Cómo quedarse a un suspiro de un récord mundial
La británica Katerina Johnson-Thompson se ha proclamado campeona de Europa de pentathlon con 5.000 puntos, rozando por 13 puntos el récord mundial
Praga
Las pruebas combinadas son una especialidad dura y compleja del atletismo: el que quiera estar entre los mejores del mundo tiene que ser un deportista rápido y explosivo para la velocidad y los saltos, pero al mismo tiempo debe ser fuerte y potente para poder rendir dignamente en los lanzamientos. Y por si fuera poco, debe ser un as de la técnica para dominar pruebas como la pértiga o la jabalina.
Los atletas de pruebas combinadas se tiran hasta dos días compitiendo sin parar, sumando enteros a cada segundo que arañan al cronómetro para terminar acumulando miles de puntos. Cinco mil. Nueve mil.
Hoy, en el Campeonato de Europa de pista cubierta, la británica Katerina Johnson-Thompson se ha quedado a trece míseros puntos del récord mundial de pentathlon. Dejando de lado la presencia obvia del número de la mala suerte, ¿cómo es posible rozar por debajo un récord del mundo y no morir en el intento?
El cálculo suele hacerse antes de la última prueba de la combinada, cuando sólo queda el agónico mediofondo, en este caso 800 metros: “Si hace dos minutos once segundos nueve centésimas, bate el récord del mundo”, era el runrún – en varios idiomas distintos – en la grada del O2 Arena de Praga. Y no pudo ser: una marca de 2:12.77 minutos, tras una valiente cabalgada en solitario, dejaba a esta joven británica a 13 puntos del récord mundial. Trece puntos que no son sino una miseria, visto a toro pasado y examinando prueba por prueba: ¿Dónde se los ha dejado?
Repasando la breve pero intensa biografía atlética de esta británica de 22 años, vemos que no se dejó los puntos en el último suspiro del 800 final, sino en alguna de sus pruebas predilectas de los saltos. Antes de probar suerte en las combinadas, Katerina Johnson-Thompson se ha prodigado en pruebas como la longitud, donde ha sido subcampeona mundial, por ejemplo. Veamos en qué se traducen esos trece puntos, en función de las marcas que ha conseguido en Praga:
Seis centésimas menos en los 60 metros valla
Un centímetro más en salto de altura
Diecinueve centímetros más en lanzamiento de peso
Cuatro centímetros más en salto de longitud
Setenta y ocho centésimas menos en ochocientos metros
En algunas pruebas la cuenta se hace simplemente con un poco más de velocidad en una carrera, pero en pruebas como el salto de altura se podría haber solucionado si las alturas, en vez de pasar de 1.95 metros a 1.98 hubiera hecho alguna parada de por medio, una altura más asequible. La parte buena del asunto es que Johnson-Thompson tiene 22 años, y que acaba de desembarcar en las pruebas combinadas a nivel absoluto – aunque ya se prodigó en categorías menores – por lo que cabe esperar una mejora sustancial con respecto a estas marcas. El récord que consiguió hace tres años la ucraniana Natalia Dobrynska (5.013 puntos por los 5.000 de la británica) tiene los días contados.
Lo imposible: cuadrar 5.860 puntos
Lo normal es que ahora mismo esta joven británica esté tirándose de los pelos por haberse quedado a trece puntos de un récord mundial, pero al fin y al cabo es campeona de Europa, y además hay cosas peores, y si no que se lo digan a la aragonesa Laura Ginés, que lo hizo con siete pruebas y no cinco: fue en junio de 2012, en Barcelona, cuando esta atleta empezó a destrozar sus marcas y llegó a los 800 metros finales del heptathlon (modalidad de aire libre de las combinadas femeninas) con una marca en la cabeza: 2:24.03 minutos. Con esa marca, se llevaba por delante por un punto el mítico récord de 5.860 puntos de María Peinado, que esos días cumplía una década en la nómina de plusmarcas nacionales.
La cara de la aragonesa fue un poema cuando llegó a meta y vio que el videomarcador dejaba una marca dos centésimas por encima de sus intereses, y que por tanto sus peores sueños se hacían realidad: 5.860 puntos clavados. Un centímetro o una centésima arriba o abajo en cualquier prueba le habrían dado ese récord tan ansiado, un día en que todo le salió perfecto menos el final de la ecuación.
Una suerte que el joven Jorge Ureña espera no tener que repetir en Praga después de haber saboreado las mieles del récord de España de heptathlon de un tal Antonio Peñalver: en el campeonato de España de Antequera, este alicantino de 22 años consiguió 6.051 puntos, quedándose a once puntos del récord nacional que tiene ya trece años de viejo. En los europeos de Praga, este alicantino, entrenado a la vera de Eusebio Cáceres, tendrá la oportunidad de hacer historia por varias razones: acercarse a las medallas, ser el primer español en unas pruebas combinadas europeas indoor en los últimos seis años.