Winogrand, el fotógrafo de las calles de América

Madrid

Hombres de negocios, mujeres hermosas, animales del zoo, hippies, políticos, aspirantes a actores, soldados, aeropuertos, manifestaciones de protesta, rodeos, atletas, desfiles, circos, la carretera, personas heridas... habitantes de las fotografías de Garry Winogrand, el fotógrafo de las calles de Nueva York, el cronista de América, el hombre que retrató la vida cotidiana de una ciudad, de un país y de una sociedad. Leo Rubinfein, comisario de esta exposición: “Winogrand se planteaba en todo momento una pregunta, que era siempre la misma: ¿Qué está ocurriendo en América? Una pregunta que coincidía con otra: ¿Quiénes sois vosotros, quién eres tú, quién es mi gente, quién es mi pueblo y qué conflictos nos convierten en las personas que somos?”

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Desde la euforia y la prosperidad del Nueva York de los años 50, a la desintegración del sueño y la pérdida de inocencia tras la guerra de Vietnam, el agravamiento de la guerra fría, el asesinato de Kennedy, o los movimientos pacifistas y contraculturales. Todo eso está en sus fotos en blanco y negro, hasta llegar a los 80, en los que Winogrand viaja a California, Chicago o Washington en su intento por comprender su país. Y en su mirada y su forma de ver la realidad, conviven el optimismo y la desilusión. “Lo que hace Winogrand es un truco de magia maravilloso: En su obra es la alegría la que hace que la desesperanza sea tolerable y es la desesperanza la que hace que la alegría sea creíble”.

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Winogrand decía que él no escogió la fotografía, sino que “cayó en ella”. Después añadiría que la necesitaba desesperadamente. Cuando murió en México en 1984 dejó tres ex esposas, cuatro portafolios de edición limitada, su Leica M4, más de 2.500 rollos de película que habían sido expuestos pero no revelados, 6.500 rollos revelados pero de los que todavía no se habían hecho contactos y unos 3.000 rollos más, ya en forma de hoja de contactos, sin revisar.