Romy Schneider: atormentada por el pasado nazi de su madre y el acoso sexual de su padrastro
La grabación de esa confesión de la actriz alemana sale a la luz 42 años después
París
La actriz alemana Romy Schneider (1938-1982), mítica en su corta vida por su belleza, sus películas y sus controvertidos amores, se sentía atormentada por la intimidad que su madre había tenido con Adolf Hitler y por el acoso sexual que sufrió de su padrastro. En una noche de 1976 en Colonia, confesó estos y otros horrores a la periodista alemana Alice Schwarzer. La grabación de horas de conversación sale ahora a la luz 42 años después y Arte TV ha emitido un magnífico documental realizado por Patrick Jeudy y Charly Buffet con material de este interesante registro.
Además de la muerte dramática por accidente de un hijo de 14 años y el suicidio de un exmarido (de los que no habla en el documental), Schneider tenía al parecer traumas de su niñez en Berchtesgaden, los Alpes bávaros. Los padres de la actriz, ambos nacionalsocialistas y el incluso del grupo militar SS, construyeron una casa a unos 2 kilómetros de la de Hitler, y situada justo enfrente.
En la grabación se escucha a Romy como le pide a la periodista y feminista Schwarzer "que no la traicione", que va a hablar de algo muy doloroso pero que por favor apague la grabadora... Schwarzer rellena con mucho tacto estos huecos explicando que Romy está convencida que su madre, Magda Schneider, tenía una relación íntima, que se acostaba con Hitler. En todo caso Magda Schneider, actriz del régimen, aparece en documentales de la época junto al dictador.
En otro momento del documental Romy confiesa que el segundo marido de su madre, Hans-Herbert Blatzheim la acosa sexualmente cuando ella es una adolescente. "Romy siente que su madre no la protege, pero no quiere herir a su madre que la sobrevivirá catorce años", indica Schwarzer. "Magda, muy oportunista toda su vida", utilizó a su hija para "limpiar" su carrera tras el régimen nazi, pues llegó a hacer roles simultáneos, por ejemplo en "Sissi emperatriz", donde Romy alcanza su primer éxito con 16 años y recién salida del internado. Confiesa lo mucho que odió hacer tantas veces el papel de Sissi ( una película rosa que trata de hacer olvidar a alemanes y austríacos la dictadura, la barbarie y la guerra).
La intérprete está en 1976 en lo más alto de su carrera. Rueda con Claude Sautet (César y Rosalía, entre otros films), con Francis Girod, Pierre Granier-Deferre, Claude Chabrol, Michel Deville y Luchino Visconti. Pero se "siente sola y triste".
La entrevista se desarrolla prácticamente en francés, porque según Schwarzer , Romy llegó a odiar su lengua materna, el alemán, que representaba sus fantasmas de la niñez y adolescencia y todo el régimen Nazi. En algún extracto se la oye despotricar de los paparazzi que la persiguen a todas partes. "La prensa francesa puede llegar a ser asquerosa, pero la alemana además me trata como la merde".
En las imágenes se ve a Romy Schneider extremadamente franca pero también muy sensible. Dicen que Visconti había descubierto en ella el "spleen alemán", su melancolía. "Podía ser dominante y sumisa, fuerte y débil, cambiaba constantemente", dice Alice Schwarzer. Romy moriría cinco años más tarde en circunstancias sin aclarar, en un hotel de París tras haber ingerido alcohol y medicamentos.