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Del triplete de Birmingham al rosco de Praga

Por primera vez desde 1979 ningún español se clasifica para la final de 1.500 metros masculinos en el Campeonato de Europa de pista cubierta

PRAGUE, CZECH REPUBLIC - MARCH 07: (L-R) Marc Alcala of Spain, Artur Ostrowski of Poland, Diego Ruiz of Spain and Dmitrijs Jurkevics of Lativa compete in the Men's 1500 metres rounds during day two of the 2015 European Athletics Indoor Championships at O / Alexander Hassenstein Getty Images

Praga

Domingo, cuatro de marzo de 2007, cuatro menos diez de la tarde: las gradas del estadio de Birmingham se vienen abajo cuando Juan Carlos Higuero, Sergio Gallardo y Arturo Casado escriben la historia del mediofondonacional con un triplete español en el 1.500 del Campeonato de Europa de pista cubierta. Sábado, siete de marzo de 2015, doce en punto del mediodía: Diego Ruiz y Marc Alcalá caen eliminados en sus series clasificatorias en el O2 Arena de Praga, y es la primera vez en 36 años en que España no tendrá un finalista en la prueba de 1.500 metros en unos Campeonatos de Europa de pista cubierta.

Mucho ha llovido en estos ocho años, desde ese mágico triplete en los europeos de Birmingham al vacío de Praga. Este año, nuestros dos competidores – un mermado Diego Ruiz y un jovencísimo Marc Alcalá – lo han intentado todo pero no han conseguido estar en la final de los 1.500 metros del euroindoor: “No me esperaba una carrera así, me he encontrado cómodo pero en la última recta tenía el láctico en las orejas”, ha dicho Ruiz en zona mixta. “El sistema de calificación lo ponía difícil, son rivales más fuertes que yo por marca y por experiencia”, ha dicho el debutante Alcalá.

Estos dos atletas, a los que no puede reprocharse no haber competido muy dignamente en sus series clasificatorias, ponen voz a la realidad que dibujan los números: Praga ha visto la peor cara del 1.500 español desde hace muchos, muchos años. Por ejemplo, la última vez en que España no tuvo un finalista masculino en esta prueba de los euroindoors fue en la edición celebrada en 1979 en Viena, donde compitieron cinco españoles, hace ya 36 años. Otro ejemplo: la última vez en que un atleta español – hombre o mujer – no consiguió una medalla en 1.500 en esta competición fue en la edición de 1998 celebrada en Valencia. En este caso, España también ha batido el triste récord de no haber presentado ninguna corredora en la prueba femenina, algo que no sucedía desde 1992.

Diego Ruiz durante su participación en la prueba / Alberto Pozas

Crónica de un descalabro que no forma un fiel dibujo del estado actual de esta distancia en España, pero que sí deja un síntoma más de las horas bajas que vive esta prueba, la ‘niña bonita’ del atletismo español junto con la marcha: salvo apariciones estelares como las de Manuel Olmedo o Isabel Macías, en los últimos años el 1.500 español ha perdido fuelle tanto en densidad de atletas como en calidad.

¿Qué ha pasado desde Birmingham?

Ha llovido mucho, puede que demasiado, desde el contexto atlético que dejó ese triplete en el National Arena de Birmingham con Higuero, Gallardo y Casado. Con las estadísticas en la mano, ese invierno tres atletas españoles bajaron de 3:40 minutos en el ‘milqui’, incluyendo a José Antonio Redolat, mientras que este año el único atleta que lo ha conseguido es Adel Mechaal y ha optado por competir en 3.000 metros. Ese año, además, los españoles tenían las mejores marcas europeas y el único atleta capaz de toserles, el francés Mounir Yemmouni, no tuvo su mejor día en la final y fue sexto. No compitió, además, el portugués Rui Silva. El sistema de calificación fue más o menos igual de criminal: pasaban los tres primeros de cada serie y los tres mejores tiempos.

Lo que nos hemos dejado en España

Praga ha visto una de las peores versiones del 1.500 español de toda la historia de los europeos de pista cubierta, pero es necesario poner sobre la mesa también los nombres que siguen en activo y que por diversas razones no han estado en el O2 Arena de Praga aunque tienen nivel para pelear estas finales: Manolo Olmedo, campeón en Paris 2011, se retiró en las semifinales del nacional de Antequera con una lesión en el gemelo. Adel Mechaal, de los mejores europeos del año, ha decidido correr el 3.000 en Praga. El balear David Bustos ha decidido no competir en pista cubierta este año, dejándose ver sólo en alguna popular y en la San Silvestre Vallecana en su segundo año entrenando en Cantabria con José Manuel Abascal. El campeón de Europa de 2010, Arturo Casado, lucha para recuperarse de las lesiones después de decidir entrenarse a sí mismo, y hasta nuevo aviso Juan Carlos Higuero está fuera de combate.

Y misma canción en mujeres: la aragonesa Isabel Macías, subcampeona europea en Göteborg, no ha tenido su mejor invierno, mientras que la veterana Natalia Rodríguez intenta recuperarse de las lesiones tras varios cambios de entrenador: no pudo terminar su carrera en el nacional de cross, pero ya se ha estrenado en pista cubierta en distancias mayores al 1.500 metros. Nuria Fernández, campeona de Europa en Barcelona, ha decidido aprovechar su final de mediofondista para distancias más altas.

Lo que viene por detrás: la cantera asoma

Tampoco sería justo hablar de la situación actual del 1.500 español sin aportar perspectiva hacia el futuro: la cantera ha dado un salto de calidad en los últimos años, y son varios los jóvenes diamantes por pulir los que apuntan alto en una distancia con tanta solera en la historia del atletismo español. Este mismo invierno, el joven granadino Ignacio Fontes ha batido el récord de España juvenil (tiene 16 años) con 3:52.27 minutos, mientras que otro joven (éste de 17 años) llamado Jordi Torrents ha entrado en categoría junior con una credencial de 3:44.47 minutos. Y mismo color de renovación en la categoría femenina, con atletas como la versátil Celia Antón (18 años), además de atletas que ya ganan Campeonatos de España a nivel absoluto: Solange Pereira, Laura Méndez y Marta Pérez son atletas con capacidad para meter la cabeza en la élite internacional a medio y corto plazo.

El futuro de esta distancia que tantas vitrinas ha llenado en nuestro país no es, por tanto, completamente negro, pero lo cierto es que los europeos de Praga han visto la peor cara del 1.500 español de las últimas décadas.

 
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