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El PP afronta una batalla reñida por la segunda vuelta

El equipo de Santamaría asegura que tiene “amarrados” a sus compromisarios porque ella es la más votada por los militantes y ya cuenta con la mitad de las circunscripciones

Mientras los colaboradores de Casado sostienen que al echar números les sale a su favor un mínimo de 2.000 de los 3.184 compromisarios que irán a votar

En el PP temen la ruptura que se puede producir en el Congreso Extraordinario y, por eso, ya hay “importantes presiones” para que haya una candidatura de integración

El PP afronta una batalla reñida por la segunda vuelta

Sáenz de Santamaría y Casado continúan con la carrera por la presidencia del partido.

Madrid

La pelea se presenta reñida. Sobre todo porque tanto desde la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría como desde la de Pablo Casado dan ya por hecho que cuentan con los compromisarios que necesitan para ganar.

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Por un lado, el equipo de la exvicepresidenta cree que los tiene "amarrados" porque ella ha sido la lista más votada por los militantes y encima cuenta con la mitad de las circunscripciones.

Por el otro, los colaboradores del exportavoz popular aseguran que al echar números las cuentas les salen a su favor: un mínimo de 2.000 de los 3.184 compromisarios que irán a votar.

Ante esta situación, en las filas conservadoras cunde la alarma. Temen que el partido se rompa y, por eso, aumentan "las presiones" para que haya integración. Pero Casado ha dicho que irá "hasta el final". No le preocupa mucho la situación de su máster y sigue adelante con una intensa agenda.

Él quiere un proyecto nuevo y como repite siempre que "no se debe hacer lo mismo con los mismos", esta mañana se ha puesto a trabajar en "un frente anti Soraya". Ha hablado con los candidatos que anoche no pasaron el corte y les ha ofrecido ir todos juntos: "Si alguno de los candidatos hubiera sacado un 50 por 100 de los votos, con una diferencia de un 15 por 100 sobre el segundo, no habría segunda vuelta. Pero es que la diferencia ha sido solo de un 3 por 100 y hay cuatro candidaturas que representamos el 63 por 100. Por eso queremos afrontar las normas que nos dimos y que esas dos terceras partes del partido también puedan elegir a su presidente".

De todos modos, para que sus planes se puedan convertir en realidad, Casado debería contar con los compromisarios de María Dolores de Cospedal quien ayer decidió "abrir un período de reflexión". Y como hoy la exsecretaria general del PP no ha hablado, todo sigue abierto.

A muchos de sus compañeros les cuesta pensar que "se va a rendir" y consideran que si juega bien sus cartas, al final, "la derrotada" puede ser "una figura clave" en todo este proceso. Sobre todo si con ella arrastra el voto de Galicia, donde se impuso.

Aunque habrá que ver los movimientos de Santamaría. Por el momento solo habla de "unidad" porque es lo que le han pedido los militantes en campaña. Aunque en los próximos días activará la maquinaria. Hablará con todos los barones territoriales y, según Efe, irá a Euskadi, Canarias y Ceuta.

Además, en estos días resultará también interesante ver cómo se posicionan los popes del PP. José María Aznar ha pedido esta mañana "la refundación" de su partido y todos los populares saben que solo ve a Casado al frente de ella.

Pero también Santamaría tiene sus refuerzos. Muchos cargos de la cúpula conservadora quieren que la persona que ganó ayer, se imponga en el Congreso Extraordinario de los días 20 y 21 de julio. No quieren otro resultado. Les parece que sería "todo un problemón".

Por todo ello algunos ya han empezado a mover sus hilos. Por ejemplo, hablan de Javier Arenas, a quien le interesa que siga la exvicepresidenta para mantener su poder. O de Rafael Hernando, portavoz del Grupo Popular, quien por lo visto también trata de hacer fuerza a su favor. Aunque todavía hay algunos -como Fernandez Martínez Maillo- que se mantienen neutrales. A la espera de ver cómo avanza la situación.

Todos tratarán de influir de una u otra forma e intentarán alcanzar un pacto. Si lo logran, la persona elegida saldrá aclamada del cónclave a final de mes. Pero si no hay acuerdo, entonces el futuro del PP estará en manos de sus compromisarios. De los cuales, 522 son miembros natos. Es decir que pertenecen a lo que se conoce como “el aparato” del partido. Y, por tanto, en buena medida, están “controlados” por las direcciones regionales. Así que cada uno tenderá que convencer al resto.

 
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