Ese mismo Real Madrid que hace tan sólo dos meses llegó a acumular 22 victorias consecutivas rozó ayer el ridículo histórico ante un rival en teoría muy inferior –el Schalke ocupa la quinta posición de la Bundesliga con 23 puntos menos que el Bayern, líder-. Los blancos, que en la última semana han perdido el liderato de la Liga al sumar un punto de seis posibles, no hicieron nada, absolutamente nada bien. Pero, ¿quién o quiénes son los culpables? Muchas miradas apuntan a Ancelotti, empecinado en mantener la BBC contra viento y marea e incapaz de variar el dibujo táctico según las circunstancias. El italiano es acusado también de hacer siempre los mismos cambios, muy previsibles, y hacerlos muy tarde. En el ojo del huracán están también los jugadores, a los que en partes de algunos encuentros se les ve agotados y en otras con algo de desinterés. Tres de los más señalados son Benzema, Cristiano y, sobre todo, Gareth Bale. Su efectividad goleadora ha bajado en los últimos duelos y su escaso trabajo defensivo hace más frágil y vulnerable al equipo. Ni tan siquiera Florentino se libra de las críticas. Parte de la afición mira también con recelo al mandamás del club al que ven responsable de una plantilla poco compensada.