El Bernabéu se rinde a Benzema

Madrid

El Real Madrid afrontó su partido con un viento huracanado de cara, ante la Real Sociedad, primero de los dos rivales contra los que Ancelotti no puede alinear a Cristiano Ronaldo. Sin la estrella portuguesa, jugadores como Isco, James y sobre todo Benzema han sabido tomar las riendas del ataque madridista, usando toda su creatividad y su calidad para darle la vuelta a un choque, que comenzó con altas temperaturas y acabó con una fría nieve ante la superioridad blanca sobre una Real que gastó sus fuerzas en cinco minutos para acabar derrotada 4-1.

En la memoria perduraba aquel encuentro de ida en el que el Real Madrid se dejó remontar en Anoeta y, para colmo, Elustondo, en 60 segundos, puso por delante a la Real Sociedad, enmudeciendo a la mitad del Bernabéu. La otra mitad aún estaba ubicándose cuando el defensa de la Real hacía creer a los suyos en otra victoria sobre los de Ancelotti. Pero un buen centro de Marcelo rematado por James -tan solo un minuto después- reinició el partido.

Un encuentro que en los primeros instantes subía la calefacción bajo los asientos hasta el punto de obligar a los aficionados a permanecer de pie. Minutos onomatopéyicos en la Castellana: a la euforia madridista por el rápido empate le sucedió un “¡uy!” cuando Canales estuvo a punto de volver a adelantar a la Real y después un “¡oh!” ante una nueva genialidad de Isco. Vela silenció el estadio a la vez que se marchaba lesionado y con Illarramendi se escuchaba un runrún en cada una de sus pérdidas de balón. Cerró el “fiu” con los silbidos a la demora de Rulli para efectuar sus saques de portería.

Los mismos silbidos estuvo a punto de provocarlos Gareth Bale por egoísta -o torpe-, interpretación libre para la acción en la que Benzema ofrecía el pase ‘de la muerte’ y el galés se interponía entre el balón y James, para después fallar una de las ocasiones más claras. Quizá el público se lo perdonó porque minutos antes el héroe de Lisboa -el mismo que en el Mundialito- capeó el temporal. Sergio Ramos recogió un rechace dentro del área y no perdonó la oportunidad de culminar la remontada.

Con la Real encerrada en su mitad y dejando jugar cómodo al Madrid, Benzema -sin ni siquiera cambiar el rostro- quiso hacer aún más blanco el partido, ya en la segunda parte. Con la nieve de acompañante, el galo ejerció de correa de transmisión y supo asociarse con sus compañeros. De una de estas combinaciones surgió el tercero del Madrid, el de la calma y el perdón. Ahora sí, Bale le servía el balón en bandeja de plata a su compañero que no perdonó.

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Benzema siguió deslumbrando sobre el césped, esta vez la pared la dibujó con Isco y Karim se llevó la ovación de la tarde con un golazo de jugador de talla mundial. Con un giro perfecto de cadera y una rosca en el balón que parecía teledirigido hasta el fondo de la red, anotó uno de los mejores goles de la temporada para redondear la goleada.

Para el final quedaron los minutos para Jesé, Chicharito y Khedira y el indulto del Madrid para el equipo donostiarra al que le perdonó marcharse sin una carga mayor. Los puntos se los quedó el líder en un lavado de imagen con respecto a la anterior jornada y una inyección de moral para las venideras.