"El ébola no sólo mató a mi marido, ha dejado sin futuro a mis 11 hijos"
En Sierra Leona sólo hay un médico por cada 40.000 pacientes, la epidemia ha colapsado el débil sistema sanitario. Nos adentramos en las vidas de sus habitantes
Sierra Leona
Bindu, una de las viudas de la aldea de Dumegbe, al sur de Sierra Leona, es el claro ejemplo de las secuelas que la peor epidemia de ébola de la historia dejará para siempre en África Occidental. Mientras amamanta a sus hijas más pequeñas, el bebé de 3 meses nació después de la muerte de su padre, asegura que no es capaz de conseguir comida para todos porque su marido es quien traía el dinero a casa.
En Sierra Leona sólo hay un médico por cada 40.000 pacientes, la epidemia ha colapsado el débil sistema sanitario. Las tierras han dejado de ser trabajadas, hay un riesgo importante de aumento de la desnutrición
Si buscan Pujehun en los mapas verán que está muy al sur de Sierra Leona, de hecho es frontera con Liberia y también está cerca de Kenema, uno de los distritos sierraleoneses con más casos de ébola porque a su vez es frontera con Guinea Conakry donde surgió este brote. Pujehuun está a unos 350 kilómetros de Freetown, la capital de Sierra Leona, hasta aquí se tardan unas 8 horas en llegar, hay que pasar hasta 5 controles donde controlan la temperatura a cada pasajero.
Desde la cabecera de este distrito con más de 300000 habitantes hay que emplear otras 5 horas más en pistas de tierra en medio de la selva de palmeras, bambú y grande árboles, cruzando un río con un transbordador para llegar finalmente a Dumegbe, una aldea de 600 habitantes donde han muerto ya 26 personas, por el ébola y donde solo han sobrevidido solo 4 personas. No es casual que de las 26 víctimas mortales 19 sean mujeres: "Lucikane, Yikabene, Eagoye, Yanis, Hawabele, Niaga..."
Quien da los nombres es Kulle Belai, la joven presidenta de la asociación de mujeres que ha visto como dos esas víctimas eran sus hermanas. Y es que el ébola tiene, en un muy alto porcentaje, nombre de mujer, ya que son ellas las que cuidan a los enfermos o llevan a cabo los ritos funerarios, como lavar los cuerpos en los enterramientos tradicionales, que ahora ya son muy pocos, una feminización de estas labores que explica el alto índice de contagios.
Bindu Skawe afortunadamente no se contagió pero es también víctima del ébola. Ha quedado viuda y con 11 hijos que han quedado huérfanos de padre. Cuando comenzamos a hablar con ella sostiene en sus brazos a Marianma de 1 año y 4 meses, cuando le preguntamos si es la más pequeña, llama a su hermana que le trae a Amnatakawa, una niña de sólo 3 meses que su papá jamás llegó a conocer porque murió de ébola el 26 de septiembre cuando ella estaba embarazada.
"Me llamo Bindu Skawe,el marido de mi hermana pequeña se contagió en Zimi y vino a la comunidad, así el ébola cruzó el río y llegó hasta aquí. Se lo pegó primero a mi hermana, en el centro de salud no pudieron hacer nada, ella murió y nos confirmaron que era por ébola. Después nos pusieron a toda la comunidad en cuarentena durante 21 días, uno de los hombres que estaban en la casa murió más tarde, era la confirmación de que el brote de ébola estaba en la comunidad" lamenta esta mujer que apenas ha cumplido con los 40 años.
Bindu, agradece toda la ayuda que la ONG Save The Children le da para alimentar a sus hijos o prepararles con materiales para la reapertura de las escuelas prevista para el próximo 31 de marzo pero una y otra vez vuelve a hablar de cómo la dichosa enfermedad llegó al pueblo y cambió para siempre sus vidas," el hijo de un señor que murió de ébola se contagió y mi marido , que era conductor , viajó con ese enfermo hasta otro pueblo, el chico murió, mi marido trató el cuerpo para enterrarlo y volvió aquí, al principio lo pusieron en cuarentena, después le hicieron el test de sangre y dio positivo, al final , incluso lo pusieron en cuarentena con 42 personas pero a los pocos días murió .Aquí han muerto 26 personas, en esta comunidad, incluido mi marido y su muerte ha dejado atrás a 11 niños huérfanos" lamenta.
Bindu, pide que les envíen más comida, que desde la cuarentena que pasó toda la comunidad faltan alimentos y que necesitan también medicamentos. "Las madres estamos sufriendo mucho, nos falta agua potable para los niños, por eso necesitamos ayuda y poder darles educación a los niños" insiste esta campesina que como sus vecinos no han vuelto a los campos desde que llegó el ébola.
Y es que como advierten distintas organizaciones humanitarias, como Acción Contra el Hambre o agencias de la ONU como el Programa Mundial de Alimentos, el riesgo de que se disparen los índices de desnutrición infantil es muy elevado debido a la parálisis de la economía local en los 3 países más castigados.
Dambiata Sannoh, huérfana de padre y madre. 16 años
"Me llamo Dambiata Sannnoh. Y quiero hablarles de la importancia de la educación, por favor, que se abran los colegios, que nos ayuden a seguir estudiando, sin educación no tenemos nada. Pero también necesitamos comida, el ébola causa muchos daños, aquí 26 muertos, nos falta comida y también que se abran los colegios de una vez y hay clases, queremos comida y educación" insiste esta joven reconvertida ahora en cabeza de familia y que se encarga de sus 3 hermanos.
"Es muy duro, cuando eres un niño y no tienes familia te quedas sin salida, es triste, cuando los tienes estás tranquilo pero imagínate sin madre y si padre, qué hacer? Mis padres murieron de ébola, somos cuatro, dos hermanos y dos hermanas, el principal problema que tenemos ahora es conseguir la comida" repite.
Mahammud Sannoh, jefe de la aldea explica cómo llegó el ébola hasta Dumegbe en julio del año pasado, "un chico introdujo aquí el ébola desde Kailahun, él trabajaba en Kenema, empezamos a ver síntomas que no habíamos visto nunca, lo trataron con medicina tradicional y cuidados espirituales pero al final se confirmó en el hospital que tenía ébola" asegura el espigado anciano.
Los de la aldea de Dumegbe, al sur de Sierra Leona, son algunos de los nombres de los más de 25.000 casos y más de 10..000 muertos que deja en su primer aniversario la peor epidemia de ebola jamás declarada. Nombres que nos recuerdan que más allá de las grandes cifras, este mortal virus, olvidado en el primer mundo, sigue castigando Africa Occidental sin que se sepa aun cuando será posible vencer al ébola.