May alerta a los diputados de una suspensión del Brexit antes que una salida sin acuerdo
May ha reclamado a los diputados que "vean de nuevo este acuerdo" y piensen cómo los juzgará la historia.
Madrid
A escasas horas de que la Cámara de los Comunes británica se convierta en el epicentro político de Reino Unido y de toda Europa, la primera ministra británica Theresa May ha quemado su último cartucho en la tarde del lunes en Westminster al utilizar su discurso ante los diputados para hacer un último llamamiento y tratar de convencerles de que respalden el acuerdo del Brexit, porque un "no" llevaría al país a un escenario sombrío. Aunque comienzan a agotarse todas las opciones, May ha insistido en que la intención del Gobierno es abandonar la UE el 29 de marzo.
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Previamente a su comparecencia ante los legisladores británicos, May dijo durante una visita a una fábrica que considera ahora más probable que el Parlamento pueda bloquear el Brexit, e incluso suspenderlo, en lugar de permitir que Reino Unido abandone el bloque comunitario sin acuerdo.
May ha reclamado a los parlamentarios que respalden su acuerdo "por el bien del país" y ha valorado positivamente las nuevas garantías de la UE, que según ella tienen "fuerza legal" sobre el respaldo en Irlanda del Norte. Ha admitido, sin embargo, que Bruselas no está de acuerdo en poner un límite de tiempo a la salvaguarda irlandesa. Pero para la oposición, la carta enviada desde la UE este lunes para tratar de ayudar a May es más de lo mismo.
May ha reclamado a los diputados que "vean de nuevo este acuerdo" y piensen cómo los juzgará la historia. "Cuando se escriban los libros de historia, la gente preguntará si los parlamentarios cumplieron la voluntad del pueblo británico y si aseguraron la economía, la seguridad y la unión del país".
La 'premier' británica ha dicho este lunes en Westminster que si los parlamentarios apoyan el texto, Reino Unido y la UE tendrán casi dos años por delante para negociar un acuerdo comercial final y ha dejado claro que Londres nunca permitirá el regreso a una frontera "dura" entre las dos ‘Irlandas’.
Pero, salvo sorpresa de última hora, todo apunta a que May va directa a una derrota política histórica y de dramáticas consecuencias, incluso después de que la Unión Europea haya tratado este lunes de ofrecer más "aclaraciones" al acuerdo en un último intento de ayudar al Gobierno británico, aunque también ha recordado que el texto es un libro cerrado y que no se renegociará.
May, salvo que logre este martes dar la vuelta a todos los pronósticos, no conseguirá el respaldo de los parlamentarios a su Acuerdo de Retirada. Se estima que al menos 100 diputados conservadores se unirán a los 10 del Partido Unionista norirlandés junto al resto de la oposición para decir un rotundo 'no' al acuerdo pactado con Bruselas.
Un dato que viene a respaldar el hecho de que una inmensa mayoría de 'tories' no han cambiado de idea es que el responsable de garantizar la disciplina de voto en el Partido Conservador, Gareth Jonhson, ha dimitido unas horas antes de la votación por estar en desacuerdo con el acuerdo de salida que presentará Downing Street.
Si May no vuelve aplazar la votación de este martes, como ya hizo en diciembre, y el Parlamento rechaza el documento, Reino Unido se sumirá en un territorio desconocido pero que abre un abanico de opciones. De entrada, se podría aplazar la fecha de salida hasta julio (algo que ya se baraja en el seno comunitario); se podría consumar el divorcio pese a no haber acuerdo (algo que es muy poco probable debido a la catástrofe económica que supondría). También May podría dimitir y convocar elecciones anticipadas, algo que ha vuelto a reclamar este lunes el líder de la oposición, Jeremy Corbyn. De entrada, si May no supera la votación, tendrá tres días para presentar un 'plan B'.
Para May, el riesgo de una "parálisis" en el Parlamento induce a la posibilidad de que no haya Brexit el próximo 29 de marzo. Ha recordado, no obstante, a los distintos partidos que el Parlamento votó "abrumadoramente" a favor de activar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa --inicio formal del proceso-- hace casi dos años y que en sus programas electorales de 2017 se incluían compromisos explícitos para llevar a cabo el Brexit.
La primera ministra ha descartado, en cualquier caso, prorrogar los plazos para ganar tiempo o celebrar un segundo referéndum, dos de las hipótesis barajadas en las últimas semanas ante la falta de consenso.
CRUCE DE CARTAS
En un intento de lograr el respaldo del documento, el Gobierno británico y las principales autoridades europeas se han cruzado este lunes sendas cartas en las que, según May, se incluyen "nuevas y valiosas aclaraciones y garantías" por parte de la Unión Europea, entre ellas el compromiso para negociar "rápidamente" y evitar la hipotética aplicación del plan de emergencia para Irlanda del Norte.
May ha explicado que hay un "compromiso" en Bruselas para comenzar a trabajar en la relación futura "cuanto antes", inmediatamente después que el Parlamento británico ratifique el Tratado de Retirada. No obstante, también ha reconocido que la parte europea es reacia a poner un plazo límite al 'backstop' --la salvaguarda en jerga comunitaria-- en caso de que llegue a aplicarse.
En su misiva, May ha descrito como "infundados" los miedos de las dos partes a que dicho 'backstop' pueda ser utilizado por Londres o Bruselas como palanca en el futuro diálogo. En este sentido, ha esgrimido que "ningún gobierno británico" se arriesgaría a poner en peligro los acuerdos de paz de 1998 en Irlanda del Norte y que la UE tiene el "compromiso" de negociar con urgencia, sin dejar pasar el tiempo innecesariamente en la fase de transición.
Tanto la UE como el Reino Unido quieren evitar la devolución de los puestos de guardia y los controles fronterizos, por lo que se incluyó en el acuerdo algo que se llama el 'respaldo' (una especie de red de seguridad).
Sin embargo, eso significaría que Irlanda del Norte, aunque no el resto del Reino Unido, estaría sujeto a algunas normas de la UE.
El respaldo debe ser un último recurso y la primera ministra insiste en que si todo sale según lo planeado, nunca se utilizará. Pero muchos parlamentarios, incluso dentro de sus propias filas, creen que este punto podría ser una trampa que obligaría a Reino Unido a estar bajo las normas europeas para siempre, o al menos hasta que Bruselas lo decida.
Las advertencias de este lunes son el último intento de la 'premier' británica para persuadir a los parlamentarios que apoyen su plan para el Brexit suscrito con la Unión Europea.
"Confío en que nunca tengamos que usar el 'backstop'", ha apuntado May en la carta, en la que ha abogado por que una potencial ampliación de la transición llegue "como muy tarde" a finales de 2021, es decir, que la prórroga solo sea de un año. También ha confirmado que, en caso de que el acuerdo final esté en fase de ratificación a finales de 2020, Reino Unido intentará aplicarlo de forma "provisional" mientras se concluyen todos los trámites.
Por su parte, la Unión Europea ha enviado una carta al Ejecutivo de May en el que ha dejado negro sobre blanco una serie de aclaraciones sobre el llamado 'backstop'. La misiva recuerda que el plan de contingencia no es "una trampa" para mantener a Reino Unido de forma indefinida en la unión aduanera y recalca que no socavará los acuerdos de paz del Viernes Santo.
La misiva, firmada por los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo europeo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, subraya que el plan de contingencia no es la solución preferida por la UE para evitar una frontera entre el Úlster e Irlanda y que no representa un intento de la UE por anexionarse Irlanda del Norte.