Feliz domingo de rescate sin muertos
A bordo del 'Golfo Azzurro' enfrente de la costa libia
La Valeta
El resumen de un domingo de rescate sin muertos es el siguiente: 14 voluntarios de la organización no gubernamental Proactiva Open Arms han salvado con dos lanchas rápidas de seis metros a 389 náufragos en ocho horas de intenso trabajo en el Mediterráneo central. Entre los rescatados hay 91 mujeres, seis de ellas embarazadas, 14 niños menores de diez años, incluidos los gemelos ghaneses de un año Richard y Richmond, y 84 menores entre diez y diecisiete años no acompañados.
Más información
A las ocho de la mañana ha sido localizado la primera patera, una rubber boat (barcaza de goma), a unas 28 millas náuticas (una milla igual a 1.852 metros) de la costa libia, a la altura de Rash al Hamra, al este de Trípoli, la capital de un país sin estado.
Las dos lanchas rápidas han recorrido esa distancia en menos de una hora gracias a las coordenadas indicadas por un petrolero que se ha topado con el bote de goma que se desplaza con un motor de cuarenta caballos.
La inmensa mayoría de los 128 pasajeros a la deriva son subsaharianos. Las 25 mujeres, una de ellas embarazada de nueve meses y tres bebés, son los primeros evacuados. Algunas apenas se mantienen en pie y se derrumban en la lancha a plomo. Varias de ellas asoman la cabeza por la borda e intentan vomitar.
Una docena de hombres de diferentes nacionalidades se han sentado en el frontal de una de las lanchas. Van diciendo sus nacionalidades con calma. "Libia es el diablo. Sus habitantes nos tratan a patadas. No tienen piedad de nosotros", comenta un costamarfileño llamado Mohamed que ha pasado tres meses encarcelado en condiciones brutales.
Otro de los pasajeros, originario del norte de Nigeria, comienza a rezar en voz baja, sus compañeros le imitan, uno de los más jóvenes llora desconsoladamente tapándose la cara como si sintiera vergüenza. Un grupo de mujeres empiezan a cantar. Uno de los socorristas, Javier Cabra, reconocería después que "se me han saltado las lágrimas mientras escuchaba sus cánticos".
Más información
Una hora después aparece el Golfo Azzurro y comienza el traslado de los náufragos. En el barco el equipo médico pasa revista a todos los refugiados. "Hemos encontrado casos de malaria, algún niño entre ellos, un par de refugiados con sarna y un herido de bala", explica la doctora Marta Talayero. Decenas de personas están afectadas por crisis de ansiedad y mareos. Pero no hay ningún caso grave.
El Golfo Azzurro recibe otra alarma. Hay un barco de madera a unas 24 millas náuticas del primer rescate. Sin descansar un minuto las dos lanchas recorren la distancia en menos de una hora.
La barca, un antiguo pesquero con bandera libia, está muy escorada, va muy sobrecargada con 261 refugiados, y existe riesgo de que vuelque. La inmensa mayoría son eritreos.
Se decide evacuar primero a todos los hombres que van sentados en la sobrecubierta. Y después se sigue con las 66 mujeres y los once niños menores de diez años. "Han sido dos rescates muy ordenados y con buenas condiciones meteorológicas. Sabemos que los eritreos son muy tranquilos y asumen las indicaciones que les da sin oponerse", comenta Anabel Montes, una de las socorristas con más experiencia en este tipo de misiones.
"No es lo mismo verlo en la televisión que en directo. El rescate ha superado mis expectativas. Sin esta ONG posiblemente estas 400 personas que llevamos a bordo no hubieran sobrevivido", cuenta Jordi Villacampa, exjugador de baloncesto internacional, después de finalizar el rescate.
Las dos lanchas rápidas han realizado 19 viajes para transferir a los refugiados de las dos barcazas al Golfo Azzurro. Les espera veinte horas de navegación hasta llegar a un puerto de la isla de Sicilia donde serán entregados a las autoridades italianas.