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La frustración griega

Recorremos las calles de Atenas para recoger las impresiones de los votantes

Un hombre espera a votar en un colegio de Atenas / ALEXANDROS VLACHOS (EFE)

Un hombre espera a votar en un colegio de Atenas

Enviado especial a Atenas

Sin querer hacerle la competencia al Ministerio de Interior griego ni a las empresas de sondeos, pero en un puñado de colegios electorales en Atenas esta mañana se veía algo menos de gente que en enero, cuando Syriza consiguió un triunfo histórico. “No sé lo que va a pasar -dice Elektra, una jubilada del desahogado barrio de Kolonaki- pero todo el mundo se siente frustrado y como al borde de un precipicio. Otra vez”.

La dueña de un mini-café frente a otro colegio electoral, el Liceo nº15, insiste en que va a votar otra vez por Tsipras, porque “¡le han tenido así!”, dice haciendo el gesto de estrangular por el cuello a alguien. En toda su brevedad y sencillez, este mensaje resume dos cosas de una campaña que en realidad empezó al día siguiente de que aceptara firmar el acuerdo de rescate financiero: que Syriza es cada vez más ‘el partido de Tsipras’ y que en realidad piden una segunda oportunidad, un respiro para poder sacar adelante algunas de sus reformas.

“Yo voto a Syriza desde que era Sinapsismos [el nombre es el acrónimo de una coalición y en sus primeros años era más conocida por la primera palabra de las que forman ese acrónimo], ahora he tenido que reflexionar y pasar un periodo de tristeza, melancolía, desilusión, pero sentí que tenía que volver a hacerlo. Por el momento, porque dentro de cuatro o seis meses… no sé”. Efi, traductora autónoma del barrio ateniense de Metaxorgio, resume la posición de muchos votantes y militantes de, partido de izquierdas. La acompañamos a votar en un colegio en el que Aurora Dorada, el partido ultra, cosecha un buen número de votos -y los sondeos dicen que volverá a cosechar este domingo-.

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Paradojas de esta campaña, Efi llega al colegio y se pone a charlar con una interventora de Unidad Popular, el partido formado hace un mes por el grupo de disidentes de Syriza opuestos al acuerdo, y que pelea por entrar en el parlamento, para lo que necesita superar el 3% de votos. Dado su rechazo a la agenda reformista que se impone en Syriza, es improbable que este partido esté dispuesto a dar su apoyo a Tsipras para mantenerle como primer ministro (uno de sus carteles de campaña muestra a Tsipras con los líderes de los demás partidos ‘pro-memorandum’, presentándole como parte del mismo sistema).

Tanto si gana Nueva Democracia como si lo hace de nuevo la coalición de izquierdas, el socialista PASOK y el liberal To Potami han mostrado su disposición a negociar un pacto. Eva, votante de este último, dice a la puerta de su centro de votación que “no importa tanto cuál sea el primer partido en votos como cuales son los partidos que pactarán con él. Ahí es donde estará la diferencia”. Ella defiende su voto por la necesidad de poner a una formación que ‘controle’ a quien gane este domingo.

 
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