El último adiós a la 'Pasionaria de Rabat': "¡Salud y República!"
La 'Pasionaria de Rabat' falleció en la capital marroquí el 22 de agosto y este miércoles fue enterrada en el cementerio cristiano de la ciudad, en presencia de amigos y el cónsul de España
Rabat
En el cementerio, sin cruces, curas ni misa, se leyeron algunos textos enviados por amigos que no pudieron estar presentes, entre ellos uno del arabista y exdirector del Instituto Cervantes de Rabat, Federico Arbós, que la conoció a su llegada a Marruecos y pudo disfrutar una década de su amistad. Y en el último adiós se evocó su saludo favorito: "Salud y República". Precisamente con los colores amarillo, rollo y morado fue enterrada, enrollada en la bandera republicana.
Se ha muerto sin ver su sueño cumplido, la tercera república. Esta mujer valiente y moderna, colgaba de su balcón esta bandera cada 14 de abril y brindaba con una copita de champán.
Exiliada y refugiada en el Rabat del Protectorado francés, donde participó activamente durante los años cuarenta en la organización del movimiento antifascista y en la acción conjunta de las fuerzas de izquierda españolas, francesas, marroquíes, al mismo tiempo que trabajaba en el Colegio Real y después como secretaria e intérprete del Príncipe Mulay Hassan, el futuro rey Hassan II.
Le acompañó en múltiples viajes aunque ella destacaba el de Bruselas a la exposición universal del 1958 porque "trabajamos poco y todos los empleados pudimos visitarla". Nunca se explicó cómo el futuro monarca la fue a buscar para trabajar con él siendo "refugiada y roja", como presumía siempre.
Hasta el final luchó por la igualdad de la mujer. Defendía y aplaudía incluso a Angela Merkel a pesar de considerarla "rival y contraria" a sus ideas porque "lleva derechos a todos los alemanes y al mundo entero". Y a los jóvenes españoles les decía que no tuvieran "miedo" y les incitaba a que salieran a "protestar sin tirar piedras ni un tiro".
Veía la televisión, oía la radio y leía constantemente, pero los dos últimos dos meses ha estado 'pachucha'. No podía levantarse de la cama porque no tenía bastantes fuerzas sobre todo por su pierna y tampoco muchos ánimos. A su lado estuvo Fátima, que "la cuido tan bien". Pero por la casa no dejaron de desfilar muchos españoles que la querían y le hacían compañía. No murió enferma, simplemente poco a poco fue comiendo menos. No tenía apetito y tomaba zumos de fruta y sopas.
Una persona cercana detalló a la Cadena SER que "hace poco más de un mes fueron a verla la asistente social de Casablanca con alguien de la Embajada pero no quiso ir ni a la clínica ni ponerse suero ni nada. Quería quedarse en su casa tranquila salvo algo especial... y así fue".
Personal del Consulado de España en Rabat se encargó de avisar a la policía de su muerte porque sus familiares viven fuera del país. Una vez tuvieron la autorización de su hijo desde Praga, comenzaron los trámites del sepelio.
Pocos españoles que hayan vivido en Rabat no han pasado por la casa de Paquita, que dominaba el francés porque había estudiado en París. Estaba llena de vida y de anécdotas. Una recurrente de cuando vivía de joven con su familia en su ciudad natal, Madrid, era que en su vivienda residió Tomás Bretón y allí precisamente compuso la obra 'La Verbena de la Paloma'.