Los díscolos presentarán las alegaciones en el último minuto y apelando al voto en conciencia
El PSOE contempla que esos diputados pierdan sus puestos de responsabilidad porque entienden que una persona que ha desobedecido a la dirección del grupo no puede representar la posición del partido
Madrid
El próximo lunes se cumple el plazo para que los diputados del grupo socialista que votaron no a la investidura de Mariano Rajoy presenten sus alegaciones. Hasta entonces van a esperar los ocho diputados (los seis que son militantes del PSOE más dos independientes) para responder a Luis Carlos Sahuquillo, el presidente del Comité de Disciplina del grupo psocialista que les comunicó el inicio del procedimiento contra ellos por no haber respetado la disciplina de voto.
Los ocho diputados tienen previsto responder en bloque, a última hora y con una "versión light", según aseguran fuentes cercanas a este grupo de parlamentarios. Critican que que la carta en la que les comunicaban la apertura de expediente no estén detallados ni los motivos por los que se inicia el procedimiento ni las sanciones a las que se podrían enfrentar. Según estas mismas fuentes, en la misiva que presentarán el próximo lunes van a apelar al voto por conciencia, al igual que han hecho en su respuesta los siete diputados del PSC.
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El PSOE no contempla expulsar del grupo a los diputados díscolos pero sí que pierdan sus puestos de responsabilidad porque entienden que una persona que ha desobedecido a la dirección del grupo no puede representar la posición del partido. Si así fuera, diputados como Meritxell Batet o Sofía Hernanz se quedarían fuera de la dirección del grupo y Margarita Robles, sin la presidencia de la Comisión de Justicia.
Fuentes cercanas a la exmagistrada sostienen que a ella la nombró la Mesa de la comisión y que, por lo tanto, el grupo parlamentario no puede quitarla. Esta postura coincide con lo que defienden fuentes parlamentarias consultadas por la Cadena SER, que explican que, para que un presidente de Comisión sea relevado, debería renunciar expresamente. Aseguran que se trata de un cargo elegido por la propia comisión (tras votación de todas las fuerzas políticas) y no nombrado por el grupo, a diferencia de lo que ocurre con las portavocías. "Un cargo elegido es un cargo elegido", remarcan estas fuentes que insisten en que, más allá de que lo demande un grupo, el presidente en cuestión debería renunciar al puesto.