Las siete del siete

Madrid

En una carrera de más de dos décadas y con tantos éxitos como los de Raúl resulta muy complicado elegir sólo siete momentos para la historia que haya dejado su carrera en el Real Madrid. Su debut en Zaragoza, su primer gol contra el Real Madrid, sus goles al Barça, sus actuaciones en la Champions, su último día de blanco, su convicencia con los Galácticos... una cantidad  de momentos que a buen seguro que los aficionados al fútbol aún recuerdan.

Estreno en La Romareda

Fue el 29 de octubre de 1994. A Raúl aún le quedaban unos meses para ser mayor de edad cuando Valdano decidió llamar a ese chaval enclenque y desgarbado, que erró hasta cuatro ocasiones claras de gol en La Romareda, pero cuya osadía y desparpajo encandiló al técnico argentino. Porque Raúl llegó para no irse más.

Su primer gol 

A pesar de los fallos ante el gigante Cedrún en Zaragoza, Valdano vio algo en él y volvió a confiar en aquel joven y anónimo delantero para jugar contra el Atlético de Madrid en el derbi. Un 5 de noviembre de 1994. Ese fue el día en el que Raúl González marcó el primero de sus 323 goles como delantero blanco.

Con los galácticos

Un adolescente Raúl llegó a un vestuario donde habitaban leyendas del madridismo como Butragueño, Sanchís o Hierro. Se hizo grande junto a Suker y Mijatovic. Capitaneó al rimbombante Madrid de los galácticos, con Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham. Y en su ocaso en el club blanco cohabitó con un Cristiano Ronaldo que siempre mostró admiración por él.

Clave en la Novena

Hasta Lisboa, el último gran momento en la Champions del Real Madrid databa del año 2002. En mayo de ese mes el Real Madrid conquistó la Novena. Lo hizo en Glasgow y de aquella final ante el Bayer Leverkusen se recuerda el golazo de volea de Zidane y los paradones de Iker Casillas en la recta final. Poco se recuerda el primer gol del partido, el que marcó, quién si no, Raúl González Blanco.

Además, en la semifinal ante el Barcelona, el '7' blanco marcó un golazo en el partido de vuelta para zanjar la eliminatoria y dejar al eterno rival en en las puertas de la final.

El aguanís de Japón

Un control con la izquierda, un primer regate a un defensa del Vasco de Gama, un segundo a otro oponente y al portero rival y un disparo, ya a puerta vacía, con su pierna diestra. Es esa una jugada que tiene la patente de Raúl y que recibió el nombre de ‘aguanís. ¿El escenario? Tokio. Agonizaba ya 1998 cuando el Madrid, después de ganar una Champions que se resistió ni más ni menos que 32 años, viajó hasta Japón para disputar lo que ahora es el Mundial de Clubes y antes llevaba el nombre de Copa Intercontinental. Se hicieron con el título gracias a un gol de ‘aguanís’ a falta de siete de minutos para el final de Raúl. Un gol que quedó para siempre en el recuerdo del madridismo.

Mandar callar al Camp Nou

Hay partidos que pasan a la historia por un gol, por un detalle técnico o por un gesto. Por esto último será recordado para siempre el Clásico de Liga en el Camp Nou de 1999. Raúl marcó un primer gol y lo celebró con su típico beso al anillo de casado, pero firmó el segundo para hacer el empate a falta de cuatro minutos para el final y se puso el dedo índice de su mano derecha en la boca para mandar callar a todo un Camp Nou. Un gesto que ni culés ni madridisas olvidarán jamás.

Un final épico

Raúl jugó su último partido con el Madrid en el mismo escenario en el que disputó el primero. La Romareda. Fue el 24 de abril de 2010. Una actuación con épica que escenificó claramente lo que fue su carrera. Aquel día, que ni empezó ni terminó el partido en el campo, marcó el último gol de su vida con la zamarra blanca cojo y malherido. Lo celebró y se fue al banquillo para poner así fin a un etapa gloriosa.