Las 20 mejores canciones internacionales

Madrid

Este es el motivo por el que los carteles de los festivales de verano están tan plagados de nombres extraños. La escena indie internacional (si es que eso existe) no deja de ofrecer perlas de tres o cuatro minutos. Canciones de estilos muy distintos y que apenas suenan en las radios comerciales, pero que querrás volver a escuchar una y otra vez. Las hay tranquilas, emocionantes, delicadas, vanguardistas, trepidantes... En este Top 20 no están todas las que son, pero sí son todas las que están:

Aunque llevan dos décadas sobre los escenarios y acumulan ya unas cuantas canciones en las listas de lo mejor de año, el cuarteto texano sigue siendo, en comparación a Wilco o The National, casi invisible para muchos. Una injusticia.

Kasabian ya no desprende la frescura de sus primeros años, pero eez-eh es un tema concebido para instalarse en tu hipotálamo: atractivo, facilón, machacón... Una especie de troyano creado sin más pretensiones que la de hacerte bailar.

Crystal Fighters parecen reconducir su apuesta hacia la pista de baile y lo hacen sin renunciar a nada de lo que les ha hecho triunfar. Habrá que ver cómo les afecta la inesperada muerte de Andrea Marongiu, su batería original.

Fueron una de las grandes promesas del indie, pero como suele suceder, tras un primer disco enorme llegaron otros bastante irregulares. Alec Ounsworth demuestra ahora que el que tuvo que retuvo.

Se nota la mano de Danger Mouse (Gorillaz, Gnarls Barkley) porque poco queda en su sonido de lo que en su día fueron The Black Keys. Fever, de hecho, podría ser una canción firmada por Phoenix, por The Killers o por Mando Diao, pero siempre sería un exitazo.

Lo de juntar a dos talentos no siempre funciona, pero el dueto que se marcan la británica Anna Calvi y el líder de Talking Heads rezuma elegancia e intensidad. La tragedia sigue siendo una gran fuente de inspiración.

El amor según una mujer con una guitarra eléctrica colgada al cuello. Indie rock americano. Nada muy distinto a lo que en su día mostraron The Breeders o Laura Veirs, pero igual de magnético e interesante.

El dúo noruego se ha convertido, canción a canción, en una de las bandas más importantes de la electrónica de la última década. Su último disco, The Inevitable End, contiene varias perlas que justifican tal afirmación. Siguen en forma.

Jaymes McFarland ha acertado al lanzar esta versión semidesnuda y sumamente bella del tema que le puso en el mapa en 2013. Wikipedia cita entre sus influencia a Death Cab For Cutie, a Coldplay y a ¡¡Maroon 5!!

La superbanda canadiense lleva varios años coqueteando con la canción de pop perfecta y esta es, sin duda, una de sus aproximaciones más certeras.

Missy, la vocalista, tiene algo de Lady Gaga (en versión indie y australiana). Se disfraza, gesticula, provoca con la mirada. Compone y canta como si le fuera la vida en ello y, gracias a su actitud desacomplejada, firma una de las propuestas más originales y coloristas del año.

El debut de este colectivo londinense se ha llevado una nominación al Mercury Prize. Su música bebe del funky de los 70 y, por lo tanto, gustará a los fans de Jamiroquai, Scissor Sisters, Morcheeba o Metronomy. ¡Black power!

¿Quién diría que estos eclécticos alemanes están a puntos de convertirse en cincuentones? Lo mismo coquetean con la electrónica que se marcan un temazo de pop guitarrero a lo Nada surf. Un auténtico salvavidas.

Los británicos alt-J se estrenaron con el que muchos consideran mejor disco de 2012:  An Awesome Wave. Con una obra de esa envargadura en el currículum, volver a sorprender es complicado. Pero parece que los de Joe Newman han aceptado el desafío apoyándose en la creatividad. ¿Los Radiohead del siglo XXI?

El repertorio de Metronomy empieza a llenarse de grandes canciones y eso indica que detrás hay un gran grupo. The upsetter, con su falsete y su guitarra acústica, nos teletransporta al Forever changes de Love. Palabras mayores.

Hay canciones que tienen algo y esta es una de ellas. Adam Granduciel se ha marcado un tema trepidante que condensa las virtudes de muchos de los músicos que ha escuchado a lo largo de su vida: Dylan, Springsteen y, por qué no, también Arcade Fire.

Una de las canciones más accesibles de su discografía y, al mismo tiempo, la demostración de que se puede armar un hit sin copiar a The Killers, sin caer en la vulgaridad y sin tomar más atajos de la cuenta.

 ¿Calle 13 es indie? Responder esa pregunta es harto complicado. Una versión instrumental del disco podría sonar a Ratatat, pero la voz (que no las letras) de René está íntimamanete ligada a la música comercial latina. Argumentando a favor y en contra podríamos acabar acudiendo a la mera existencia del género  y a lo que en España adoptamos bajo esa etiqueta. Pero El aguante es una de las canciones del año. De eso sí que no hay duda.

Quien haya llegado a la penúltima canción de July habrá tenido, muy probablemente, la sensación de haber dado con un tesoro escondido. Un arpegio de guitarra, una voz envolvente y poco más. Recursos sencillos pero que, como demostró Joanna Newsom hace unos años (y tantas otras antes que ella), pueden desembocar en resultados tremendamente bellos.

Hay canciones que sirven para rellenar discos, canciones que sirven para enderezar carreras torcidas y canciones, como esta, que ponen banda sonora a un año en particular. A grito de "¡Cásate conmigo, Archie!", los canadienses Alvvays se han ganado un puesto de privilegio en los carteles festivaleros del próximo verano. Un hit a lo Beach House que crece escucha tras escucha.