Los coptos de Egipto ya no creen a su presidente
Los últimos atentados desatan las iras de la comunidad copta contra Abdel Fatah Al Sisi
Los coptos de Egipto ya no creen a su presidente
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El Cairo
Egipto ha enterrado ya a los 44 muertos de los atentados del domingo. Tras el servicio oficiado la noche del Domingo de Ramos en la catedral de San Marcos donde se produjo el segundo ataque que dejó 17 muertos, las familias han despedido a los suyos. Mientras el país despertaba el lunes en estado de emergencia, después de que el presidente Abdel Fatah Al Sisi declarara la medida excepcional que entró en vigor el lunes tras aprobarla un Parlamento bajo control absoluto del rais.
El presidente egipcio pretende proyectar así una imagen de control y seguridad y así lo manifestó en sus primeras declaraciones tras el atentado. Sin embargo las críticas contra él y su Gobierno por lo ocurrido no hacen sino aumentar. Pocos creen que el recién declarado estado de excepción vaya a servir de algo en su lucha contra el terrorismo. "¿Qué pueden hacer las fuerzas de seguridad que no estén haciendo ya? Detener indiscriminadamente, acosar, juzgar en tribunales militares a civiles?", apunta el joven copto Tamer.
La mañana del Domingo de Ramos se cubrió de sangre en Tanta poco antes de iniciarse la homilía de esta festividad que da inicio a la Semana Santa. Los muertos pronto alcanzaron la veintena con los testigos describiendo imágenes dantescas y fallos en la seguridad. Un fallo que muchos atribuyen a esa falta de esfuerzo del Gobierno de Sisi. Tres horas más tarde, en Alejandría, un suicida se hacía explotar poco después de que el papa copto Tawadros II hubiera abandonado la Iglesia de San Marcos, la sede de la Iglesia Copta Egipcia. Dáesh reivindicaba el atentado apenas unas horas después.
Los atentados del domingo han dejado a la comunidad conmocionada una vez más y con la sensación de que se hace poco o nada por su seguridad. El lunes, las Iglesias de todo el país se convirtieron en lugares de oración y de duelo.
En mitad de la Semana Santa y encerrados en sus Iglesias muchos cristianos empiezan a criticar al Gobierno. Poco después de los atentados estallaron protestas aisladas en Alejandría. Los gritos pidiendo la caída del régimen fueron acallados por las fuerzas de seguridad, pero no se puede acallar el pensamiento y los cristianos ya no compran las buenas palabras de Sisi.
Los coptos son apenas el 10% de 100 millones de egipcios, los ataques contra ellos son frecuentes, pero en los últimos años se han convertido en objetivo islamista sin que la comunidad sienta que tiene el respaldo de las fuerzas de seguridad. El principal problema en la política de Sisi radica en pensar que puede acabar con el terrorismo sólo con medidas de seguridad. Olvida el sectarismo que ha arraigado en el país y que educación, medias económicas y respeto a las libertades son fundamentales "para evitar que los jóvenes no se vean arrinconados y acaben radicalizándose", apunta el joven Tamer.