Librerías: ecosistema en busca de protección

El Congreso insta al gobierno a "recuperar el papel de la librería como espacio de gestión cultural y el papel del librero como prescriptor y mediador cultural". Acuerdo unánime de todos los grupos parlamentarios tras una Proposición No de Ley de Izquierda Plural.

Estanterías y pilas llenas de libros, con cientos de títulos diferentes de decenas de editoriales. Bucear en esa inmensidad presupone templanza, paciencia, interés y discernimiento porque la aventura de leer no sólo no puede decepcionar. Debe cuando menos despertar el interés y, mejor aún, emocionar.

La selección es pues esencial y para ello, el consejo y la sabiduría de quienes trabajan en las librerías son una ayuda impagable, necesaria en la exuberancia casi irracional del mundo de la impresión.

Pero las librerías también contribuyen a crear tejido social cercano, o como dice Pilar Gallego de Cegal, "la ciudad se mete en la librería y la librería se mete en la ciudad". Y más, porque ese espacio protegido, que reclama aún más ayuda, transforma el pensamiento y ofrece cultura.

Conscientes todos los grupos políticos del Congreso de los Diputados de la importancia vital que tienen las cerca de 5.500 librerías en España y de la necesidad de darles oxígeno a unos agentes culturales que se quedan con un tercio del precio final de cada ejemplar, el parlamento ha instado al Gobierno a proteger las librerías como espacio de gestión cultural y recuperar el papel del librero como "prescriptor y mediador cultural".

Se trata de una Proposición No de Ley, impulsada por Izquierda Plural y apoyada por todo el arco parlamentario, por la que el Congreso pide que se garantice el precio fijo del libro, que se ofrezcan ayudas para que esos negocios se adapten a la realidad tecnológica y que se cree un sello de calidad para aquellas librerías que "actúen como motor cultural de su entorno".