Luchando contra el agujero negro informativo en Egipto
Entrevista con Lina Attalah, directora de la publicación crítica Mada Masr
Madrid
Cada vez que el presidente egipcio viene a Europa es recibido con todos los honores. Francia o Rusia han firmado contratos millonarios para venderle armas, y parece un aliado ineludible para la estabilidad en Oriente Próximo en palabras de los líderes de la Unión. Pero luego llegan los informes en los que se acusa a su régimen de la desaparición de cientos de activistas, de torturar a disidentes o de bloquear medios de comunicación críticos. Mada Masr, uno de esos medios, sigue luchando por hacer llegar a los egipcios esa otra realidad que no cabe en los salones políticos europeos.
Mada Masr nació en 2013, al calor del movimiento de protesta que cristalizó en el levantamiento popular de la plaza Tahrir. Se definían entonces como algo “inevitable”, porque inevitable era proporcionar a la sociedad egipcia un periodismo fresco e imaginativo; su directora Lina Attalah lo define como un “periodismo crítico y empático”, en la entrevista que hace con la Cadena SER aprovechando una visita a Madrid invitada por Casa Árabe.
CONTRA EL AGUJERO NEGRO INFORMATIVO EN EGIPTO
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Desde el pasado mayo la web de Mada Masr está bloqueada dentro de Egipto, pero Attalah explica que ni por un momento han pensado en dejar de hacer un trabajo que nunca están muy seguros de si alguien va a leer. “Hemos sido muy constantes en buscar otras vías como redes sociales, o webs amigas de países vecinos. No hay muchos como nosotros haciendo esto y si lo dejamos de hacer, Egipto caerá en un agujero negro informativo”.
Amnistía Internacional o Human Rights Watch denuncian violaciones constantes y crecientes de las libertades más elementales de los egipcios: desde redadas por inmoralidad, a la ‘desaparición’ de activistas.
La desaparición y muerte del investigador italiano Giulio Regeni es el caso más mediático precisamente por tratarse de un extranjero. Pero hay cientos de casos. Un tribunal de apelación acaba de confirmar la sentencia de cinco años de cárcel para Alaa Abdel Fatah, un activista político y de Derechos Humanos, y miembro del equipo fundador de Mada Masr, acusado de organizar una manifestación ilegal. “Políticamente la situación en Egipto es tan sombría, dice Attalah, que tendemos a agarrarnos a pequeñas esperanzas”, que otra vez más han quedado rotas.
Pero el régimen egipcio ha sido muy exitoso contrarrestando esto en el exterior con el mensaje de que son garantes de la seguridad y estabilidad frente al terrorismo. “La cosa se ve de una manera ligeramente distinta desde dentro”, explica la periodista, porque el tema del terrorismo queda en un segundo plano frente al de la situación económica. “La crisis económica está rasgando el discurso maquinado por las autoridades. Las medidas contra la crisis fiscal están castigando a la gente”.
Siendo fieles a esa idea de un periodismo empático, Attalah defiende un trabajo constante de los periodistas con la sociedad para cubrir mejor estas realidades. “Hemos trabajado con la gente para pensar todos juntos sobre cuáles son los efectos reales de estas políticas y cómo estas políticas son vividas por la gente”. Y eso se concreta en reportajear sobre las comunidades agrícolas y cómo lidian con la inflación por ejemplo: “la gente deja de hacer algunas comidas o se acuesta antes para ahorrar”.
Attalah reflexiona sobre cómo el icono de la revolución en Tahrir es tan poderoso que se convierte en algo paralizante. “Yo no quiero caer en la nostalgia, acabar mirando a la plaza y llorar”. Por eso cree que la etapa en que está ahora su país debe afrontarse desde estos tres conceptos: Lidiar, sobrevivir y resistir.