El ejército marroquí despoja a los inmigrantes en los montes con Ceuta
Las fuerzas auxiliares del Ejército marroquí acorralan a los pocos subsaharianos que quedan en los bosques con la valla de Ceuta. Les quitan la comida, las mantas y hasta los plásticos para taparse del frío y la lluvia

Varios migrantes, junto a la frontera de Ceuta en una imagen de archivo. / EFE

Marruecos
"Los militares marroquíes vienen, los camaradas empiezan a correr y ellos aprovechan para cogernos las pertenencias. Llegan y nos cogen nuestras cosas. Incluso cuando vamos a comprar a las tiendas tenemos miedo que nos detengan porque los militares también están allí. A veces tenemos que dejar la comida y salir corriendo, y entonces la policía coge los alimentos. En el bosque hay muchos controles por parte de los militares. Aunque la gente y las asociaciones nos dan utensilios para cocinar y alimentos, en el camino la policía nos lo quita todo", detalló ayer en una entrevista telefónica con Cadena SER Ibrahim, un joven de 25 años de Guinea Bissau.
El Arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, denunció esta semana en una carta el acoso de las fuerzas del orden de Marruecos en los montes cercanos a la valla con Ceuta. La Delegación de Migraciones de Tánger subió el lunes alimentos a los inmigrantes en el bosque de Beliones y al día siguiente los subsaharianos llamaron para quejarse de que "entran no para apartarlos de las fronteras, sino para apropiarse de la poca comida que han recibido para subsistir".
Los militares se llevan hasta los plásticos con los que se protegen del frío. Los tienen "acorralados", no pueden salir a la carretera a pedir comida, "tenemos que llamarlos por teléfono y ponernos de acuerdo con ellos para que cuando pasamos con el coche se acerquen a la autovía, cojan rápidamente los alimentos y se vayan", explicó la estrategia Agrelo.
Los subsaharianos se esconden en los montes porque no tienen donde dormir. En grupos pequeños intentan el salto a la valla diariamente. Muchos de ellos están heridos después de caer de alrededor de siete metros de altura que tiene la verja. En Beliones apenas queda una treintena de subsaharianos porque tras el acoso militar la mayor parte ha huido a Tetuán y Rabat. "Actualmente no hay mucha gente, unas 30 personas. No es fácil salir de aquí porque los taxis no te cogen y hay mucha policía, pero se fueron a Rabat porque Caritas les da comida y además algunos están heridos", detalló Ibrahim.
Las denuncias desde el Arzobispado de Tánger se han sucedido todo el mes. El 9 de febrero Agrelo escribía en su cuenta de Facebook: "Ayer fui al bosque de Beliones. Dejamos alimentos. Recogimos un herido: doble fractura en una pierna. Las fuerzas auxiliares del ejército están destruyendo sistemáticamente no sólo lo que a los emigrantes les puede dar algo de cobijo: plásticos, mantas, sino también lo que tienen para alimentarse".
En las dos últimas visitas al monte se encontraron con heridos. A dos los trasladaron a Tánger, uno por golpes recibidos de las fuerzas del orden y el otro por caída. "Si se caen de la valla el golpe es muy grande y produce incapacidad para moverse, y en esa situación les golpean duramente. No sé en base a qué, a qué ley, a qué derecho porque los inmigrantes no son gente armada como quieren hacer creer las autoridades ya no digo solo marroquíes, también las españolas. Ya les gustaría sorprenderles con un arma, pero es imposible porque no hay", protestó Agrelo.
La ONG Caminando Fronteras de Tánger les llevará este sábado medicamentos. "Les enseñamos a curarse las heridas y les dejamos cosas básicas con las que ellos puedan frenar la infección de cortes. Medicamentos por si tienen un dolor fuerte, un antibiótico de base por si el corte es grande, algo para la fiebre y la diarrea. Un botiquín básico que tiene un responsable que sabe utilizarlo y así paliar la falta de acceso al servicio sanitario", detalló a la SER Helena Maleno, responsable de la ong en Tánger.
El acoso policial se ha endurecido desde el cambio radical de la política de las fronteras del sur a partir de los flujos migratorios de Oriente Medio a Europa, y la situación se ha agravado después de los últimos atentados de París.




