Cine y TV
REPORTAJE

La desoladora experiencia de hacer un casting en Hollywood

¿Cómo es un casting en España? ¿Y en EEUU? El actor Martiño Rivas nos despeja las dudas

Legendario cartel de 'Hollywood' que ocupa las colinas de Los Ángeles desde 1923 / EFE

"Las primera prueba internacional que hice fue en 2008, para la película 'Clash of the titans' ('Furia de titanes')", cuenta el actor Martiño Rivas. No es raro terminar una película o el capítulo de una serie y comenzar a juzgar sobre lo visto. Comentarios que van desde el tradicional "no ha estado mal" hasta el preferido por los más impostores "la fotografía, bastante pobre". Y, cómo no, sobre los actores: desde el "qué actorazo" (el amigo impostor añadiría el adjetivo "camaleónico") hasta "¿cómo han cogido a ese actor para ese papel, no había otro?".

A esta ingenua y despreocupada cuestión última le corresponde una respuesta mucho más compleja en la que intervienen infinidad de factores y en el que el azar puede resultar el más decisivo.

¿Qué tiene que ocurrir para que un actor termine siendo el elegido para meterse en la piel de un personaje? "Cada casting es un mundo en sí. Las conclusiones que tú puedas sacar son siempre a posteriori. Un director de casting quiere encontrar al personaje, a mí siempre me han tratado bien, ellos están allí para encontrar a la persona adecuada cuanto antes y para eso lo normal es que intentes que la gente se sienta a gusto", explica Martiño (30 años de edad).

Saltó a la fama como protagonista de la serie 'El internado' (2007) en Antena 3. Varios proyectos después en los que se apunta cine, televisión y teatro, Martiño se encuentra rodando una prometedora serie para Telecinco, 'Sé quién eres' (escrita y dirigida por Pau Freixas), con Blanca Portillo, Francesc Garrido y Aida Folch de protagonistas.

Sobre castings -no en España, sino en EEUU- escribe Martiño en un relato de ficción para la revista GQ: "En Los Ángeles todo va por vena. Pueden convocarte para una prueba ese mismo día. Si consigues entrar en el room eres un afortunado, aunque en realidad seas una pieza de ganado. Aquí un casting convencional no pasa de los tres minutos", escribe Martiño en la revista, "Haces cada escena una vez, solo una, sin interrupción y sin lugar a fallo. No hay diálogo previo o posterior. Entras, haces tu mierda y en tres minutos estás fuera. El gran acontecimiento del día se ha evaporado, ya puedes volver al coche, al atasco, y a la habitación de Airbnb".

Desoladora experiencia. ¿La ha vivido en realidad él? Sí. "Los castings presenciales allí son muy fríos. Llegas a la hora acordada, a una sala de espera, normalmente, de un bungalow . Entras. En una mesilla tienen una lista donde tú apuntas tu nombre y la agencia que te representa, la hora de llegada y a la que estaba previsto que te viesen y te sientas a esperar", relata para este reportaje.

¿Casting en EEUU? Mejor manda un vídeo

Ese, el de de la fría, austera y solitaria experiencia para el actor de acudir a un casting en EEUU es el relato de la fortuna interpretativa. Sí, porque el actor que consigue una audición presencial ha tenido suerte.

"Cuando estás en Europa, incluso cuando estás en EEUU, ellos quieren que te grabes el vídeo de la prueba y se lo envíes. Si tu imagen, tu acento o tono de voz les encaja en el personaje, entonces sí se pueden tomar la molestia de pedirte una segunda prueba grabada -modificando algo- o que te quieran ver en persona. Esto implica que, o vienen ellos a España o tú te desplazas allí (ellos corren con los gastos). Esto se produce en la criba final, cuando hay tres o cuatro opciones para el papel; ahí sí hacen la inversión de tiempo y dinero", comenta Rivas.

Que las preselecciones de candidatos se hagan a través de un vídeo -no pocas veces grabado de forma amateur- se debe a la economía de dinero y tiempo, pero también a la falta de claridad por parte de directores o productores: "Los agentes te insisten mucho en que, muchas veces, ellos no saben lo que están buscando exactamente, por eso no te dan indicaciones. Esperan a que se les aparezca el personaje. Quieren que tú se lo descubras. Por eso los agentes te etiquetan: tú podrías ser el chico guapo problemático para dramas, otros te pondrán la etiqueta del amigo gordito gracioso para una comedia, o el típico matemático comedido… Funcionan con etiquetas". ¡Oh! Así que es por eso que existe esa gran variedad de actores encerrados siempre en el mismo tipo de personajes…

Martiño habla de su primera prueba para una producción internacional. Sorprendentemente, fueron ellos quienes se pusieron en contacto con él: "Me sorprendió bastante. Nos dijeron que el interés vino a raíz de la película de 'Los girasoles ciegos' -de José Luis Cuerda-, que había salido una reseña de jóvenes actores europeos en una revista del gremio y ahí leyó esta directora el pequeño comentario que hacían sobre mi trabajo. Le llamó la atención y por eso había contactado con nosotros para que le enviásemos una prueba". La directora de casting le envió a la agente de Martiño dos separatas (escenas de la película para representar en el casting) y le pidió que se grabara y enviara el vídeo.

¿Y después qué? Martiño cuenta el método que ha desarrollado para que los nervios no le corroan: "La primera criba de una fase internacional es grabarte un vídeo y se envía y cuando envío una de estas pruebas, automáticamente me olvido de ella. Son cosas que te hacen ilusión, que has preparado de una forma especial… y la forma más saludable de sobrellevarlo es esa: lo envías y te olvidas. Si el día de mañana tienes suerte y se vuelven a poner en contacto contigo, entonces son muy buenas noticias."

La frustrante sensación de invertir en la nada

"Muchas veces, en estas pruebas que tienes que enviar fuera, me siento como un escritor que no hace más que enviar relatos a distintos concursos. Haces una inversión tremenda de esfuerzo, dinero, ilusión… y cuando ves que todo esto cae en saco roto una y otra vez es muy frustrante. Es una profesión muy cruel. Estas son las reglas del juego, siempre han sido así y con ellas hay que jugar", comenta Martiño con una mezcla entre resignación y ganas de presentar batalla.

En una profesión en la que el paso del tiempo y la experiencia traen más noes que síes, es más conveniente resignarse que frustrarse.

"Es una profesión muy cruel. Estas son las reglas del juego, siempre han sido así y con ellas hay que jugar"

Todos los años, en Los Ángeles se lleva a cabo lo que se denomina como la pilot season, dos meses en los que se mueven la mayoría de los pilotos de series que luego las cadenas se encargan de dar luz verde o abandonar a su suerte. De hecho, solo uno de cada tres de esos proyectos llegarán a emitirse.

Y en esa maquinaria perfectamente engrasada que es Hollywood y su industria audiovisual lo que sobran son profesionales. Guionistas, directores, scripts, actores… Das una patada a una piedra y aparecen medio centenar de cada gremio. Por eso, ni acudir expresamente allí con un planificado calendario de pruebas, te asegura que estas sean presenciales. "Me fui allí para la pilot season y muchas veces me decían: 'queremos que nos envíes primero el vídeo'. Produce un poco de frustración porque tú vas allí para que te vean…" se sincera Martiño.

Si consigues esa ansiada cita presencial, en aquel bungalow, para esos tres escasos minutos. Entonces, desdramatiza, no esperes grandes cosas: "Te lo tienes que tomar a coña: normalmente hay 8 ó 9 personas, chavales muy parecidos a ti que están aspirando al mismo papel. En esa sala puedes estar una media hora, en un día en el que están toda la jornada haciendo pruebas… así que pueden ver, fácilmente, a 200 personas. Por eso no te pueden dedicar mucho tiempo en esa fase tan inicial del proceso de selección. Aunque sea un trato frío, ellos tienen todo el interés de buscar a la persona adecuada. Tienen una mentalidad muy abierta, buscan lo nuevo, lo fresco…", cuenta.

Los castings en España

En España, la cosa es más familiar y se simplifica bastante. "Hay veces que el director o el productor te quiere a ti y ya está. Otras, la cosa está entre tú y otro u otros dos. Y otra está entre doscientos".

Por regla general, en una película o serie, para los personajes protagonistas o bien se contacta directamente con el actor o actriz deseado o bien se les hace pasar una prueba presencial a no más de tres o cuatro actores para uno de estos personajes principales. Los productores eligen y la cadena tiene la última palabra, quien no es raro que también sugiera interpretes. De ahí que muchos actores y actrices encadenen varios proyectos de ficción en una misma casa. Pasa en España, en el resto de Europa y en EEUU.

Con personajes más secundarios, las pruebas de selección amplían su espectro y contemplan varias fases: los actores menos conocidos o con menos experiencia en el oficio comenzarán su particular batalla en rondas anteriores; como si de la Champions League se tratase.

"Quizá cuando tu nombre es más popular puede ayudar a que te vean. Pero no noto ninguna diferencia a cuando estaba empezando: los miedos son los mismos, las ganas de conseguir el papel (ya sea porque necesitas el dinero o porque te encanta el proyecto) […] Cuando voy a una prueba intento siempre hacerla bien. Ir por ir, no tiene sentido porque, al final, no te van a ver en las circunstancias acertadas y eso va a jugar en tu contra", explica Martiño mientras cuenta las diversas metodologías de directores de casting que él ha experimentado.

¿El físico es un plus? "No es una cuestión de ser guapo como un modelo", aclara, "Sí puede ser más determinante el dar bien en cámara, que es ese tío que le pones un primer plano y tienen unas facciones y una mirada que transmiten. Ribery o Balotelli dan muy bien en cámara [bromea]. Tener rostros que te remitan a ciertos arquetipos. Gente guapa en el mundo hay mucha y no todos valen para actuar. Si se tratase solamente de coger a gente guapa, el trabajo del director de casting sería muy fácil".

Definitivamente, no es sencillo nada de lo que rodea a la selección de un actor. Ni para quien elige, ni para los (muchos) que se postulan para ser los elegidos. Una elección que, se produzca o no, es partir de la casilla de inicio, de nuevo. Porque tras cada proyecto que acaba comienza el juego otra vez. "Mi madre me dice que ser actor es el equivalente a estar opositando toda la vida", cuenta Martiño con cierta retranca. Así es. En España o en Los Ángeles; la ciudad en la que, según sus propias palabras "en ningún otro sitio estarás tan lejos del éxito y a la vez lo percibirás tan cerca".

 
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