“Hay muchos Badawi en Arabia Saudí”
La mujer del bloguero saudí Raif Badawi, encarcelado por su defensa de la libertad de conciencia, recoge en el Parlamento Europeo el premio Sájarov defendiendo el librepensamiento como motor de la evolución humana
Estrasburgo
Cuando Martin Schulz, el presidente del Parlamento Europeo, ha pronunciado el nombre de Raif Badawi y el reconocimiento con el premio Sájarov, la mujer del saudí, Ensaf Haidar, se ha levantado con un retrato de su marido entre los brazos, que ha exhibido ante el hemiciclo en Estrasburgo. Su vestido negro corto y sus tacones cobraban toda la relevancia como gesto de desafío a un país que impone a sus mujeres cómo vestir.
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A partir de ahí ha exhibido un cierto guante blanco hacia el gobierno del que depende la vida de su marido, encarcelado desde 2012 y condenado a 10 años de cárcel y una pena corporal (1.000 latigazos) por blasfemia. En su encuentro con la prensa, defendía tajantemente su decisión de no hablar de las medidas que otros países debían adoptar frente a Arabia Saudí, o sobre si son pertinentes sanciones comerciales o de otro tipo. “Mi causa es la de mi marido”, ha respondido a los periodistas.
Pero si ha dedicado su intervención a una apasionada defensa de la libertad de conciencia y expresión como motores del desarrollo humano. “Hay un éxodo de pensadores árabes que buscan ir hacia otros lugares con un poco de aire fresco”, ha dicho antes de definir a su marido como un “librepensador que quiere un país en el que los otros también puedan pensar libremente, se equivoquen o no”.
Sus palabras recogían la desazón no sólo en Arabia Saudí, sino en los países vecinos en los que “los que se llaman religiosos” imponen su barbarie fanática. En una breve conversación con La SER, Haidar dice que hay muchos Saif Badawi en Arabia Saudí, muchos que luchan por ser libres y ante los que ha pedido que presionen los europeos. De nuevo sin precisar qué tipo de presiones.
Sí que constan las presiones contrarias, es decir, las que el comité de los Sájarov ha recibido para no otorgárselo al pensador saudí. La eurodiputada socialista Elena Valenciano, responsable del comité de Derechos Humanos, reconocía a La SER la existencia de esas presiones.
La presidenta de la delegación del Parlamento europeo con la Península Arábiga, la exministra francesa Michèle Alliot-Marie, no quiso estar en el almuerzo oficial que recibía a Haidar en Estrasburgo. Quizás por eso en su discurso Schulz ha dicho que ningún negocio de venta de armas o de petróleo puede justificar lo que el régimen saudí hace con quienes defienden su libertad.