Marc Marginedas reconoce a un terrorista de Bruselas como su carcelero en Siria
El reportero estuvo secuestrado en Siria entre septiembre de 2013 y marzo de 2014
Najim Laachraoui (izquierda) en el aeropuerto de Bruselas, en una imagen captada por las cámaras de seguridad. (EUROPA PRESS)
Madrid
Marc Marginedas, el periodista de El Periódico, secuestrado en Siria entre septiembre de 2013 y marzo de 2014, ha reconocido a uno de los suicidas del aeropuerto de Bruselas como su carcelero. Marginedas describe en para este diario la relación que mantuvo con Najim Laarchaui. El terrorista se inmoló el pasado día 22 de marzo en el aeropuerto de Bruselas.
El reportero español califica a Laachraui como “el más articulado, inteligente y reflexivo de los carceleros de habla francesa” que estuvieron a cargo de su cautiverio. Un periodo en el que, de forma ocasional, también estuvo a cargo del yihadista Jihadi John, autor de varias decapitaciones públicas.
Marginedas relata que durante el camino al lugar donde iba a vivir su cautiverio mantuvieron un diálogo que “era casi una charla de amigos, en tono cordial”. “Casi llegamos a olvidarnos de que dos de los interlocutores éramos rehenes privados de libertad y el tercero, un carcelero que en cualquier momento podría recibir la orden de ejecutarnos”, asegura el reportero.
En el retrato que ofrece del terrorista, Marginedas afirma que “no obtenía placer observando el dolor ajeno, ni infringiéndolo sin provocación previa”. Además, asegura que cuando él era responsable “la comida llegaba puntualmente dos veces al día”. Sin embargo, considera que nunca tuvo duda de que “pudiera temblarle la mano si recibía la orden de matar”.
La última vez que el periodista vio a Laarchraui, según relata, fue a finales del mes de enero de 2014. El terrorista le solicitó unos datos familiares y la contraseña de su perfil de Facebook, para cambiarle su nombre por otro en árabe.
Además del atentado del aeropuerto, los investigadores sospechan de la implicación de Laarchraui en los atentados del 13-N en país, pues se encontró su ADN en el material explosivo que se utilizó en la capital francesa.
