Los desconocidos hobbies de Stalin... podría haber vivido en Malasaña

Hace un par de meses hablamos en La Redada de las aventuras de juventud de Iosif Stalin. Desde la infancia en su Georgia natal hasta su juventud rebelde como poeta y comunista libertario por la estepa rusa. Una vez Stalin accedió al poder en la URSS, se conoce su faceta de dictador pero también tenía una vida de tiempo libre.

1. Stalin era un amante de los vinos. No bebía en exceso, pero sí que era todo un entendido en enología y le gustaba siempre tener en su bodega unos cuantos caldos de calidad. Su favorito era un tinto llamado Khvanchkara, una variedad típica del oeste de Georgia y que tiene como principal cualidad ser semidulce. ¿Problema? Que le gustaba mucho beber con otra gente del partido y justamente él era el que menos le afectaba el alcohol, así que iba tomándole la matrícula a cualquiera que se pasaba de incauto. 

2. Le encantaba el cine. Esto es muy de moderno. Stalin no tenía un blog en el que iba criticando las películas, directamente buscaba al actor que no le gustaba en una película y se lo decía a la cara (amenaza incluida). Stalin además era bastante puritano para las escenas, no le gustaban las películas sugerentes. No solo veía películas rusas, también le gustaban mucho las películas americanas.

3. Era un lector voraz. A su muerte dejó una biblioteca de más de 25.000 ejemplares. Lo curioso de todo es que muchos de ellos los empezó e iba dejando apuntes en muchas de las páginas. El propio Stalin decía leer unas 500 páginas diarias. 

4. No fue buen suegro. Le hizo pasar las de Caín al marido de su hija Svetlana, que por cierto era director de cine. Hubo algo que no le cuadró de él y el castigo que le metió fue bastante severo.

Si te has quedado con ganas de más Stalin, aquí tienes podcast con sus aventuras de juventud: