¡Qué bueno que volviste, Leo!

Soplan vientos fríos en la Península, pero en La Coruña hemos visto a una de las versiones más calientes del Barcelona con un Messi que ha querido ganar desde el primer minuto, que ha optado por centrarse en la pelota y que ha dejado atrás todos esos problemas que parecían desfigurar a un equipo que nos tiene acostumbrados a otra cosa. Ha vuelto el juego dinámico y veloz que se vislumbraba en el inicio de temporada, un fútbol más parecido a lo que vimos en el Camp Nou ante el Atlético y no a la paria de Anoeta. En esta noche invernal el astro argentino nos ha dejado helados con otra de sus grandes actuaciones. Porque cuando Messi quiere, cuando se dedica a ser el mejor, lo consigue. En Riazor lo fue indiscutiblemente con sus tres tantos que sirvieron para la goleada (0-4) al Deportivo.

El partido terminó once minutos después de su inicio, cuando Leo adelantó al Barcelona por medio de un testarazo por encima de Fabricio que presenció atónito como el más bajito ganaba a su despistada defensa. Pero Messi no jugó solo. Rakitic escaneó la zona y dibujó un pase perfecto, justo lo que se espera del futbolista croata, que parece mejorar cuando aparece el malabarismo de Neymar o la habilidad de Iniesta. El español, muy activo, supuso un soplo de aire fresco en la circulación de balón de su equipo.

Si a un Deportivo derrotado desde entonces le quedaba algún resquicio de esperanza para sacar algo positivo, una carambola y un destello le robaron la ilusión. Neymar realizó un taconazo sin querer cuando el balón rebotó en su talón y la pelota le cayó al más activo. El Messi más hambriento recogió la inocente asistencia y la convirtió en un hiriente cuchillo, gracias a su genialidad, elevando el esférico por encima del portero Fabricio en apenas unas milésimas de segundo. Los que parpadearon se lo perdieron.

Cierto es que el Deportivo nunca entregó la rendición pero tampoco se prestó a crear excesivos problemas. Sus primeros acercamientos se sucedieron por errores ajenos y hasta la segunda mitad no le vimos la cara al portero culé. Claudio Bravo suele aparecer cuando se le necesita y sus actuaciones en el Barcelona acumulan éxito. El chileno no ha bajado el nivel en toda la temporada y está siendo uno de los pilares que sostiene los cimientos.

Ya con un ritmo más lento, llegó el hat-trick de Leo. Recordando a sus orígenes, partió desde la derecha y golpeó al palo largo lejos del alcance de Fabricio. Messi sonreía y Luis Enrique decidió dar minutos a Bartra, Pedro y un pitado Rafinha -por su pasado en el Celta-. Y para culminar la goleada, la defensa del Deportivo se enredó con un mal despeje y un gol en propia puerta sin emoción alguna que redondeó un resultado ya abultado.

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La recuperación coincide con la mejoría lejos de casa. El Barcelona se había dejado 10 puntos fuera del Camp Nou y Messi no marcaba en Liga a domicilio desde el 4 de octubre en partido ante el Rayo Vallecano. El triplete y los tres puntos les sitúa a un punto del campeón de invierno con media temporada aún por determinar, con una dura eliminatoria copera por delante, pero con un ‘once’ tipo para Luis Enrique, una base que alinear, al menos, en los encuentros importantes que aún están por llegar y con la vuelta del mejor Messi.