'Hermanos': Un trío siempre es mejor entre amigos

Las cadenas de televisión han aprendido -quizá ya lo sabían y se negaban a ponerlo en práctica- algo que se está convirtiendo en fundamental para el desarrollo de la ficción española: cada historia precisa de un ritmo y un formato concreto. No todo van a ser series de más de cuatro temporadas que estiran el argumento como un chicle que ya ha perdido todo su sabor. Telecinco lo ha entendido y este martes (22:30 horas) estrena 'Hermanos', uno de sus productos ficción televisiva de mayor calidad los últimos años.

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'Hermanos' es muy potente. Por la historia. Por su factura. Por cómo está dirigida. Por el más que decente trabajo de su reparto de actores. 'Hermanos' llega para liderar en la facilona noche de los martes, pero podría hacerlo en cualquier otra.

Y su potencia, tanto visual como argumental, reside en su formato. La calidad de una serie la dan otra muchas variables (guion, fotografía, dirección, montaje, interpretación), pero la copa en la que se sirve ese cóctel es determinante cuando se habla del prime time de una televisión generalista. Vital cuando se espera llegar a los 4 millones de espectadores. Y hasta no hace mucho, las cadenas obligaban a sus espectadores a beber un Dry Martini en vaso de tubo... porque en este vaso servían todos los combinados.

'Hermanos' es una historia que se ha contado en forma de miniserie de 6 episodios de 75 minutos de duración. Una película cerrada de casi 7 horas y media. Una historia de 3 amigos de siempre que arranca en vísperas de los exámenes de acceso a la universidad y concluirá 20 años después. La vida como algo cerrado delante de una cámara que lo cuenta. En 'Hermanos' hay dolor, frustración, sueños rotos, distancia, amistad, rencores, lucha, injusticias, sexo, violencia... En 'Hermanos' hay vida... y un número en torno al cual todo gira: el tres.

Tres son Juan y Alberto (los hermanos Torres) y su vecina Virginia. De una pequeña y obrera barriada de la capital. Nacidos en los últimos años de la Dictadura, encaran su entrada en la mayoría de edad en medio del aire fresco y los movimientos rupturistas de la década de los 80. Como los jóvenes de hoy en día, tanto los dos más estudiosos (Alberto y Virginia) como el que prefería seguir su sueño de convertirse en boxeador (Juan), sienten que la sociedad se niega a abrirles una puerta. Sienten que los trenes pasan y que nadie les ha comprado un billete.

Pero lo que hace humana y cruda a 'Hermanos' es que es una historia carente de toda inocencia e ingenuidad donde la vida abofetea en la cara a sus protagonistas, donde se aprende que "nadie hace favores si no tiene la seguridad de que se los va a poder cobrar después" y donde la realidad enseña que, para bien o para mal, "hay cosas que son para toda la vida". Cada uno de los tres protagonistas de 'Hermanos' acaban comprando ese billete del tren que los llevará a un futuro que ninguno imaginó así cuando reían en el parque de debajo de casa y veían los trenes pasar. Un billete demasiado caro para unos chicos que solo soñaban con estar siempre juntos.

"No son dos chicos, son Alberto y Juan", responde el personaje de María Valverde (Virginia) cuando su madre le reprocha que anda ella sola ellos por el qué dirán. Para Virginia no son dos chicos más. Son sus hermanos. Hermanos de vida, que es el lazo más fuerte que puede unir a unas personas. Juan (Antonio Velázquez) es el mayor, el que ayuda a sus padres en el errático negocio familiar -una tintorería-, el que ve su futuro mirando un ring y unos guantes de boxeo, el que tiene el suficiente arrojo como para lanzarse a besar a Virginia. Eso a ella le encanta. Como le encanta la otra cara de la moneda: Alberto (Álvaro Cervantes). Es el pequeño de los dos, de la misma edad que ella, es inteligente y tímido. Como su hermano Juan, siempre sonríe delante de Virginia, pero su sonrisa es la del enamorado que nunca ha tenido el valor de decirle "te quiero"; la de Juan también dice "te quiero", pero es el de la amistad y la atracción.

Y siendo tres y siendo 'Hermanos', descubren cómo la vida tiene momentos en los que te desnuda y te deja solo y cómo el dinero suele estropear más cosas de las que arregla. Al menos en familias humildes como las suyas.

El guion de 'Hermanos' (Antonio H. Centeno, Carmen Pombero y Adela Gutiérrez) dibuja ya perfectamente en el primer capítulo a todos sus personajes. Se ayuda de tópicos, pero los dota de alma merced a los golpes de realidad que sufren. Notablemente dirigida por Salvador Calvo -alma máter del proyecto- y Joaquín Llamas (dirigió los capítulos 3 y 4), 'Hermanos' no aburre y los finales de sus episodios, sin caer en cliffhangers baratos, invitan a ver el siguiente. No es suspense. No es el qué pasará. Tan solo es el querer seguir mirando a través de esos 3 amigos, de esos tres hermanos.

En la piel de Juan, Alberto y Virginia se meten tres actores cuyo trabajo es elogiable. Con lugar para la mejora, pero tanto Antonio Velázquez, como Álvaro Cervantes, como María Valverde consiguen que sus personajes cobren vida y el espectador conecte con ellos. La serie la completan secundarios de lujo con interpretaciones de altura como la de Carlos Hipólito.

Orgullosos pueden estar en Telecinco de estrenar esta ficción producida en colaboración con Multipark Ficción. Como lo pueden estar de 'El Príncipe'. Como lo pueden seguir estando si mantienen su apuesta por una ficción de calidad que, dirigiéndose al público generalista, no lo trata como idiota.