Justin Bieber (20 años) es un tipo encantado con su cuerpo. Un repaso a su Instagram permite caer en la cuenta de que a este chico le encanta compartir con sus millones de fans de todo el mundo cada abdominal de su trabajado cuerpo. Su cada vez más escultural imagen no solo es del gusto del cantante y de sus seguidores, también es algo que su discográfica y los medios de comunicación aprecian (en todas sus acepciones, en especial la de «poner precio»). Por estas razones, Bieber decidió quitarse la ropa en una gala emitida la pasada noche por la CBS. Una decisión con un trasfondo más comercial que excéntrico. Muchas celebrities en la gala Fashion Rocks 2014, uno de los eventos más mediáticos de la Semana de la Moda de Nueva York, detrás de la cual está la cadena CBS que también la retransmite en directo. Cantantes y famosos varios se dejaron ver por el escenario de este auténtico espectáculo televisivo en el que el show, la música y la moda se mezclan para parir este cóctel explosivo. Actuaciones musicales plagadas de erotismo entre las que destacaron las de Rita Ora y Jennifer López que mostraron su trasero más de lo que muchos espectadores denominarían como decente mientras los fans presentes en el evento se desgañitaban con sus heroínas. También estuvo por allí el español Enrique Iglesias y el omnipresente Pitbull para dotar al glamuroso evento con todos los acentos que arrasan en las listas de éxitos musicales de EEUU. Pero si hubo algo que puede dar titular a una crónica de esta gala de CBS y que así está siendo en medios de todo el mundo es la actuación protagonizada por Justin Bieber. Mejor dicho, más que actuación, aparición. El cantante candiense de 20 años apareció en el escenario de la Fashion Rocks junto a la top model Lara Stone. En esta exaltación a la moda, la música y la superficialidad del show business, Justin Bieber comentó a los presentes que le jaleaban sin cesar: «Realmente, no me siento cómodo si no me quedo solo con mis Calvin [Klein]». Acto seguido, Bieber comenzó a quitarse la ropa hasta que se quedó en calzoncillos mostrando un trabajado y tatuado torso a la vez que preguntaba: «¿Así mejor?». En la única prenda que cubría su cuerpo, podía leerse a metros de distancia la marca de la misma: Calvin Klein. Su partener, sin inmutarse -es lo que tienen estas galas, se guionizan hasta las supuestas salidas de tono- le respondió con un insulso «gracias Justin» para que el cantante diera paso al siguiente show: un desfile de ropa interior masculina al que Rita Ora le ponía música, ritmo y subía la temporatura. Todo perfectamente medido, como ocurre siempre en la televisión norteamericana. Puro show business. Puro negocio. Y exponer a Justin Bieber en calzoncillos para que la imagen dé la vuelta al mundo no iba a ser menos... y eso Calvin Klein seguro que lo sabía.