El Madrid se desploma en San Mamés

Madrid

Tenía la tarde el aroma de las grandes citas. Por el escenario, La Catedral, que a pesar de su nuevo esqueleto mantiene la mística del antiguo San Mamés y por los contendientes, Athletic y Real Madrid, con innumerables batallas libradas a lo largo de sus centenarias historias. Y lo fue, sobre todo para un Athletic, que al subidón de la clasificación para la final de Copa, le unió una victoria ante un rival eterno, el Real Madrid.

El equipo blanco fue un desastre, en el primer acto por falta de ganas, y en el segundo, en el que tiró de coraje, por falta de recursos. Tan sólo dos tiros entre los tres palos en todo el partido. Uno lejano de Isco que atrapó Iraizoz y un disparo, que aún está por ver si era realmente un tiro a puerta o un centro, de Bale desde el centro del campo que dio en el palo de la meta del Athletic. Y nada más.

Es este equipo uno raquítico de ideas, uno en el que cada uno hace la guerra por su parte y uno que se las ve y se las desea para sacar el balón de su área, que echa de menos a Ramos y sobre todo a Modric, al que habrá que ver cuándo y cómo vuelve después de meses de inactividad.

Esta vez Ancelotti probó en el centro del campo, junto a los intocables Kroos -esta tarde bastante fallón- e Isco -bastante ausente-, con Illarramendi, que no restó en San Mamés pero tampoco sumó nada.

Y en mitad de este caos tampoco aparece el que sí lo hacía antes, Cristiano, que está lejos del avasallado del curso pasado. Tampoco Bale, que apenas participa en el juego colectivo, ni Benzema, al que esta tarde ni se vio. “Es bastante confuso lo que hacemos cuando atacamos”, dijo después Ancelotti en rueda de prensa para explicar el paupérrimo partido de los suyos.

Y enfrente estuvo un equipo eufórico, por eso de la final de la Copa, serio y muy concentrado, en el que cada una de sus piezas funcionaron. Etxeita, Williams, De Marcos, Iraola, Muniain... y el de siempre, Aritz Aduriz. El atacante firmó el único gol del partido con un cabezazo colosal de ‘nueve’ de toda la vida después de un centro soberbio, medido y con rosca, de Mikel Rico que supuso el único gol del partido.

Además, los de Valverde no se agarrotaron con las intentonas desesperadas de los blancos en el segundo acto y a punto estuvieron de hacer un segundo gol con otro cabezazo de Aduriz, que esta vez se estampó en el palo de Casillas.

Esta derrota en San Mamés puede ser más dolorosa aún mañana si el Barça consigue una victoria ante el Rayo y pierden el liderato, justamente quince días antes de la visita de los blancos al camp Nou.