Un final para 'Isabel' que sabe a poco
Se despide para siempre una de las series más importantes de la producción nacional
Este lunes, 'Isabel' llega a su final en TVE (en Movistar TV lo hizo hace dos semanas). La ficción española despide a la que ha sido una de sus mejores series, de las que hacen crecer a toda la industria, de las que aumentan el prestigio internacional de los productos televisivos españoles, de las que logran recoger el aplauso de la crítica y el arropo de los espectadores.
Es innegable que hablar de 'Isabel' es hacerlo de una serie española magistral, pero sería faltar a la verdad no reparar en la pérdida de espectadores y en su ausencia en los premios de renombre. Ya no es usual que la actual 'Isabel' se encuentre nominada entre las mejores series del año; y mucho menos gane en esta categoría. No es esta una razón de peso que justifique ni explique el descenso de calidad de la serie de TVE, pero sí es un síntoma que no habría que obviar en un análisis.
Del mismo modo, la caída en número de espectadores y cuota de pantalla (emitiéndose los episodios de las tres temporadas en el mismo día) es reseñable a la hora de realizar una evaluación de los 39 episodios de esta serie producida por Diagonal TV para Televisión Española. Uno de cada cuatro espectadores que vieron la primera temporada de 'Isabel' ya no la han visto en esta tercera y última.
- audiencia media 'isabel'
'Isabel' arrancó con mala pata, tarde y reescrita. Como la historia de su propia protagonista, esta serie ha tenido que ir remontando problemas que constantemente la han obstaculizado. El proyecto original, 'Isabel, mi reina' (2010) que debía desarrollar Isla Produciones con José Luis Martín como productor ejecutivo no convenció en TVE. Se le encomendó entonces a Diagonal TV la misión de concebir el proyecto desde otro punto de vista bien distinto. La productora catalana se puso a trabajar -lo que suele ser una garantía de éxito- confiando en la dirección de Jordi Frades y en los guiones de los hermanos Javier y Pablo Olivares, creadores de la 'Isabel' que por fin vio la luz en septiembre de 2012, después de pasar más de un año rodada y almacenada (consecuencia de la crisis económica de TVE) a la espera de ser emitida en La 1.
La ficción se estrenó en un duro día como es la noche de los lunes y tuvo que competir contra dos rivales de altura: 'La que se avecina' y 'Tu cara me suena'. Poco a poco, 'Isabel' fue ganando adeptos, el aplauso de la prensa y un reconocimiento generalizado dentro del sector. De esa primera temporada son los 9 episodios más vistos de la serie. Los Ondas la premiarían como la Mejor Ficción Nacional.
Pero esta serie siempre ha tenido que luchar contra los elementos. TVE ordenó retirar los decorados al inicio de su emisión argumentando que las maltrechas arcas del ente público no podían financiar más de lo que ya estaba rodado. Ante el éxito de su primera entrega, TVE atinó en dar luz verde a una segunda temporada (lo que obligó a volver a montar todo) en la que ya no estaría el equipo de guion original que abandonaba la serie por discrepancias con la productora. José Luis Martín (el que estuviera en el proyecto incial que no vio la luz) se hacía cargo de la dirección argumental de 'Isabel' imprimiéndole un espíritu distinto en sus dos restantes entregas.
'Isabel' se ha ido difuminando por el camino. Tras un primer tercio muy esperanzador y aplaudido, la serie (dentro de su alto grado de calidad) no ha roto en la grandiosa ficción que estaba llamada a ser. Aspectos muy bien resueltos en los que ha destacado por encima de otras series españolas han convivido con elementos que mermaban su nivel considerablemente.
Visualmente, la ficción de Diagonal TV ha mejorado como los buenos vinos, con el paso del tiempo. La factura de la tercera temporada es, en líneas generales, prodigiosa. Espectaculares localizaciones reales, efectos digitales (por fin) bien usados y para algo más que para recrear nevadas, iluminación perfecta, impresionante trabajo de vestuario…
Donde se desvanece 'Isabel' es en dos puntales fundamentales: guion e interpretación. Este segundo punto, ha resultado más evidente en la tercera temporada donde de las muchas incorporaciones, tan solo Irene Escolar, Eusebio Poncela y Fernando Guillén Cuervo han estado a la altura de lo mucho y bueno que ya tenía 'Isabel' entre su elenco y que se ha ido perdiendo con el paso de los capítulos en favor de actores que, en algunos casos concretos, han brindado unas interpretaciones que han rozado el esperpento.
Por supuesto, el gran trabajo de Michelle Jenner, Rodolfo Sancho, Lluis Soler, Jordi Díaz, Ainhoa Santamaría… a lo largo de varias temporadas ha permanecido ahí de manera inequívoca e intachable.
En el apartado de guion, el cambio del equipo argumental conllevó a una nueva concepción de 'Isabel' a partir de su segunda temporada como así se ha reconocido siempre. 'Isabel' apostó por un léxico más anticuado y relamido, escenas de más largas y de menor tensión, menos giros dramáticos, linealidad en sus capítulos… Se simplificó la estructura, se ralentizó el ritmo de la serie y se complicó a los personajes. Cuestión de estilos.
Pero 'Isabel' se ha quedado por romper, por dar el puñetazo encima de la mesa. Se despide con un capítulo final que quizá sea el mejor de esta tercera temporada, pero que sabe a bien poco si éste es el que debía servir de broche para una ficción que en 2012 despertaba elogios allí por donde pasase. 'Isabel' se va, y queda, como la gran serie que es, pero lejos de lo que pudo llegar a ser.