Internacional
CRISIS DE LOS REFUGIADOS EN EUROPA

Médicos del Mundo pide en Bruselas garantías sanitarias para los refugiados y alternativas para los niños

"¿Qué integración pretendemos hacer si detenemos a niños?", denuncia Javier Félix Hoyo, presidente de Médicos del Mundo

Dos niñas en un campo de refugiados en Nicosia, Chipre / YIANNIS KOURTOGLOU Reuters

Bruselas

“¿Qué está pasando en la UE? Ojalá no estuviera ocurriendo esto. El proyecto europeo es un proyecto de derechos, de unión pero hemos perdido la cabeza y nos hemos convertido en un lugar de xenofobia. La crisis ha afectado más a los derechos que a la economía. La economía se recupera muy despacio, pero se recupera mientras que los derechos, la igualdad se ha resentido mucho. No sé qué se ha roto pero sé que se ha de recuperar”, explica Félix Hoyo decidido a convertir su informe de este año en instrumento contra la pasividad.

Trabajan en más de 25 campos de refugiados griegos y en otros puntos de Europa. Han entrevistado a 40.000 personas y constatado que no hay vacunas para el 50% de los niños mientras el 60% de embarazadas temen ser deportadas si van a un hospital por lo que no es posible hacer ninguna prueba ni dar atención pre natal.

El informe de Médicos del Mundo se ha elaborado en 31 ciudades de hasta 12 países: Turquía, Suiza, Noruega y 9 de la Unión Europea entre los que están Francia, Alemania, Reino Unido, Bélgica y España. Sus conclusiones hablan de violaciones y de agresiones físicas y psicológicas al 70% de personas que han dejado su casa para buscar refugio ante la guerra. Agresiones sufridas en el camino.

Un drama frente al que la Unión sigue paralizada por que “la capacidad legislativa de las instituciones es muy pequeña respecto a unos gobiernos donde la mayoría no desea políticas basadas en derechos”, explica José Félix Hoyo Jiménez, presidente en España de Médicos del Mundo tras presentar en Bruselas y en muchas capitales los datos de su informe.

Cuando se le pregunta por la lista de urgencias sonríe, sin agresividad: “¿Urgencias?”, dice. “Nosotros tenemos una lista de peticiones claves. Menores no acompañados, personas vulnerables, personas en vulnerabilidad extrema en su propio país, pedimos rutas seguras, que no se les empuje a rutas ineficaces porque ahora se está empujando a la gente a seguir caminos más duros”.

Su discurso parece inagotable: “Hemos visto los datos de este año y la violencia de la que supuestamente íbamos a protegerles no es verdad. Hemos pasado de tener un 20 o 30% de personas que han sufrido violencia en el camino a el 70% y esto es mucho para el año 2016”, nos dice. Denuncia claramente que gobiernos e instituciones mienten: “La vía por el Mediterráneo central es mucho más insegura que desde Grecia. La mayoría de las personas que cruzan tienen derechos porque están huyendo de la guerra pero esos derechos no se les respetan. Se les corta una ruta y ellos van por otro sitio”.

Expone sin tapujos la precariedad de las instalaciones donde se hacinan miles de refugiados: “hay cuestiones muy crueles, como el hecho de que no se cumpla la legalidad con las personas embarazadas y de que no sigan los cuidados pre natales. ¿Por qué? Porque no pueden acceder, les da miedo que si se acercan a una clínica las deporten. Temen ser arrestadas. Otras no pueden hablar porque nadie les entiende. Necesitamos traductores”, reclama a través de la SER mientras explica que “hay otra gente que no puede decir lo que le pasa porque quien ha estado en una guerra sabe que una guerra no se puede contar”.

Pero su exigencia más clara es que Europa dé una salida a los menores no acompañados, tratados como presuntos delincuentes. “Son niños, son nuestro futuro, algunos tienen 7 años. Otros 12. Otros 14. Y están detenidos en un campo con alambradas y no pueden moverse porque están esperando ver cuál es su situación administrativa. Pero eso no debería tener ninguna importancia. ¿Qué integración pretendemos hacer si detenemos a niños?”.

Médicos del Mundo ha elaborado los datos a través de 40.000 entrevistas y lo que espera es que la Unión de las instituciones deje de ignorar los problemas aunque se marcha de Bruselas convencido de que quienes representan el mundo colectivo tienen un poder muy pequeño frente a la tozudez de gobiernos muy duros. “Es muy difícil trabajar con la Unión Europea porque siempre es la Comisión, el Parlamento, el Consejo y es como si la capacidad de la Unión, desde el punto de vista legislativo sea muy pequeña respecto a los gobierno. Hemos visto que hay muchos que no quieren una política basada en los derechos y esto hace que la Unión no pueda ser eficaz”. Una constatación que no impide a su organización seguir luchando para que alguien sienta vergüenza ante los datos que presentan.

 
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