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Que nadie haga 'un Cañete' a la vicepresidenta

El protagonismo de Sáenz de Santamaría, que sustituirá a Rajoy en el debate de este lunes de A3Media, ha ido creciendo sin parar en los últimos meses, tanto que creó cierta tensión interna

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros. / Juan Carlos Hidalgo EFE

Madrid

El presidente del Gobierno no acude al debate a cuatro. Lo ha evitado. Prefiere el clásico PP-PSOE. Le han criticado por no dar juego a los partidos emergentes. Su excusa: aún no cuentan con representación parlamentaria mientras que otros que sí la tienen no han sido invitados, como Izquierda Unida y UPyD. Él piensa que no le va “a pasar factura” y confía en su vicepresidenta. Nada que pueda restar.

Además, el PP quiere vender que, a diferencia, de otras formaciones personalistas, la suya cuenta con un equipo preparado. El comité de campaña explica que se eligió a Soraya Sáenz de Santamaría por dos razones. Primero porque como vicepresidenta podía explicar perfectamente lo que ha hecho el Gobierno durante esta legislatura. Y, segundo, porque como número dos de la lista por Madrid, también puede exponer el programa. Lo que dicen los populares es que se tratará de evitar a toda costa la confrontación porque pretenden que se vea que son “los demás los que se pegan”.

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El protagonismo de Sáenz de Santamaría ha ido creciendo sin parar en los últimos meses. Tanto que en un momento dado, en las filas del PP generó cierta tensión interna porque muchos interpretaron que estaba inmersa en una operación de marketing con la vista puesta en la sucesión. La misma sensación recorrió las filas conservadoras tras saberse que era la elegida para ir el debate, por el que puede pasar sin pena ni gloria pero que también la podría llegar a encumbrar. Y se disparó cuando Madrid amaneció llena de banderolas con su cara, en esta campaña bicéfala que se ha diseñado. Le llovieron las críticas y desde Génova tuvieron que salir a explicar que se hacía siempre así, aunque en 2011 no ocurrió.

Pero los reproches se volvieron muestras de apoyo tras conocer que Pablo Iglesias hablaba de la Operación Menina para referirse a ella. “Es de mal gusto”, denuncia un ministro. De hecho el responsable de Hacienda, Cristóbal Montoro, trataba de darle la vuelta ayer al tema recordando que la vicepresidenta es perfecta para acudir a la cita de A3Media porque se “lo sabe todo” y, sobre todo, porque “la obra de Velázquez es emblemática”.

En el Gobierno hay quien piensa que el líder de Podemos ha sentado un mal precedente. "No se puede ir ya así", comentan varios dirigentes. Algunos populares lo ven como “una burla”, un ataque que no tiene nada que ver con la contienda política. Pero hay algo que en el PP no se confiesa abiertamente: también quieren jugar la carta de que es la única mujer.

Muchos en la sede nacional recuerdan cómo en las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete, la lío al señalar, tras enfrentarse con Elena Valenciano, que “el debate con una mujer es difícil porque si demuestras superioridad intelectual o la acorralas, es machista. Así que ahora, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias tienen que medir sus ataques, no vaya a ser que le den una baza electoral al PP.

 
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