Melendo y Diego López frenan al Barcelona

El primer gol de Óscar Melendo con el primer equipo del Espanyol, en el 88’, sirve a los pericos para ir con la mínima ventaja al Camp Nou. El Barcelona no perdía desde el 16 de agosto, en la Supercopa de España, contra el Real Madrid. Diego López fue clave, salvando una pena máxima de Messi con un auténtico paradón. El partido sorprendió por su baja intensidad hasta los últimos minutos. El gesto feo del partido estuvo a cargo de algún aficionado del Espanyol, que lanzaron objetos a Cillesen y llegaron a golpearle en la cara. Afortunadamente, no revistió gravedad.

Los primeros 20 minutos del partido se asemejaron más a un partido de ida de los dieciseisavos que a unos cuartos de final entre dos equipos de la misma ciudad. No habríamos podido demostrar que había porteros, de no ser por una falta por encima del larguero de Messi y una mano de Diego López a un tímido disparo de Busquets.

Unos minutos más tarde, en el 24’, Piqué remataría al fondo de la red en claro fuera de juego, que acertaron a señalar los colegiados. Como durante toda la primera parte, vimos una extremadamente conservadora versión del Espanyol que no quería ni ver el balón y se limitó a encerrarse, con la excepción de Gerard Moreno que actuaba como un desolado islote, demasiado alejado del juego.

A consecuencia de un Espanyol que cada vez se cerraba más, fuimos viendo al Barcelona acercarse cada vez más al área perica. Bien es cierto, que las llegadas eran más por demérito del Espanyol, que por elaboración de un Barcelona sin el acierto habitual.

Y es que Valverde sorprendió con muchas caras nuevas como las de Cillesen, Digne, Aleix Vidal, Aleñá o Denis Suárez, todos ellos sostenidos por la columna vertebral del Barcelona: Piqué, Busquets y Messi.

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Como se puede comprender, el Barcelona no creó ni llegó como viene siendo habitual, pero por su insistencia y el repliegue del Espanyol, fueron cercando a Diego López. Sin embargo, ni Paulinho primero, ni Denis Suárez más tarde consiguieron abrir la lata.

En el descanso, aquel momento donde se ganan tantos partidos, Quique Sánchez Flores decidió cambiar la imagen de su equipo a una más ofensiva, con la inclusión de Leo Baptistao por Sergi Darder.

En la segunda estuvimos ante otro partido en el que el Barcelona tuvo siempre la preocupación de cuidar su espalda de la velocidad de Baptistao y Moreno. Aun así, llevaron el peso del partido y suyas fueron las acciones claves en los primeros minutos.

En el 53’ debió ser expulsado Aaron Martín por segunda amarilla tras frenar a Sergi Roberto con un agarrón cuando se internaba en el área. Sin embargo, De Burgos Bengoetxea no se la mostró. Cuatro minutos más tarde, Sánchez Flores retiraría del terreno de juego al lateral.

Siete minutos más tarde sí acertaría el colegiado señalando penalti a favor del Barcelona por una entrada de Granero sobre Sergi Roberto, en una torpe acción del madrileño, que le atropella. Iturralde González afirmó: “Le pisa”.

Pero el protagonista este miércoles de Copa no sería Leo Messi, si no Diego López que haría una estirada impresionante para lanzar el buen lanzamiento de Messi fuera.

El Espanyol y su afición -o su afición y el Espanyol, no queda muy claro el orden- se crecieron y empezaron a pisar área culé con peligrosas llegadas, la mayoría de ellas concentradas sobre la banda derecha, no muy bien defendida por Digne.

En una de ellas,  Marc Navarro se tomó un segundo para valorar las opciones y decidió inmejorablemente, poniéndosela atrás al canterano Melendo, que no falló.

Una buena acción del Espanyol le basta a los pericos para llegar con ventaja al Camp Nou, donde probablemente se encuentren un Barcelona arreglado con otras caras y que nos recordará más al habitual. Lo que es seguro es que los pericos son los que van con ventaja y mucho tienen que ver en ello Diego López y Quique Sánchez Flores.