¿Por qué Rock in Rio triunfa tanto fuera y en España no?
En Madrid, el festival tomó el sobrenombre de 'Pachanga en Arganda', que resume muy bien los dos principales problemas que hicieron que Rock in Rio no convenciera en nuestro país
Madrid
Este fin de semana se retoma la séptima edición del Rock in Rio en Lisboa. La semana pasada ya pasaron por allí 141.000 personas para ver a Bruce Springsteen y a Queen. Un espectáculo cuidado que, quitando algún sonido saturado, cuidaba de cada detalle de la mano de gran multitud de sponsors que lucían sus carteles en cada rincón de ese parque temático llamado Ciudad del Rock. Allí el festival se celebra cada dos años desde 2004 y con mucho éxito en cada edición. Familias enteras compran la entrada -que no es especialmente barata, son 69 euros por día- para disfrutar de la música, la noria, la tirolina, las tiendas, las caipiriñas e incluso darse un paseo por la multitud de tiendas instaladas en casas de colores.
Rock in Rio nació en Brasil en 1985. En aquella primera edición en Rio de Janeiro tocó también Queen y completaban el cartel grupos como AC/DC, Scorpions o Iron Maiden. Se puede decir que el festival empezó a lo grande... y sigue siéndolo. Allí las entradas se suelen agotar a los pocos días y unas 90.000 personas acuden cada noche al recinto. Es tal la devoción, que en la edición de 2015 –en la que se conmemoraban los 30 años del festival- se vendieron como souvenirs trocitos de suelo el recinto donde se realizó el por primera vez.
Las cifras del festival a lo largo de las 16 ediciones que ya se han celebrado apabullan. Más 8,2 millones de asistentes, más de 1.000 millones visitas a través de internet en más de 200 países, alrededor de 1.500 actuaciones. Y sigue ampliando horizontes. El año pasado se estrenó en Las Vegas con artistas como Taylor Swift y Bruno Mars y tiene la intención de repetir allí en 2017. Pero entonces, surge la pregunta: ¿qué falló en Madrid para que el festival ya no se celebre allí?
Desde el festival echan la culpa al mal momento: “En España hicimos tres ediciones en las que invertimos mucho. Llegamos en 2008 cuando la crisis estaba completamente instalada en el país”. El fundador de Rock in Rio, Roberto Medina, también comentó en alguna ocasión que había echado en falta “más apoyo político en Madrid”.
Quizá donde no encontró apoyo el empresario fue a la hora de elegir la ubicación del festival y eso obligara a instalar la Ciudad del Rock a 20 kilómetros de la ciudad de Madrid. “Para ir hasta Arganda del Rey había autobuses gratuitos pero las colas, sobre todo a la vuelta, eran enormes. Yo pensé que podría llegar a haber alguna avalancha”, cuenta uno de los asistentes a la edición de 2012. Quien prefirió el coche, se ahorró el dinero en alcohol, otra fuente de ingresos del festival. En Lisboa, el Rock in Rio se celebra en un parque alejado del centro de la ciudad pero al que se puede acceder en metro y donde, tras una larga espera, volver en taxi o en Uber y Cabify, muy usados en Portugal. El parque Juan Carlos I o la Casa de Campo, habrían sido dos escenarios más accesibles. Eso sí, contando con que el público fuera limpio y respetuoso con el entorno, no como sucedió en Arganda.
El error de optar por Arganda pesa tanto como la mala elección de los carteles. En la primera edición, la de 2008, en una misma noche se subían al escenario Neil Young y Manolo García, Shakira y Jamiroquai o The Police y Estopa, que perfectamente podían no tener el mismo público. En las otras dos ediciones, 2010 y 2012, se enfocó un poco más el cartel, con noches temáticas dedicadas a electrónica o al rock pero seguía habiendo mezclas como Calle 13 y David Guetta o Amaia Montero y Carl Cox. En Lisboa, en cambio, el cartel de este año no podía ser más acertado. Justo antes de Bruce Springsteen tocó Xutos & Pontapés, una banda portuguesa de rock de la misma época que el Boss que atrae al mismo (amplio) público. Jóvenes y mayores cantaron con el mismo entusiasmo las canciones de ambos y lo mismo ocurrió al día siguiente cuando Mika –que puede llegar a recordar a Freddy Mercury en algunos momentos- teloneó a Queen.
El emplazamiento y los carteles hicieron que Rock in Rio no fuera un festival especialmente atractivo en Madrid. Se regalaron muchas entradas. Hasta el Ayuntamiento de Arganda del Rey repartió más de 4.000 entradas entre los escolares que, al ser menores de 16 años tenían que ir acompañados de un adulto que sí tenía que comprarla. Pero, a pesar de los incentivos, Rock in Rio Madrid no llegaba a las cifras esperadas, las que sí consigue sin problemas en Brasil y en Portugal. Desde la organización no descartan volver pero tendrán que replantearse la ubicación y el cartel. En definitiva, que deje de ser 'pachanga en Arganda'.
Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...