La autoridad de hablar con voz unánime
La Junta de portavoces del Parlament ha acordado celebrar el lunes el debate de la resolución conjunta de Junts pel Sí y la CUP de inicio del proceso hacia la independencia
Madrid
John Marshall fue el cuarto presidente del Tribunal Supremo de EEUU. Pasará a la historia como el magistrado que transformó radicalmente la naturaleza de ese tribunal, que saltó de ser la última instancia en pleitos judiciales a erigirse en el único intérpete de la Constitución y de los derechos y libertades que aquel texto contenía.
Marshall tuvo claro desde el principio de su mandato que debía romper con el sistema de deliberación que pervivía hasta ese momento, por el que cada uno de los miembros del tribunal redactaba su propia opinión sobre el caso planteado y al final votaban todos.
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El camino para reforzar la auctoritas de un tribunal recién estrenado que los distintos estados de la federación y el propio gobierno federal miraban con recelo pasaba por trabajar la unanimidad. Cuentan sus biógrafos que Marshall compraba barriles y barriles del mejor oporto para agasajar a los miembros del Supremo, y les retenía en permanente deliberación durante días con buena comida, buena bebida y sus personales dotes sociales para crear un buen ambiente.
Buscaba sentencias unánimes, que fueran capaces de extraer de aquellas cabezas jurídicas que venían de entornos y realidades distintas, o que tenían una visión de la política o de la justicia diferente a la de sus colegas, el mínimo común denominador acatado por todos en que consiste la Justicia.
Evidentemente, Pérez de los Cobos no es John Marshall. Pero el presidente del Tribunal Constitucional entendió desde el inicio de su mandato –cuestionado por su militancia de carné en el Partido Popular, que retuvo hasta el último minuto, y por su escaso prestigio académico o jurídico- que el tribunal debía recuperar la autoridad perdida respecto al desafío soberanista catalán, después de la polémica sentencia sobre el Estatut. Y que la triple vía para recuperar esa autoridad pasaba por la claridad legal, la prudencia y la unanimidad.
Bajo su mandato ya se han pronunciado en dos ocasiones sobre los desafíos independentistas lanzado por el Parlament de Catalunya. Y en ambos pronunciamientos, Pérez de los Cobos ha logrado ahormar una voz común y única entre magistrados que tienen modos muy diferentes de entender la vida y la política, pero que coinciden en interpretar la materia prima sobre la que trabajan: la Constitución.
No se esperaba que Pérez de los Cobos marcara su impronta en el Tribunal Constitucional, y sin embargo, si es capaz de mantener sus aciertos, puede hacerse su propio hueco en la historia de esta institución. Parafraseando a Shakespeare, "hay hombres que nacen grandes, otros logran ser grandes, y a algunos la grandeza se les viene encima".