Lucía Taboada: “Si se ponen a escarbar en Twitter, yo no podría ser concejala”
Redactora en 'Hoy por Hoy', con más de 50.000 seguidores y escritora reincidente. Quién mejor que ella para hablar de lo que ha cambiado el móvil nuestra forma de vida

Lucía Taboada demostrando que está Hiperconectada / CADENA SER

Madrid
Su abuela ya ha leído el libro. Le ha dicho que está "muy bien escrito" pero que no entiende nada. Sí lo entenderán bien -e incluso se verán reflejados- aquellos que no sueltan el móvil ni en mitad de la cena. Esos que tienen ansiedad si pasan cinco minutos sin internet. También lo entenderán bien todos los que tienen cerca a alguien así. Lucía Taboada reconoce que pertenece más bien al primer grupo: “No desconecto nunca. Cuando me fui de vacaciones a Lanzarote, hice la promesa de estar un día sin móvil y no aguanté. Es superior a mí no meterme una vez al día en Twitter. Cada vez me meto menos, pero tengo que entrar alguna vez. Necesito saber qué pasa en el mundo”. Acabó poniendo de excusa a su madre para conectarse en vacaciones. “Ahora que ha descubierto WhatsApp, me escribe todo el rato”, cuenta, y confiesa que los ejemplos que pone en el libro son reales. Los WhatsApp de los padres ocupan uno de los apartados más divertidos del libro.
Más información
Pese a lo que pueda parecer, #Hiperconectados (Planeta) no es un libro catastrofista. Equilibra muy bien las ventajas y los inconvenientes de estar enganchados a la red: “No me gusta ser apocalíptica. Las teorías de que el móvil va a destruir las relaciones y la humanidad me dan una pereza…”, lamenta Taboada y remite a una página del libro: “Sherry Turkle cuenta cómo se han redefinido las relaciones. Ahora, a lo mejor estamos teniendo una conversación en un bar pero en un momento nos abstraemos en el móvil. Durante 5 minutos estamos rodeados de gente y en realidad estamos solos, pero también pasa al revés. Antes mucha gente estaba sola y ahora tiene muchas más relaciones que antes gracias a las redes sociales. Yo, por ejemplo, cuando me levanto a las cuatro de la mañana digo “no va a haber nadie” y ¡siempre hay gente! No me siento sola porque hay gente pringada como yo”.
Dentro de esas relaciones que se establecen en las redes sociales, Lucía Taboada niega que todas sean superficiales aunque se haya llevado alguna decepción: “Si profundizas, se pueden crear historias reales y más profundas pero sí me ha pasado alguna vez que he conocido a algunas personas que por las redes son súper extrovertidas y luego en persona apenas hablan”. Recuerda además que en internet podemos pensar lo que decimos y “no hay improvisación, está todo más estudiado”. En cualquier caso, Lucía cree que la parte virtual y la parte real se van acercando poco a poco: “Cada vez lo que hacemos en la parte virtual nos influye más en la parte real. Si hacemos un comentario fuera de lugar en Twitter nos puede acabar influyendo en la vida real, puede que no inmediatamente pero sí con el tiempo. Yo no podría ser concejala, si se ponen a escarbar…”, sonríe.
La parte real y virtual se difuminan cuando reconoces en las redes pautas cotidianas del comportamiento humano. En Internet somos cotillas y nos cuesta reaccionar a las emociones. “Somos como la vecina que se asoma detrás de las cortinas porque lo hacemos y nadie nos ve. Yo cotilleo muchas veces a mucha gente y lo hago porque sé que no lo saben”, confiesa mientras recuerda que, por ejemplo, en LinkedIn la gente no es totalmente libre porque se sabe quién ha visitado tu perfil. Y añade alguna anécdota. “Cotillear tiene sus riesgos. Hace tiempo yo empecé a ver el perfil de una chica que tenía cierta sospecha de que podía estar tirándole los trastos a mi novio y, sin querer, le di a pedir amistad”, comenta aún con apuro.
Y como la niña de ‘Inside out’, en Internet siempre es complicado gestionar la tristeza y la alegría. “Hay gente que utiliza Facebook como si fuera el psicólogo y crea rechazo porque a lo mejor no tienes la suficiente confianza con tus contactos para escribir cosas tan personales”. Ese momento incómodo que te impide darle a ‘me gusta’ suele traducirse en solidaridad y empatía en Twitter. Allí, lo que genera rechazo es la alegría: “En Twitter si estás contento la gente es más hater”, apunta por su experiencia. Lucía Taboada cuenta con alguno de esos seguidores que están siempre preparados para criticar pero en el fondo les entiende: “Ser hater es como una atracción fatal, pero no hay odio. Sigo a gente que no me cae del todo bien, pero eso está guay, es necesario. Es como la vida. Yo sigo a más de 2.000 perfiles, me gusta leer a toda la gente y todas las opiniones. No me gusta tener un muro sesgado”.

Portada de #Hiperconectados: en una relación estable con Internet / ESTER CÓRCOLES

Portada de #Hiperconectados: en una relación estable con Internet / ESTER CÓRCOLES
#Hiperconectados es su segundo libro. Antes se atrevió a decirles a todas esas mujeres imperfectas que dejaran de amargarse. El primero lo elaboró junto a Raquel Córcoles (@modernadepueblo) y en éste ha contado con la ayuda de su hermana Ester. “Ha sido muy fácil trabajar con ella. Yo le decía el guión y las ilustraciones más o menos, y ella las dibujaba. La portada es obra suya”, comenta mientras admite que este segundo título ha sido un parto más duro. “He intentado que sea una descripción general de cómo está todo, con dosis de humor para que no fuera un tostón infumable. El otro es más visual. Éste me ha costado más por esa documentación, por seleccionar con qué temas me quedaba y con cuáles no... Son libros completamente distintos”.
A esta adicta al queso le quedan pocos retos, al menos en Twitter. Vive con un poco de pena que la cuenta del Celta no retuitee a nadie y sueña, si tiene que elegir, con que el grupo ‘The National’ comparta alguno de sus mensajes. Tras 45 minutos sin mirar su smartphone y sin síntomas de ansiedad, no sabe elegir entre un año sin sexo o sin internet. “No puedo responder a eso, soy muy gallega. Entre un año sin comer cosas que me gusten y un año sin Internet, elijo lo segundo ¿Cómo voy a estar un año sin queso, paella o patatas fritas con huevos?”, concluye entre risas.




