Cuando el Atletico aterrizó ayer en Munich, pasadas las 13 horas, la capital bávara hubiera pasado por cualquier ciudad bañada por el Mediterráneo. Tiempo soleado, unos 16 grados y las terrazas que rodean la Marienplatz repletas de camisetas de manga corta. Los jugadores ya han comprobado, nada más asomarse a las ventanas de su hotel esta mañana, que todo ha empeorado: las nubes cubren el cielo alemán y a media mañana ha aparecido la lluvia, que parece que seguirá cayendo hasta que comience el partido en el Allianz Arena. Simeone tiene el once de esta noche en su cabeza, aunque no ha dado ninguna pista para que el resto podamos intuirlo. En realidad, parece fácil acertar nueve de los once puestos en juego: Oblak, Juanfran, Godín, Filipe, Gabi, Koke, Saúl, Griezmann y Torres. Falta por conocer el compañero de Godín, ya recuperado, en el centro de la defensa (Savic y Giménez se disputan esa posición) y el cuarto centrocampista, Augusto o Carrasco, junto a Gabi, Koke y Saúl. En la imponente sala de prensa del Allianz Arena surgió ayer un debate entre los periodistas: «Guardiolismo» o «Cholismo»? Simeone lo cortó de raíz: «No pierdo ni in segundo en eso. Yo no me preparo para agradar a los demás, me preparo para ganar. Soy empleado del Atlético y quiero ganar». El discurso del argentino cala siempre dentro de su vestuario, un ejército de jugadores entrenados en torno a una idea que no solo asumen, sino que hacen suya. Si el Cholo les pidiera que salten al río Isar, que pasa junto a su hotel y cruza Munich de norte a sur, nadarían hasta su desembocadura en el Danubio. Junto a la plantilla, encabezando la expedición, han viajado Miguel Ángel Gil, Enrique Cerezo y el resto de la junta directiva del Atlético de Madrid. Y durante la mañana han llegado los casi 3.000 aficionados colchoneros que hoy estarán en las gradas del estadio del Bayern con el sueño de vivir otro logro histórico: repetir la clasificación para una final de la Champions, solo dos años después de la de Lisboa.