¿Cosmética o revolución en el PP?
En el PP se debate si los cambios de Rajoy son o no cosméticos. Algunos opinan que para ser él, se trata de "una pequeña revolución" y otros consideran que no hay "un cambio real" porque Cospedal sigue al frente. Todos están ahora pendientes de la remodelación de Gobierno. Pero Moragas ya rebaja expectativas: "Si las cosas funcionan, no se tocan"
Madrid
En el PP existe un debate sobre si el movimiento de fichas de Rajoy es o no cosmético. Algunos piensan que para ser él fue “una pequeña revolución”. Comparan lo de ayer con estos últimos años y recuerdan que desde que llegó a la Moncloa, sólo ha acometido tres relevos y por obligación.
Otros, sin embargo, consideran que no hay “un cambio real” si María Dolores de Cospedal sigue al frente. Desde el Congreso de Sevilla, en 2012, fecha en la que salió reelegida, son muchos los populares que piden su cabeza. Rajoy, no la relevó. Sigue teniendo el mismo poder, pero en el PP hay quien piensa que, entre los nombramientos y que el presidente toma las riendas, la deja un tanto “inoperativa” y “con poco protagonismo”.
Rajoy respondió a las presiones internas, fulminando a dos personas: a Carlos Floriano y a Esteban González Pons. Organización fue a parar a manos de Fernando Martínez Maillo y Estudios y Programas, a las de la catalana Andrea Levy. Al final, Alfonso Alonso, se quedó sin papel en el partido y Javier Arenas se mantuvo en su área. Al salir de la reunión, muchos cargos bromeaban con que es “inmortal” en el PP. Además el presidente rescató a Javier Maroto de Vitoria. Con este nuevo organigrama trataba de responder a los que pedían mayor representación territorial y regeneración.
Más información
Sus refuerzos son dos rostros: el de Jorge Moragas, su jefe de gabinete y Pablo Casado. El primero se presenta como el “hombre fuerte”, su título es director de campaña pero todo el mundo entiende que es ese coordinador entre el partido y el Gobierno que tanto se demandaba. Mientras que a Casado le señalan como la imagen de la renovación. Será la persona que tenga que dar la cara ante los medios de comunicación. Para algunos supone “aire fresco” pero también se critica “rápido ascenso”.
Por otro lado, Rajoy se va a implicar más en el partido. A partir de ahora presidirá los Comités de Dirección del PP. Lo que siempre hizo José María Aznar cuando gobernaba y de lo que él nunca se ocupó. Y con la vista puesta en las generales, pidió a los suyos justo lo que él no ha hecho en toda la legislatura: salir más a la calle y explicarse mejor.
El presidente realizó además un nuevo discurso con autocrítica. Reconoció que muchos votantes se sienten “decepcionados y defraudados” por la gestión de la crisis, admitiendo que el remedio fue “muy duro”. Y también hizo lo que sus barones tanto le pedían tanto en campaña, al admitir que la corrupción ha hecho “mucho daño” a su partido. Para lo que aportó una fecha como prueba: octubre de 2014, cuando estalló la operación Púnica y el PP bajó 10 puntos en intención de voto.
A nivel nacional, Rajoy descartó un adelanto electoral, al anunciar la presentación de los Presupuestos para el 30 de septiembre. Señaló uno de sus frentes: Cataluña, recordando a Artur Mas que sus elecciones serán autonómicas pero no plebiscitarias. Y terminó su repaso enviándole un mensaje a Pedro Sánchez. Dijo que no habría pacto de perdedores ni frente anti PP que les fuera a hacer salir de las instituciones.
A nivel interno, anunció Conferencia Política del PP para julio e indicó que en su partido no habrá congesos regionales hasta 2016. De modo que los barones tendrán que esperar. Y en cuanto a la remodelación de Gobierno, los populares a la salida ya rebajaban expectativas. Después de ver lo de Cospedal, todo el mundo ya daba por hecho que Soraya Sáenz de Santamaría mantendrá sus funciones. Y Moragas comentó a los periodistas que “cuando las cosas funcionan bien, es mejor no tocarlas”.