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Anomalías en la órbita de los dos satélites de Galileo

Un portavoz de Arianespace, responsable de los satélites, ha precisado que están "en una órbita más baja de la prevista"

Un cohete Soyuz deposita en el espacio el primer primer satélite europeo del sistema Galileo(ESA)

Un cohete Soyuz deposita en el espacio el primer primer satélite europeo del sistema Galileo

Los dos satélites del sistema de navegación europea Galileo lanzados con un cohete Soyuz presentan una anomalía en la órbita con implicaciones todavía por determinar para su misión, según laAgencia Espacial Europea (ESA).

Los dos satélites del sistema de navegación europea Galileo lanzados con un cohete Soyuz presentan una anomalía en la órbita con implicaciones todavía por determinar para su misión, según laAgencia Espacial Europea (ESA).

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Arianespace, responsable del lanzamiento y puesta en órbita de los satélites, ha reconocido en un comunicado que las "observaciones complementarias recogidas tras la separación" del Soyuz "ponen en evidencia una diferencia entre la órbita alcanzada y la prevista" para Galileo FOC M1.

El consorcio europeo de cohetes había señalado horas antes que 3 horas y 47 minutos después del despegue de la lanzadera de la base de Kurú (en la Guayana francesa) a las 12.27 GMT, los satélites habían entrado en su órbita y que todo había transcurrido de acuerdo con lo programado.

La ESA, en otro comunicado, ha explicado que a la vista de la anomalía constatada la pasada noche, los equipos de los industriales y de las agencias implicadas "investigan las potenciales implicaciones para la misión".

Insistió en que ambos satélites están controlados de forma segura por su centro de operaciones en Darmstadt, en Alemania, y que habrá información sobre su estado "tras los análisis preliminares de la situación".

Un portavoz de Arianespace ha precisado que están "en una órbita más baja de la prevista" y, al ser interrogados sobre si eso respondía a un problema de falta de potencia de la lanzadera, lo negó.

El portavoz, en espera de explicaciones suplementarias que puedan ofrecerse al término de una reunión extraordinaria de analistas que debe celebrarse hoy en Kurú, se ha limitado a ofrecer una comparación: "es como si un avión tuviera que aterrizar en París y aterrizara en Londres".

El astronauta de la ESA Jean-François Clervoy, en una entrevista con la emisora France Info, ha barajado dos posibilidades como origen del problema: un fallo de propulsión del cohete o de su sistema de navegación, que no lanzó los satélites en el momento apropiado.

Clervoy ha dicho además que es un tipo de incidentes que ocurren: "hemos tenido problemas similares en el pasado. En todos los casos, eso no altera la función de navegación", puesto que esa función se regula a partir de la situación precisa del satélite y su reajuste es una cuestión de "días, semanas o meses".

Con un peso de 714,3 y 715,3 kilos, respectivamente, y cuatro relojes atómicos cada uno, de los más precisos entre los enviados al espacio, son los dos primeros satélites operativos del dispositivo Galileo, que se vienen a sumar a cuatro experimentales puestos en órbita en 2011 y 2012.

Tendrían que haber sido puestos en órbita el pasado año, pero los numerosos retrasos que ha sufrido el programa pospuso esa operación hasta ahora. Y las anomalías actuales podrían posponer su entrada en servicio a partir del otoño, según lo anticipado.

La constelación final de este sistema europeo de navegación por satélite comprenderá 24 que, de acuerdo con el programa de la ESA, tendrían que estar listos en 2017 y a los que se sumarán otros seis de repuesto. Para que eso ocurra, otros cuatro cohetes Soyuz debían lanzar dos satélites cada uno en los próximos meses. Además, a partir de 2015, tres cohetes Ariane-5 se debían encargar de lanzar cuatro satélites cada uno.

La Comisión Europea (CE) ha invertido unos 13.000 millones de euros en el programa Galileo (ideado en 1998, pero que desde entonces ha sufrido retrasos y sobrecostes), aunque parte de ese presupuesto le corresponde al predecesor, Egnoss, que entró en servicio en 2009 y perfecciona la exactitud del GPS.

Con esta inversión estratégica, Europa pretende dotarse de un sistema de navegación propio que permita una señal de uso civil más precisa que la que ofrece el GPS estadounidense (con un detalle de un metro, en lugar de cinco).

Para el usuario corriente que recurre a los servicios gratuitos, eso no tendrá muchas consecuencias, más allá de una mejor señal en zonas de sombra. Sin embargo, con Galileo se pretende dar pie a nuevas aplicaciones profesionales que necesitan mayor precisión (como el posicionamiento de aviones, trenes o coches de conducción automática) y que, al ser de pago abren la perspectiva para rentabilizar la inversión.

 
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