Curiosidades detrás de las webs de transparencia de los parlamentos de España

Madrid

Según una clasificación que ha publicado esta semana 'Transparencia Internacional', todos los parlamentos españoles superan el aprobado en esta materia. Los que mejor nota han conseguido son la Asamblea de Madrid, el Parlamento de Canarias y las Cortes de Castilla-La Mancha, que cumplen en su totalidad (o casi) los 80 puntos que exige esta organización. Otros, como los de Andalucía, Navarra y Baleares o el Congreso de los Diputados, suspenden en algunos aspectos como el derecho de acceso a la información y la transparencia económico-financiera.

En casi todas las páginas web de los parlamentos españoles se pueden consultar los sueldos de los parlamentarios, aunque no es fácil saber exactamente lo que ingresan al mes. Al sueldo base hay que añadirle los complementos, los gastos de representación o los de libre disposición. En el caso del Congreso, los diputados reciben una asignación de 2813,87 euros al mes. Pero a esta cantidad hay que añadirle los complementos que tengan en función del cargo: el Presidente, que cuenta con 3064,57 euros por ser miembro de la mesa, 3327,89 euros por gastos de representación y 2728,57 euros por gastos de libre disposición. Los portavoces de los grupos cuentan con un total de 2667,5 euros en suplementos y los presidentes de Comisión, 1431,31 euros.

Lo que es más complicado encontrar son los gastos individualizados de los parlamentarios que realizan visitas institucionales o asisten a comisiones europeas o internacionales. El Parlamento de Canarias sí desglosa las cantidades y podemos comparar lo que costaron los viajes de la delegación que viajó a Madrid con motivo de la reforma del Estatuto de Autonomía del archipiélago. Por el desplazamiento del vicepresidente del parlamento, David de la Hoz, se pagaron 1095,25 euros; por el de la diputada María Australia Navarro, 328,82 euros. También aparecen reflejados los 2500 euros que el Parlamento canario pagó por la visita de cinco diputados a los campamentos de refugiados saharauis en Tindouf o los 606,91 euros que costó el viaje de tres días a Berlín del vicepresidente De la Hoz para asistir al homenaje de Guillermo Ascanio Moreno. Estos gastos detallados no se publican, por ejemplo, en las páginas del Congreso o del Senado.

Algunos parlamentos publican también una relación de los obsequios que los parlamentarios reciben por su cargo. O al menos de los que dan cuenta a la cámara, porque es imposible saber si los que aparecen reflejados son todos los que han recibido. En el caso de la Asamblea de Madrid encontramos posavasos, unos recortables, tazas, carteras, un coche de juguete y hasta dos bolígrafos de Comisiones Obreras. Muchos más regalos reconocen haber recibido los diputados de las Corts valencianes: libros, corbatas, azulejos y cupones de la ONCE. En las Cortes de Castilla-La Mancha, sólo publican nueve botellas de vino, que han destinado a una ONG, y dos libros que se han incorporado al fondo bibliográfico del parlamento. La Asamblea Regional de Murcia, en cambio, asegura en su página que los diputados "no reciben regalos por razón de su cargo" y que, por eso, no existe un registro de regalos.

Otra curiosidad que podemos encontrar en las páginas de los parlamentos españoles es el listado de vehículos oficiales. El Parlamento de Andalucía cuenta con un Audi A8, cinco Audi A6, tres Peugeot 508 y una furgoneta. Algo similar tiene el de Castilla y León (un Audi A8, cuatro Audi A6, un Peugeot 407, dos Renault Modus y un Volvo S80). El Parlamento de Cantabria, en cambio, sólo cuenta con uno: un BMW 530 I para los desplazamientos oficiales del presidente del Parlamento.

Existe mucha información a disposición de los ciudadanos pero, en muchos casos, es muy complicada de recabar. El caso más sangrante es el del Congreso, que no cuenta ni siquiera con un buscador general en su página web (sólo te permite buscar por nombre de diputados o por iniciativas parlamentarias). Y en los casos que sí la facilitan, lo que no mide el índice de Transparencia Internacional es ni su calidad ni su veracidad.