Ocio y cultura

Etiopía, el África más atípica

Etiopía es África, pero no se parece en nada a sus vecinos de continente. Para empezar fue el único país africano que nunca resultó colonizado (la invasión italiana no llegó a dominar todo su territorio). La mayoría de sus habitantes son cristianos coptos; un cristianismo que hunde sus raíces en los orígenes de esta religión. Y para colmo, ni siquiera viven en el mismo año que el resto del mundo: en Etiopía se rigen por el calendario Ge'ez, que tiene 13 meses y va desfasado respecto al gregoriano en siete años; por tanto, hoy en Etiopía es el el año 2007, que empezó el 11 de septiembre 2014 para nosotros. Un país imprescindible para meter en la mochila tanto por su belleza como por sus peculiaridades

Etiopía es diferente. Llama soberanamente la atención que los etíopes no se sienten africanos. De hecho hablan de África como si no fuera con ellos. Llevan a gala haber sido el único país africano que no ha sido colonizado. Sólo un intento de pocos años por parte de los italianos los mantuvo en vilo pero, comparado con la masacre colonizadora del resto del continente, no se puede hablar de colonización. Aún así son curiosos algunos detalles que quedan de entonces como la zona Piazza, en la ciudad de Addis, o algunos lodges regentados por italianos y restaurantes de pizza y pasta de buena calidad como referente gastronómico del país. Poco más queda de entonces.

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La prepotencia etíope es uno de los rasgos que más destaca de este país, gran desconocido para muchos, excepto para los viajeros incansables y cultivados que dejan a un lado sus prejuicios y sus miedos, y entran en el país ansiosos de descubrir maravillas del mundo únicas y una sociedad más que particular. Dicen que los etíopes son altivos y están orgullosos de su cultura y de su país; ni se rinden a los “blancos”, ni van detrás del turista. De hecho es un país que podría explotar más su potencial de ingresos gracias al turismo y todavía no lo hace. Viajar por Etiopía, como yo lo he hecho, sola y en plan mochilera no es especialmente fácil, pero es agradecido y seguro. Los etíopes en general son hospitalarios, atentos, amables, algo desorganizados, elegantes, guapos, altos, estilizados, tienen aspecto de guerreros y algunos de ellos pertenecen a esas tribus que viven como vemos en los documentales. Resulta curioso convivir con ellos, se rigen por sistemas diferentes.

Una ruta de norte a sur por Etiopía

Lalibela

Se trata del primer destino de visita obligada en Etiopía. Es, sin duda, un lugar mágico y especial al norte del país por toda la historia que conserva. Fue la capital de la dinastía Zagüe y, aunque es uno de los principales destinos turísticos del país, la mayoría de su población vive de la limosna. Se la conoce también como la  “Jerusalén Negra” o “La Petra de África” por la energía religiosa que tiene. Cuenta con 11 iglesias, más de 500 sacerdotes y más de 200 monjes… Descubrir y conocer los templos de Lalibela imprime una energía tan especial que resulta difícil de explicar, por ello recomiendo entrar dentro de sus templos y simplemente estar, observar cómo rezan y cómo interactúan sus religiosos. Los templos están construidos sobre roca de bajo hacia arriba en un entorno auténtico, templos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.  Es un lugar de peregrinación, sobre todo en enero para los ortodoxos etíopes . Toda la ciudad se llena, los hoteles tiene reservadas sus habitaciones de un año a otro, se acampa por toda la ciudad que se transforma totalmente y suministra de infraestructura básica a los miles de visitantes que llegan. Una estampa única. Las túnicas blancas y los rezos copan esta ciudad tan mágica el 7 de enero, por ello está considerada la segunda ciudad santa del país después de Aksum. No olvidéis al menos visitar La casa de San Jorge, Beta Girorgios, el templo más mediático.

Lalibela

Aksum

Aksum sería otro de los destinos a visitar por ser la primera ciudad sagrada del país. No es una ciudad que destaque por su belleza, pues realmente sólo merece la pena conocer el obelisco, pero sí es interesante y aconsejable su ubicación en el estado federado de Tigray. Desde Aksum salen excursiones que recorren las montañas espectaculares de Tigray y puedes hacer un trekking durante mínimo 4 días que pasa por Raia,Geralta y termina en la ciudad de Mekele. Es otra de las experiencias en Etiopía que yo no me perdería bajo ningún concepto. Pero recomiendo viajar con agencias locales que organizan estos trekking como turismo comunitario que apoya al desarrollo de las comunidades por donde caminas y donde los alojamientos y las estancias de cada día pasan por las casas de gente local. Alojamientos muy modestos, baños básicos, duchas contadas y comida típica basada en el injera, una masa elaborada con el cereal africano llamado tef que se mezcla con vegetales y carne, poco calórica y muy energética que se come con las manos.

Tigray

En Aksum es donde empecé el trekking que me tuvo desconectada del mundo por las montañas de Tigray y que me permitió convivir durante estos días con gente local extremadamente pobre y conocer las aldeas y comunidades donde viven, sus costumbres y su cultura como, por ejemplo, la ceremonia del café, todo un ritual para agasajar a las visitas. Son viajes muy económicos, imprescindibles para conocer una parte de Etiopía auténtica y que al mismo tiempo  ayuda económicamente a estas comunidades. Eso sí, siempre hay opciones alternativas y puedes terminar el trekking con un homenaje en el Keralta Lodge, en el municipio de Keralta. Un oasis en medio de todo este entorno con electricidad, agua caliente y wifi. Etiopía es un país que invita a adentrarse en la inmensidad de sus montañas. Otro destino para disfrutar de un buen trekking son las Siemen Mountains, cerca de Gondar.

Gondar y Bahir Dar

Gondar es la antigua capital imperial de Etiopía de la región de Amhara. Desde allí, después de visitar sus castillos, podemos llegar en menos de dos horas al Parque Nacional de Simien, donde están las Simien Mountains, para hacer excursiones por este sistema montañoso declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Desde Gondar en minibús podemos llegar  a Bahir Dar, otro de los destinos que recomendamos en el noroeste del país tanto por las iglesias y monasterios a orillas del lago Tana, como por ser el lugar desde donde parten las excursiones hasta las cataratas del Nilo Azul. Una vez vistas la ciudad, en una hora aproximadamente si vas en transporte público, llegas a la aldea que acoge las cataratas. Existe una oficina de información turística con guías que te acompañan hasta el Nilo, una caminata de una media hora aproximadamente. Sencillamente espectacular y digno de visitar. Si quieres evitar el transporte público, cosa que no aconsejo pues es una manera muy auténtica de conocer un país, también puedes alquilar un taxi privado o una moto para llegar a las cataratas. Es otra opción más sencilla y cómoda.

Castillo de Gondar

Danakil

Cerca del Mar Rojo, en la depresión de Afar,se encuentra uno de los paisajes mas espectaculares jamás vistos en nuestro planeta. Este desierto ocupa tres países: Etiopía, Eritrea y Djibouti. Su extremo calor es uno de sus principales problemas para visitar esta zona pues si no acertamos el mes para viajar podemos sufrir temperaturas de más de 50 grados ya que el punto más extremo de la depresión está a 100 metros por debajo del nivel del mar. Los meses más recomendables para viajar son a partir de noviembre y por su ubicación geográfica es recomendable no realizar esta visita solo. Para ello recomiendo unirse a una de las expediciones que la agencia Kananga Viajes organiza. Se trata de un paisaje único sobre todo si subimos a alguno de los volcanes que decoran esta zona. Y digno de ver son las caravanas de camellos  que se utilizan de transporte para cargar la sal que se extrae de la zona. Junto al turismo, la extracción de sal es su principal industria más que cuestionada por las condiciones en que trabajan, principalmente  las mujeres, pertenecientes a la tribu nómada afar.

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Addis Abeba

Addis Abeba, que en amárico (lengua oficial en Addis) significa “ Flor Nueva”, es la capital de Etiopía y la ciudad más poblada con casi 4 millones de habitantes. Además es la ciudad situada a mayor altura del país, ya que está a 2.300 metros sobre el nivel del mar. La primera vez que llegué al aeropuerto internacional de Bole de Addis venía desde Nairobi. Desde el coche, de camino a la casa donde me alojaba, me impactó lo que veía a través de la ventana. Una ciudad fea, hostil, sucia y llena de obras y de pobreza por todos los lados. Comprobé de primera mano que se trata de uno de los países más pobres de África. Con el tiempo me fui reconciliando con esta ciudad y fue encontrando puntos interesantes, sobre todo, su diversidad étnica y cultural. Conviven más de 80 nacionalidades y lenguas, además de musulmanes, cristianos y judíos.

Para empezar, Addis cuenta con el monte Entoto en las colinas al norte de la ciudad donde puedes pasear sin salir de la urbe en un entorno verde y más agradable, menos agresivo. Tiene una gran variedad de edificios culturales que visitar como el teatro Hager Fikir, el teatro más antiguo de Etiopía, ubicado en el distrito de Piazza y museos de todo tipo pero recomendaría especialmente el Red Terror Martyrs Memorial Museum que recuerda la dictadura del Derg, régimen de izquierda radical que mató a miles de etíopes, la revolución del 74 y la guerra civil de los 90. Los guías del museo son víctimas reales de estas torturas y es indispensable para entender la historia de Etiopía, escuchar sus testimonios de viva voz.

Terror Museum

También es muy interesante perderse por el mercado municipal de Addis, Merkato, uno de los mercados más grandes de toda África, caótico, sucio e interesante donde se toma el pulso a la gente de esta ciudad. También recomiendo disfrutar de la noche en Addis sobre todo por su música en directo. Ir a cenar a un restaurante típico de la ciudad, probar el injera, ver uno de sus espectáculos de bailes típicos con esos movimientos de cabeza que descolocan a cualquiera y luego acercarnos a un local de música en directo es uno de los planes que no hay que perderse. Para la música en directo, recomiendo acercarnos al Taitu Hotel, Jazz Amba,  o al African Village Jazz Club, en Hotel Ghion, para descubrir y disfrutar de ese estilo llamado Ethio-Jazz, cuyo padre es Mulatu Astatke. La estación de autobuses y moverse en transporte local por Addis es una de las experiencias que no me perdería.

Meki

Desde Addis cogí un autobús local para llegar a Meki, en la región de Oromia, en el centro este del país. Tardé unas 4 horas pero no se me hizo nada pesado. Observar el paisaje de Etiopía y los pueblitos hasta llegar a mi destino es como estar viendo una película, me fascinó. Meki es uno de esos pueblos al que nunca hubiera ido si no fuera por los dos proyectos sociales que quería conocer. Ahora lo recomiendo. Conocer Meki es conocer muchos pueblos y ciudades de la Etiopía profunda. Es el típico pueblo etíope de visita obligada. Caminar por sus calles, adentrarse en su mercado, subir en uno de sus coches de caballos y, sobre todo, visitar sus dos proyectos sociales: la escuela (Meki Catholic School) apoyada por la iglesia católica que tiene muy poca influencia en este país,  donde funciona el proyecto Living Meki; y el hospital de la Fundación Pablo Horstmann y su orfanato. Además desde Meki y en transporte público hay varias visitas que realizar como por ejemplo los lagos perteneciente al valle del Rift.

El valle del Rift

Etiopía cuenta con unos lagos espectaculares. Unos lagos infinitos a la vista, llenos de vida, y donde detenerse para contemplar los habitantes que allí se acercan, es toda una experiencia. Se trata del gran valle del Rift, declarado en 2011 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde destaca el lago Ziway, el más grande de una cadena de lagos que bajan al Sur formada por el lago Awasa, lago Koka o el lago Langano donde sí que podemos bañarnos sin el riesgo de contraer la enfermedad de la esquistosomiasis. Todos los lagos son recomendables por la variedad paisajística que ofrecen y por la variedad de su fauna y flora, puedes encontrar hipopótamos y aves de todo tipo como marabúes, ibis, pelícanos, águila pescadora, etc.

Ziway Lake

Cerca del lago Awasa está la cuna del movimiento rastafari en una ciudad llamada Shashemene. Se trata de una ciudad que ya no tiene mucho que ver con este movimiento que se remontan al fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando el emperador Rastafari, coronado como Haile Selassie I, donó una gran parcela de tierra para permitir el asentamiento de seguidores del movimiento rastafari de las Antillas que quisieran regresar a su patria en África. La ciudad no tiene mucho encanto pero el paisaje hasta que ellas a ella merece la pena y para los amantes de la cultura rasta es el templo que no se pueden perder.

Omo Valley

Si seguimos la ruta de los lagos llegaremos al Omo Valley. Los paisajes son maravillosos y merece la pena hacerlo en coche con paradas técnicas por el camino. Es la mejor manera de vivir intensamente un país, por tierra. Otra opción más cómoda para llegar a este destino es salir desde Addis en avión hasta Arba Minch. El Omo Valley es el paraíso para los amantes de las tribus, tribus ya corrompidas por el turismo pero no menos interesantes de conocer. Tribus como los Mursi, Hamer, Karo, Banna, Dorze etc. Arba Minch es el punto de partida para adentrarse en el valle en coche. La primera parada que hice fue a los Dorze, a 30 km. de la ciudad. Impactante y enriquecedor observar maneras tan diferentes de vivir. Seguí el viaje rumbo a la ciudad de Jinka, para conocer los mursis, famosos en el mundo entero por rajarse los labios para poner extensiones de platos en ellos- Cuánta más grande es la extensión, más prestigio tiene la mujer. Cada foto cuesta 5 birrs por persona, difícil negociar a la baja, pues es una de las tribus más capitalizadas por el turismo, más negociante y más agresiva. Otra de las etnias de obligada visita es la que vive sobre le rio Omo, los Karo. Todos los caminos del valle son espectaculares, pero este tiene algo más especial. En el pueblo llamado Turmi visité un mercadillo tribal de los Hamer y más tribus que es itinerante y que cada día se desplaza a un pueblo del Omo Valley. Recomiendo encarecidamente no perdérselo  ya que se respira la idiosincracia de las tribus. Es un ejercicio necesario para ampliar más nuestra manera de entender el mundo, la vida y de ser más respetuoso y tolerantes.

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Arba Minch

Arba Minch es la ciudad desde donde parten las excursiones para el Omo Valley pero que cuenta con actividades y visitas recomendables. Merece la pena detenerse un par de días en ella. Arba Minch ofrece un gran ambiente universitario pues cuenta con una de las más prestigiosas universidades del país hasta donde llegan estudiantes de diferentes ciudades. Arba Minch, ciudad partida en dos como son Sikela y Shecha, está ubicada en un enclave privilegiado entre los lagos Abaya y Chamo. Es en el lago Chamo donde podemos ver los cocodrilos más grandes de África, a tan solo ocho kilómetros de Shecha, en el Crocodile Market. Se trata de una de las visitas recomendable para hacer además de visitar el Nechisar National Park y el bosque Forty Springs.

Chamo Lake

Harar

Antes de despedirme no puedo olvidarme de Harar. Ciudad histórica al este de Etiopía, importante por su actividad comercial. Es uno de los centros del Islam y, sólo por eso, merece la pena visitarla. La construcción de sus casas , el ambiente que se respira en el centro, en su mercado y poder conocer a su gente es de las experiencias más gratificantes para hacer en Etiopía. Es una ciudad donde el color destaca tanto en la pintura de las viviendas como en los velos de las mujeres que caminan por sus calles. Las calles están llenas de vida y sólo pasear por las mismas es un auténtico placer ya que puedes observar los oficios de algunos de ellos como la sastrería, por ejemplo. Harar está incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO por su riqueza ya que cuenta con más de 80 mezquitas y más de una centena de santuarios. Está considerada la cuarta ciudad santa del Islam.

Harar

Hasta aquí el recorrido que propongo de Norte a Sur del país; los Top 10 de un país indispensable y maravilloso, Etiopía. Un recorrido que podría hacerse en un mes si lo organizamos bien y con una media de 1000 euros en el bolsillo, contando con algún vuelo para los desplazamientos largos.

ALOJAMIENTO

Como en cualquier país africano hay alojamientos para todos los gustos y para todos los presupuestos. Desde dormir en hostales por un euro a encontrar lodges maravillosos con todas las comodidades occidentales a las que estamos acostumbrados, pero nada baratos y casi siempre regentados por extranjeros. Con un presupuesto de 1000 euros tendremos alojamientos modestos pero de vez en cuando podemos permitirnos algún capricho tanto para dormir como para comer.

TRANSPORTE

La manera más sencilla de viajar si contamos con algo de presupuesto y poco tiempo es volando con la compañía nacional Ethiopian Airlines, además si entras en el país con un billete internacional de su compañía, tienes un descuento del 50% en lo vuelos internos que quieras coger para moverte de norte a sur. Además te hacen paquete de vuelos con varios destinos que realmente, si tenemos poco tiempo,  merece la pena. Otra cuestión es que tengamos de todo el tiempo por delante y poco presupuesto, entonces la experiencia de recorrer el país en transporte local es garantía de aventura segura. Yo no me lo perdería.

Texto: Ana Mansergas

Fotografías 1, 2, 6 y 9 y pertenecientes a Antonio S.Chamorro

 
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