Rajoy planea movilizar a sus votantes alertando contra un frente popular

Madrid

En el PP ya están pensando en la noche del 24 de mayo. Dentro de la dirección nacional están convencidos de que ese día podrán confirmar lo que tanto ha defendido Mariano Rajoy en las reuniones que ha celebrado con su partido: que van a ganar las municipales y autonómicas en España.

Creen que eso ocurrirá porque ya lograron imponerse como primera fuerza política en las europeas, a pesar de los recortes, los incumplimientos y el desgaste del Gobierno. “Y ahora no estamos tan mal como entonces. Es una convocatoria distinta, más cercana, en la que se implica la gente”, señalan dirigentes del PP.

Rajoy confía en que le baste con lanzar el mensaje de que el mapa sigue siendo azul. De ese modo evitaría una revolución interna y seguiría con su hoja de ruta. En varias ocasiones ha dicho que volverá a presentarse como candidato a la presidencia del Gobierno si así lo quiere su partido, y solo un batacazo mayúsculo haría tambalear sus planes al ser de nuevo cuestionado por los suyos.

SI gana en votos, dirá que se han salvado los muebles. Aunque por el camino se queden algunos barones, alcaldes y otros dirigentes territoriales. “Él solo piensa en La Moncloa”, resaltan algunos de los que han analizado con él los resultados de las andaluzas.

Pero una cosa es ganar y otra es gobernar. Los populares saben que se la juegan en 10 comunidades y más de 3.300 ayuntamientos, que es imposible revalidar los datos de hace cuatro años y que van a caer plazas importantes. Están muy preocupados por las dos joyas de la corona, por Valencia y Madrid, y son conscientes de que su pérdida se interpretaría como un enorme fracaso. Pero también temen apuntarse la victoria y que los pactos les arrebaten gran parte de su poder.

Por eso, después de que el PP no encontrara apoyo para sacar adelante su propuesta de que gobierne la lista más votada, la estrategia se centrará primero, en campaña, en alertar sobre las coaliciones de izquierda que se pueden formar y después, si estas se cierran, en denunciar que a los populares se les ha quitado lo que las urnas les han otorgado. Y esperan que, para las generales, la amenaza de un frente popular logre movilizar, por completo, a sus votantes.

Son varios los dirigentes conservadores que piensan que a lo que a Rajoy apelará será a “un pobre consuelo” ante las alianzas que se conformen y que estas traerán consigo nuevas críticas contra su gestión, tan centrada en la economía y tan alejada de la política.

Pero en la dirección nacional también hay quien está convencido de que no se alcanzarán tantos acuerdos como muchos suponen porque algunas formaciones no querrán confundirse con otras y menos hasta que pase noviembre y se dirima quien es el jefe del Ejecutivo. Por eso en el PP tienen intención de formar gobiernos de minoría en todos los sitios que puedan y creen que, si acaso, las mociones de censura llegarán para después de esa fecha.

En el PP muchos están intranquilos por la imagen de su marca. Opinan que está “muy tocada”, que resulta “antipática” y piden cambios. Pero saben que Rajoy es alérgico a ellos y aún más cuando entre cita y cita electoral hay tan poco tiempo. Con ello se limita la capacidad de reacción y en la Moncloa algunos piensan que por nerviosismo se puede cometer errores importantes en el último minuto.

Pero en las filas populares piden a Rajoy que el esfuerzo que él siempre reclama a los demás, se lo aplique a sí mismo. Algunos cargos populares le ven “en su burbuja". Mientras otros reconocen que ha puesto de su parte, por comparecer más a menudo o reforzando los mensajes de Gobierno y partido con los nombramientos de José Luis Ayllón y Pablo Casado. Pero la mayoría tiene la sensación de que queda mucho por hacer y que él es el primero que debería ser más pedagógico.