Las aventuras e infortunios de un periodista en La Habana
Fernando García del Río publica en su primer libro, “La isla de los ingenios”, su experiencia como corresponsal en La Habana e intenta plasmar en sus páginas el alma de los isleños
Madrid
Una bombilla fundida representa varias mañanas de búsqueda para adquirir en La Habana. La escasez es tal que ir al comercio con una lista de compras se convierta en “hacer el ridículo”.
“Siempre hay algo que falta y falta para todos. Casi siempre: lechuga y tomate y a veces la sal y falta incluso el azúcar. Cuba ha tenido en algunos momentos que importar”, explica a la SER el periodista Fernando García, al describir una isla que lo acogió durante cuatro años (del 2007 al 2011), y cuya industria azucarera era, en otro tiempo, uno de los pilares de su economía.
Entrevista a Fernando García del Río
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García del Río ha sido corresponsal en São Paulo y Bruselas, sin embargo, su experiencia en lo que él denomina “La isla de los ingenios” (Ed. Península), título de su primer libro, es lo que le inspiró a publicar y que lo hace decir -muy convencido- que volvería a vivir allí.
“La gente tiene que coser minuto a minuto su vida, en gran parte, rota por las carencias, por un sistema absurdo: pero gracias a su ingenio y el clima va saliendo adelante. Cuando digo ingenio me refiero a todas las acepciones posibles de la palabra: ingenio como la capacidad para inventar cosas, como invento en sí mismo, como la chispa o gracia para tomarse la vida, que el drama se ponga en relativo para poder salir adelante por encima de las dificultades e ingenio también, incluso, porque ingenio es una fábrica de azúcar y el azúcar es como la sangre que corre por las venas de Cuba… para bien y para mal”, comenta.
García del Río subtitula su ópera prima como “Las aventuras e infortunios de un corresponsal en La Habana en las postrimerías del castrismo” una frase que refleja su fascinación por este entorno peculiar y su experiencia como profesional hasta su expulsión de La Habana en el 2011.
“Desde el punto de vista de un periodista, los infortunios se traducen en una dificultad cada vez mayor para hacer el trabajo con normalidad debido a las crecientes presiones y llamadas de atención del régimen; por supuesto no me detuvo para contar las cosas de la mejor manera posible pero, que acabaron -como es normal y como le han sucedido a otros compañeros- en la expulsión y en una supuesta falta de objetividad. Lo atribuyo a un hartazgo de las autoridades ante informaciones no más críticas de lo normal, de lo razonable pero que para ellos eran excesivas”, reflexiona García.
“Este libro no es un ajuste de cuentas contra las autoridades que me expulsaron. Está hecho con pasión y agradecimiento para la gente de allí y saca -creo yo- lo mejor que yo vi y lo que he vivido de mí mismo desde mi propia mirada. Tiene ingenio dentro, no tanto mío, sino de los isleños”, agrega.
En la actualidad, el periodista califica de "esperanzador" el diálogo de Estados Unidos con Cuba, el trabajo que se está haciendo por mejorar las relaciones diplomáticas y el bloqueo comercial aunque considera, que este proceso demorará.
“Ojalá vayan a solucionar los grandísimos problemas estructurales, económicos de infraestructuras de todo tipo que tienen en una isla que está rota en todos los sentidos: que su economía lo está y que hasta las calles lo están, las familias están rotas… que se acerquen gracias a estas medidas y los suministros: la producción, el comercio, recomponer todo eso es cuestión de unos meses”, puntualiza.