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LA REFORMA MIGRATORIA DE OBAMA

El Supremo mantiene bloqueadas las medidas de inmigración de Obama

Un empate entre los jueces impide proteger a cinco millones de inmigrantes de la deportación

Un niño a favor de los inmigrantes lleva una camiseta con el lema 'Don't deport my mom' (No devolváis a mi madre) ante la decisión del Tribunal Supremos de Estados Unidos sobre las medidas migratorias del presidente estadounidense, Barack Obama / ANDREW GOMBERT (EFE)

Un niño a favor de los inmigrantes lleva una camiseta con el lema 'Don't deport my mom' (No devolváis a mi madre) ante la decisión del Tribunal Supremos de Estados Unidos sobre las medidas migratorias del presidente estadounidense, Barack Obama

Nueva York

Un empate en el Tribunal Supremo de Estados Unidos mantendrá bloqueado el plan migratorio del presidente Obama que pretendía proteger de la deportación a millones de inmigrantes indocumentados. Con 4 votos a favor y 4 en contra, el Supremo no se pronuncia sobre la legalidad de las medidas, pero da un importante revés al presidente y mantiene la decisión de una corte inferior de paralizar los programas que nunca llegaron a entrar en vigor.

La sentencia, que llega 7 meses antes del fin de la presidencia de Obama, es el último éxito de los republicanos en bloquear las iniciativas del presidente demócrata. Además, garantiza que la inmigración seguirá siendo una parte central en la campaña a las elecciones del 8 de noviembre. “Durante más de dos décadas, nuestro sistema de inmigración ha estado roto y el hecho de que el Tribunal Supremo no pueda tomar una decisión no sólo complica aún más el sistema, nos lleva más lejos de lo que nuestro país aspira a ser”, dijo Obama en una comparecencia en la Casa Blanca. “Es desgarrador para los millones de inmigrantes que han hecho su vida aquí; que han formado familias aquí”.

El caso, Estados Unidos vs. Texas, se refiere a una acción ejecutiva aprobada por el presidente que hubiera permitido hasta a cuatro millones de inmigrantes indocumentados que son padres de ciudadanos o residente permanentes, y no han cometido delitos, aplicar a un programa que les protege de la deportación y les da permiso de trabajo. El programa se llama Acción Diferida para los Padres de Americanos o Residentes Permanentes (DAPA, por sus siglas en inglés). Además, Obama quería ampliar la protección a los dreamers, los inmigrantes que llegaron al país siendo niños (DACA).

Las personas que se hubieran beneficiado de estos programas no están en riesgo inminente de deportación porque el Congreso sólo aprueba fondos para expulsar a un pequeño porcentaje de los inmigrantes indocumentados y el presidente tiene una amplia discreción para decidir a quien se deporta. Además, el programa DACA original seguirá en vigor. “

Obama tomó esta decisión en 2014, frustrado por la negativa de la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, a someter a votación una propuesta para una reforma migratoria integral que fue aprobada por el Senado en 2013. Texas lideró un grupo de 26 estados republicanos que demandaron las acciones ejecutivas, acusando al presidente de ignorar los procedimientos administrativos para cambiar las leyes y de abusar de su poder al regatear al Congreso. “La decisión de hoy deja en su lugar lo que hemos mantenido desde el comienzo: una persona, incluso el presidente, no puede cambiar unilateralmente la ley”, ha escrito el fiscal general de Texas, Ken Paxton, en un comunicado tras la sentencia. “Este es un gran revés para los intentos del Presidente Obama de expandir su poder ejecutivo y una victoria para aquellos que creemos en la separación de poderes y en el imperio de la ley”

Comparecencia del presidente de EEUU, Barack Obama

Comparecencia del presidente de EEUU, Barack Obama / CARLOS BARRIA

Comparecencia del presidente de EEUU, Barack Obama

Comparecencia del presidente de EEUU, Barack Obama / CARLOS BARRIA

Para el presidente, la decisión es un rechazo a su política de inmigración y acaba con sus esperanzas de dejar como legado a millones de inmigrantes regularizados o al menos en una situación de mayor protección. Aún así Obama ha prometido que la reforma migratoria llegará. “Es cuestión de cuándo, no de si ocurrirá”, decía el presidente, que reconoció que el ya no podrá tomar más medidas adicionales.

El empate en el Supremo refleja un tribunal dividido a la mitad entre conservadores y liberales, tras la muerte del conservador Anthony Scalia en abril. Obama ha nombrado a un sucesor, el juez Merrick Garland, pero los republicanos en el Congreso se niegan a someter su nombramiento a votación

La suerte de los inmigrantes indocumentados dependerá, por tanto, de quién sea el próximo presidente de Estados Unidos. Una victoria del republicano Donald Trump podría suponer el final de los programas, ya que se ha comprometido a deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados. Obama ha calificado esta medida de “fantasía”.

Si la demócrata Hillary Clinton es elegida, podría intentar reavivar los programas o trabajar con el Congreso para lograr una reforma migratoria integral. Si Clinton gana, el Senado tendrá que llenar la vacante creada por Scalia con el nominado de Obama, el juez Garland, u otro elegido por Clinton. En cualquier caso, las acciones legales contra las acciones ejecutivas de su administración irían a un tribunal con mayoría de jueces nombrados por demócratas, y con toda probabilidad, más favorables a las medidas en favor de los inmigrantes.

“En noviembre los americanos tienen que decidir qué nos preocupa y quienes somos”, ha dicho Obama. “Creo que este país merece una política de inmigración que refleje la bondad del pueblo americano y creo que lo lograremos. Espero que lo logremos en Noviembre”.

 
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