maestro en lugares improvisados. Había que enseñar a millones de personas a votar porque no lo habían hecho jamás. "Hay gente de las zonas rurales que a las que les asusta las normas que hay que seguir", decía uno de los profesores.

La extrema derecha blanca hizo lo imposible por boicotear las elecciones que ponían fin a 43 años de dominación racista: amenazaron, prometieron venganza y perpetraronatentados que causaron la muerte a más de 20 personaspero esta vez ellos y su desprecio por la diferencia perdieron; y como lo veían venir, hubo quien celebró lo que consideraba el último fin de semana completamente blanco de sus vidas "La mayoría de la gente en este país no está preparada. ¡Hay gente que todavía viste con pieles! y mujeres que ni siquiera saben que hay elecciones. No conocen la diferencia entre candidatos o entre partidos", decía uno de aquellos blancos que veían un cataclismo en el sufragio universal.

Pero la mayoría de los sudafricanos debía conocer esa diferencia muy bien porque el resultado fue abrumador: ganó Mandela con un 62% de los sufragios y entonces pronunció uno de los discursos más integradores, -y cortos-, de la historia "Nunca, nunca jamás volverá a suceder que esta hermosa tierra experimente de nuevo la opresión de los unos sobre los otros"

...Y entonces ocurrió algo inédito en África. Nadie contestó ni a esas palabras ni al resultado de aquellas elecciones.